Un blog de literatura y de Madrid, de exposiciones y lugares especiales, de librerias, libros y let

lunes, 10 de agosto de 2015

"Una horita corta" Relato de Rocío Díaz Gómez - Semana Mundial de la Lactancia Materna



Esta semana pasada, del 1 al 7 de agosto se celebra en más de 170 países la Semana Mundial de la Lactancia Materna, destinada a fomentar la lactancia materna, o natural, y a mejorar la salud de los bebés de todo el mundo. 

Me acordé cuando lo leí de que yo tengo un relato corto que escribí a partir de un poema muy breve de Ada Salas relacionado con este tema. 

Como hace mucho tiempo que no os dejo algun relato os lo voy a copiar. Es "viejuno" os aviso... Me lo premiaron con un Accesit en el año 2003 en Salamanca, más concretamente en Lumbrales, en el  "II Certamen Literario Carmen Martín Gaite" de Villa de Lumbrales.




Una horita corta



                                                                                               Como si nunca
                                                                                               nada
                                                                                               me hubiera sucedido

                                                                                               Salvo esta boca abierta
                                                                                               
                                                                                               Ada Salas




Porque eso de la horita corta ella nunca supo lo que era, aguantaba hasta que le dejaban al crío en los brazos y después ya ni queriendo le salían las fuerzas, que ni pa hablar quedaba... Solo después de contarle los deditos y ver que había salido entero, solo con sentir su boquita pegada a la piel, solo con sentir que el muchacho hacía por vivir, ya le valía a mi Vicen para dejarse dormir una mijita y descansar... ¡Ay carajo que mujer la mía! Que toda la vida se la ha pasado luchando...


La conocí cuando no levantaba ni siete palmos del suelo, escurrida y con cuatro pelillos de hambre que nunca ha logrado domar, aquel día la sentí trajinar entre las vacas hasta que se las valió ella solita para entenderse con ellas y que se dejaran ordeñar. Qué ley ha tenido siempre por esos animales... “¿Sabe usté, me dijo aquel día, que si las vacas se acuestan todas del mismo lado es que va a llover...?” y yo la miré sonriendo porque me hizo gracia el desparpajo de la chavalilla pero no contesté. “Pues ya lo está usté sabiendo” me dijo y se dio media vuelta con un remango que pa qué las prisas en sus pocos años.

No la tocó llegar al mundo a mi Vicen para una vida fácil, vaya que no. La primera de un cerro de hermanos, desde bien chica tuvo que hacerse cargo de mucho más de lo que le hubiera tocado si Dios hubiera asomado por allí el día que nació, pero era Domingo de Ramos y Dios se conoce que andaba con la cabeza en otras cosas que festejar... No daban por ella ni una perra gorda cuando salió al mundo, consumidita y amoratada nació con el cordón enrollao al cuello y si se descuida la partera la saca ya na más que para enterrar. Pero desde cría se afanó por tomarle prestado a la vida hasta la ultima migaja de lo que olvida en la mesa. Y a trancas y barrancas se las apañó para ir saliendo adelante, que como algo se le meta entre ceja y ceja no la verá usté parar...

La madre de mi Vicen después de parirla a ella no dejó de echar críos al mundo, pero o no aguantaban dentro, o fuera no lograban los muchachos sobrevivir poco más.  Porque siempre eran muchachos, que ese era el calvario del padre ver como pasaba el tiempo y que ninguno de los críos quisiera quedarse en el mundo para ayudarle con la casa y los prados. A buenas horas iba a parar él hasta que lo consiguieran. Poca ayuda encontraba mi Vicen en aquella madre que cuando no estaba para tenerlo, estaba para dejárselo hacer, que esa tarea nunca en aquella casa se quedaba para después.  Poco barruntó el padre las consecuencias en su mujer de tanto afán, que de poco en poco iba menguando su salud como las tardes de invierno, menguando sus fuerzas poquito a poco, como para mantener ninguno dentro...

Demasiado siempre por hacer en la casa y demasiado fuera de la casa. Los pies, de puntillas encima de cualquier taburete, bajo el fregadero cuando mi Vicen aún no alcanzaba a trastear con las ollas y los platos. Y trajinar con las vacas y los conejos y las gallinas, mucho por hacer en el huerto y mucho polvo, en aquella casa de ventanas abiertas de par en par, siempre por limpiar.


Quizás fue por eso tan pronto que mi Vicen se dejó engatusar por el primero que arrimándose a ella en el baile le preguntó sí quería ser su novia. Pa chasco iba a perder ella esa oportunidad de marcharse de aquella casa donde no hacía otra cosa que trajinar. Menuda percha que tenía el sinconciencia del que se enamoró. Con una planta que pa qué las prisas y una guasa que gastaba que la traía a ella loca... pero por la calle de la amargura fue lo que luego la trajo. Siete u ocho años anduvo hablando con él, que las cosas entonces se apalabraban para largo y más largo aún, que no se me quita a mí de la cabeza, que siempre las quiso hacer él. Siete u ocho años hablando para que luego se le cruzara otra más espabilada, o desvergonzada,  con la que se casó.

En un suspiro se le fue a mi Vicen su amor. En un santiamén perdió el poco color que siempre tuvo y se le coló por los ojos una tristeza que nunca la abandonaba, una tristeza que siempre mantenía bien estiradas las arruguitas que sus ojos inventaban cuando la risa aún los sorprendía. Lo que pudo llorar en silencio. Lo que pudo echar de menos a aquel tarambana que se marchó con sus ilusiones recién inventadas, que se marchó apenas sin despedirse. Y allí quedó ella, sentada en una curva de aquellos días, viendo pasar las horas y su vida.


Diez largos años, diez, que se dice pronto, aguanté viéndola cada día como iba menguando como antes hizo su madre. Diez largos años, que si me descuido no oigo misa, esperando que llegara alguien que consiguiera dibujar unas arrugas chiquitijas en sus ojos con nuevas risas. Pero no llegaba. De cuando en cuando yo pasaba por su casa para hacerme cargo de las vacas que tenían el parto atravesao. Como médico y medio veterinario del pueblo, después de tanto tratarla de cerca, que desde bien chica y en silencio no se movía ella de los establos si algo malo pasaba con los animales, la conocía mucho más de lo que ella creía.

Un mes me costó cuando ya lo tenía más que requetepensado decidirme a hablarla, un estirado, estirado mes.  No tenía ni idea de qué la iba a decir, cuando la tuviera delante... Cuando me vi allí frente a ella, le solté lo primero que se me vino a la cabeza: “¿Sabe usté que si las vacas se acuestan todas del mismo lado es que va a llover...?” Al principio, durante unos momentos mas largos que un día sin pan, me miró sin decir nada, seria y extrañá. Me miro y me miró como trajinando con las ollas y los platos de la memoria. Pero al poco pareció que quería sonreír y me dijo : “No me diga ¿qué aún se recuerda?”. Me llevé el dedo a los labios y chisté: “No irás ahora a decirme eso de que “...Pues ya lo está usté sabiendo...” 

Porque eso de la horita corta ella nunca supo lo que era, aguantaba hasta que le dejaban el crío en los brazos y después ya ni queriendo le salían las fuerzas, que ni pa hablar quedaba... solo después de contarle los deditos y ver que había salido entero, solo con sentir su boquita pegada a la piel, solo con sentir que el muchacho hacía por vivir, ya le valía a mi Vicen para dejarse dormir una mijita y descansar... 

No gastamos nosotros un noviazgo de los de entonces apalabrados para largo. Ya no éramos mozos, sobre todo yo, y no había mucho tiempo que perder si queríamos que llegaran muchachos.  Mi Vicen desde el primer día me dijo que ella quería tener muchos, muchos críos, altos como castillos, muchos, todos los que no había podido traer al mundo su madre y aún más. Gracias a Dios aunque no han sido tantos, no ha tenido que volver a estar delante de ninguna cajita en el cementerio, que ya bastantes tuvo que ver cuando apenas tenía edad ni conocimiento para echarles de menos. 


Yo sé que compartimos un amor templadito como el tazón de leche de por las mañanas, yo sé que jamás ha sentido por mí ni un “amor primo hermano” del que sintió por el que le robó la risa. No lo ha sentido ni de largo. Pero a su manera también sé que me tiene una ley que nunca le ha tenido a nadie. A nadie. Sé que mi Vicen pelearía con más rabia que cualquiera de los animales que cuida, por mi o por los hijos.

Si usté la viera, si usté hubiera visto sus ojos mirando primero a esos críos, mirándome después a mí, cada vez que ha sentido esas boquitas pegadas a su piel...


©Rocío Díaz Gómez
 



 

viernes, 7 de agosto de 2015

"Camino Soria" de Gabinete Caligari. La música y la literatura



"Becquer no era idiota, ni Machado un ganapán
y por los dos sabrás
que el olvido del amor se cura en soledad..."

Hace un tiempo, dando una vuelta más a la literatura, abri en el blog una sección dedicada a la música relacionada con la literatura. 

Comenzamos con la canción de Vailima de Luis Eduardo Aute. Os copio el vínculo por si quereis recordar la primera entrada:


Hoy volvemos al tema con una nueva canción. En este caso se trata de "Camino Soria" de Gabinete Caligari. Una de mis canciones preferidas de mis ochenta y de Gabinete.

Mencionan a Gustavo Adolfo Becquer y a Antonio Machado en esta preciosa canción del año 87.

No me parece que deba extenderme sobre otros aspectos de la canción o el grupo, pero si os interesa el origen del tema os podéis leer este artículo muy interesante que he encontrado sobre ello:


Vamos allá con la canción:




CAMINO SORIA  de Gabinete Caligari

Todo el mundo sabe que es difícil encontrar
En la vida un lugar donde el tiempo pasa
Cadencioso sin pensar y el dolor es fugaz
A la ribera del Duero existe una ciudad
Si no sabes el sendero, escucha esto:
Lentamente caen las hojas secas al pasar
Y el cierzo empieza a hablar, en una tibia mañana
El sol asoma ya, no llega a calentar
Cuando divises el monte de las ánimas
No lo mires, sobreponte y sigue el caminar

Bécquer no era idiota, ni Machado un ganapán
Y por los dos sabrás que el olvido del amor
Se cura en soledad, se cura en soledad
A la ribera del Duero existe una ciudad
A la ribera del Duero, mi amor, te espero
Voy camino Soria, ¿tú hacia dónde vas?
Allí me encuentro en la gloria que no sentí jamás
Voy camino Soria, quiero descansar
Borrando de mi memoria traiciones y demás
Borrando de mi memoria camino Soria

A la ribera del Duero existe una ciudad
A la ribera del Duero, mi amor, te espero
Voy camino Soria, ¿tú hacia dónde vas?
Allí me encuentro en la gloria que no sentí jamás
Voy camino Soria, quiero descansar
Borrando de mi memoria traiciones y demás
Borrando de mi memoria pasiones y demás

Todo el mundo sabe que es difícil encontrar
Lentamente caen las hojas secas al pasar
Bécquer no era idiota, ni Machado un ganapán
El olvido del amor se cura en soledad

Camino Soria, camino Soria
Camino, camino Soria
Camino, camino, camino Soria
Camino Soria, camino Soria
Soria, Soria











jueves, 6 de agosto de 2015

"Casa de los Poetas" - Un Museo dedicado a la poesía en Soria



Acostumbrada a los Museos de Madrid, da gusto cuando llegas a una ciudad más pequeña y para poder visitar un Museo no tienes más que pedir la llave y te dejan que lo visites el tiempo que quieras tú sola, con la única condición de cerciorarte de cerrar después y devolver la llave. Eso es lo que me ha ocurrido la semana pasada en "La Casa de los Poetas" de Soria.

Este lugar es un homenaje a los poetas que durante un tiempo han vivido en la ciudad y provincia: Becquer, Antonio Machado, Gerardo Diego entre los más importantes.

Está ubicado en la tercera planta del Casino Círculo Amistad de Numancia, un edificio noble en todo el centro de la ciudad que por si solo ya supone un lugar obligado de visita por su carácter cultural, su historia y su arquitectura. Le dedicaremos una entrada en el blog a este lugar para que podáis haceros una idea de cómo es.

Pues bien en ese edificio y cómo os decía en la tercera planta hay un pequeño Museo sobre la poesía de estos tres importantes poetas que hemos señalado principalmente, aunque también hay un recordatorio de otros que también han estado por allí. Allí encontraremos todo tipo de referencias a estas figuras de la poesía, carteles, audiovisuales, objetos que han sido de sus protagonistas, rincones especialmente dedicados a su vida, grabaciones, fotos, libros...





 Éstas tres fotos que viene a continuación pertenecen a la escalera de acceso al Museo. También existe un ascensor, pero si subes andando puedes apreciar ya estos papeles dedicados con detenimiento a Machado.












Cómo os contaba nos encontramos nada más entrar con un audiovisual que recuerda a las leyendas de Becquer. 



 
Sigues el itinerario y te vas encontrando con objetos que pertenecieron a la casa de Antonio Machado y Leonor. Al poeta le puedes escuchar recitando en un gramófono de la época. También cómo podéis apreciar en la foto de debajo hay un recuerdo a su faceta de profesor. Un rincón muy agradable con su pupitre, su pizarra y el globo terraqueo que parece ser que tenía encima de la mesa... Él estuvo enseñando en el Instituto de Soria dónde se puede visitar su Áula.






En el apartado dedicado a Gerardo Diego podemos contemplar el piano del Casino Amistad Numancia que utilizaba el poeta en sus años en el Casino. Y en un viejo teléfono de la época, de principios de siglo, también podemos escuchar su voz recitando distintos poemas de cuando la conferencia del escritor en la Casa de la Cultura de Soria en 1974.


Para finalizar la visita te dan la posibilidad de que puedas escribir tus propios versos o lo que quieras en las hojas de "un olmo", rememorando al de Machado, diferente. Y puedes ver un audiovisual de Soria.

Ah y también, por supuesto, hay un reflejo de otras personalidades de las letras que también han dejado su testimonio en Soria. Las palabras de Miguel de Unamuno, que en 1907 cantó a la "sierra de Castilla", Dionisio Ridruejo, Lorenzo Soler, Mariano Granados, que fundó algunos periódicos sorianos, o Julio Llamazares.



Lo cierto es que me gustó este Museo. Se puede visitar en un ratito porque es pequeño, pero también es tranquilo y acogedor. Está iluminado tenumente, es entretenido y curioso.

miércoles, 5 de agosto de 2015

"Serpientes en el paraíso" de Alicia Giménez Barlett


Ya sabéis que de vez en cuando yo vuelvo a mis novelas de detectives. Me gustan mucho. Es la mejor forma de evadirse, a veces es tan necesario que te tengan ahí pilladas para volar lejos de lo cotidiano... 

Entre ellas está la serie de Alicia Giménez Barlett de Petra Delicado. Ya me he leído unas cuántas, cuatro para ser exactos. Y en esta ocasión me dejé llevar por la quinta entrega de la saga: "Serpientes en el paraíso".

Bueno pues ahí he estado "viviendo" con Petra y con Fermín unos días. Aunque he de reconocer que no es de los libros suyos que más me han gustado...

En este caso el argumento es la resolución del asesinato de un abogado que aparece muerto en su piscina. Un crimen en una zona residencial. En esta ocasión ese es el espacio donde se desarrolla la acción a investigar: Una zona acomodada de casas unifamiliares con piscina y personal de servicio. Una urbanización tranquila, de anchas calles y apenas tiendas o bares con lo que necesitan estos detectives un buen café... Una zona donde aparentemente se respira sosiego y felicidad. Pero cómo dice el título: Hay serpientes en el paraíso... Por otra parte está la visita del Papa a Barcelona que se desarrolla casi al mismo tiempo y afecta al trabajo de nuestra inspectora, que por otra parte es atea.

El tema por tanto es que en todas partes puede haber infelicidad tras la aparente fachada de la felicidad. También en este caso se toca la soledad de las personas mayores, necesitadas de conversación, de compañía, de afecto... Casi de pasada se toca la cuestión de la raza gitana y sus tradiciones, o la tristeza de la enfermedad del alzheimer.

Lo que más me gusta, por supuesto, son esos personajes protagonistas. Petra Delicado, la inspectora de policía de Barcelona, de cuarenta y pico años, descreída y "antitodo", con dos divorcios a cuestas, su casita en Poblenou y un carácter contradictorio, unas veces más dura y otras más blanda (Petra Delicado, cómo su propio nombre indica). 

"Las mujeres no tenemos remedio, pensé, al final caemos en tópicos más mugrientos: la desdichada que se enamora del hombre casado al que nunca podrá tener. ¡Demonios, puede que hubiésemos conseguido la liberación, pero no habíamos avanzado nada en nuestra vida sentimental! Rosa había fundado una fábrica, la había hecho cotizar en bolsa, ¿No podría complementar la decadencia de su matrimonio con algún que otro ligue intrascendente? Pues no, ahí se encontraba, empantanada en una tragedia del corazón que a nuestras tatarabuelas ya les habría resultado familiar. ¡Al carajo! Esperaba ser hombre en mi próxima reencarnación, o mejor serpiente o mandril, cualquier bicho antes que otra mala copia de la Regenta, Ana Karenina o Madame Bovary. ...
  
Y con ella trabajando el subinspector Fermín Garzón, su contrapunto. Policía más tradicional, viudo, al que no le gusta tanto la soledad como a Petra, con mucho sentido común y de buena pasta. 

La verdad es que me gustan mucho éstos personajes y cómo se relacionan, es de lo que más me gusta de sus aventuras. Tienen diálogos de lo más entretenido, alternándolos con el humor que gasten ese día. 

Me gusta la forma de narrar de esta autora en ésta serie, imprimiendo a la narración un tono distendido, a menudo irónico e incluso sarcástico. Tanto en los diálogos, que me parecen muy conseguidos, esa "esgrima verbal" que utilizan los personajes, como cuando usa el monólogo interior de Petra. Es un lenguaje ágil, que imprime ritmo a la narración.

Esos ratos de cervezas y raciones en La Jarra de Oro que traen el género detectivesco a casa, me hace gracia.  Es una prosa sencilla, efectiva.

Normalmente también me parecen interesantes sus casos. Aunque cómo ya os comentaba en ésta ocasión quizás me ha gustado algo menos, "el asesino" me parecía un poco evidente y sentía que era un poco lento en la resolución. Aún así, lo he disfrutado, la verdad. Solo por asomarse a las vidas de los personajes principales merece la pena su lectura.




lunes, 3 de agosto de 2015

"Chema Madoz 2008-2014: Las reglas del juego" Exposición en laSala Alcalá 31



La segunda exposición de PHotoEspaña que no podía ni quería perderme era la de Chema Madoz en la Sala Alcalá 31:
Chema Madoz 2008-2014 Las reglas del juego

Procuro no perderme ninguna exposición de él. La última fue en la Galería Elvira González de Madrid y la anterior en la Moriarty, también de Madrid. Hay de cada una de ellas reseña en las entradas de este blog.


Por supuesto en este caso había algunas fotografías que ya he visto anteriormente, pero da gusto volverlas a ver. Y de todos modos al ser una retrospectiva de los últimos seis años es una muestra más grande: La colección son 124 fotografías en blanco y negro.



Están ordenadas por series y tamaños.

Me gusta mucho su modo de ver el mundo. Nunca titula sus fotos, y hay veces que me gustaría saber cómo la hubiera titulado esa imagen en cuestión, aunque supongo que precisamente hubiera hecho eso: no titularla.



Es tan curioso cómo combina objetos tan cotidianos creando otro... Objetos como los relojes, los cubiertos, los libros, las cuchillas, las partituras, las palabras, los abrelatas...  Objetos que de tan cotidianos son universales. Para después abrirnos a una nueva realidad que se descubre contemplando esa unión que él te ofrece. Los libera de su significado y nos regala otro. Me gustan especialmente los que forma a partir de libros y escrituras, porque crea imágenes absolutamente poéticas. 

Chema Madoz persigue la sencillez, la simplificación, elevando a los objetos por encima de su utilidad.

Hasta el 2 de agosto de 2015 podéis ver esta exposición, yo os la recomiendo, no os la perdais.


sábado, 1 de agosto de 2015

Azucena Pintor - Exposición de su obra en Barco de Avila


En Barco de Ávila, en la antigua Cárcel donde ahora está la UNED y la biblioteca, ha expuesto durante unos días, en este mes de julio de 2015, parte de su obra Azucena Pintor. 

Azucena Pintor escribe por eso nos conocimos compartiendo taller literario. Pero sobre todo ella se define como Artista. Y así con mayúsculas, lo escribo yo. 

Porque esta Artista ayudándose de mil y un materiales: ropa vieja, algas, líquenes, su propio cuerpo, cera líquida... busca otro universo más allá del que vemos todos. Un universo con instalaciones como ésta de las fotos que enmarcan éstos párrafos donde hace un homenaje a las Sirenas del Mediterraneo, esas Sirenas que cantaban con maléficas intenciones. Al mismo tiempo quiere también hablar de las poetas, las mujeres poetas, y por eso sitúa sus esculturas sobre un suelo formado con hojas del poemario: "Ellas cuentan".






Aunque también hay esculturas de hadas buenas como ésta de aquí debajo.


 Azucena Pintor, la autora, que aparece en éstas fotos se hace grande contándonos qué nos quiere mostrar con sus creaciones. Y nos habla de su obsesión por el número cinco: cinco sentidos, cinco dedos... También su obsesión por los círculos, y juega con ellos y las algas, con ellos y las cinco letras del nombre de su hija: CIRCE con los que prueba mil combinaciones. 













 La verdad es que este lugar, la antigua cárcel de Barco de Ávila, es un lugar precioso para exponer. Esas luces tenues, la piedra, la madera, crea una atmósfera sugerente donde las instalaciones parecen alzarse para mostrarte su esencia, su importancia. 

También había un apartado para su estudio dedicado a los transgénicos, y también otros dedicados a las constelaciones, los planetas, los horóscopos...



En la foto de debajo esta la instalación dedicada a las encinas, a su universo. En cuyo tronco y sus hendiduras Azucena Pintor encuentra vulvas y en una serie de fotografías en blanco y negro nos las muestra. El poder de la naturaleza, el universo encerrado en ella, formando un todo orgánico al mismo tiempo que estético. Espacios poéticos y sugerentes.




Gracias Azucena por contarnos tu mundo.