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domingo, 11 de diciembre de 2011

Mi visita a Monturque para recoger el primer premio en su XII Certamen de Relato



Aquí estamos: A mi derecha: El concejal de Cultura y Piedad Baca, y a mi izda. Francisco de Paz y la Alcaldesa. 

 Pues si me dejais un ratito, os cuento lo de mi último premio de relato, porque la verdad es que se han portado muy bien conmigo en la entrega de premios y he venido muy contenta.

"Había una vez un correo electrónico..." Porque la mayoría de las veces éstas alegrías vienen por teléfono, pero a veces la vida te sorprende y te regala estas noticias de otra forma:

"Hola, qué tal?Me pongo en contacto con usted para felicitarla ya que ha conseguido el primer premio del Concurso de Relato Corto del Ayuntamiento de Monturque(Córdoba)con la obra "El inquilino que me veía fea". La entrega de dicho premio tendrá lugar el sábado,3 de Diciembre a las 7 de la tarde en el Salón de Plenos del Ayuntamiento, en la Plaza de la Constitución nº 3 de nuestra localidad..."

 Qué sorpresa y qué alegría, claro... Antes de abrir el correo yo pensaba que serían las bases de algún concurso o alguna noticia relacionada con otros premios, no que me dirían eso. Así que más bien...

Y para allá que nos fuimos...

El fin de semana del 3 y 4 de diciembre lo pasé en Monturque y en Córdoba.


Monturque es un pueblo pequeñíto, de unos dos mil habitantes, que está en lo alto de un cerro. Llegamos, tal y como nos habían dicho, para tomar café en la plaza a las cinco. Allí conocí a Guadalupe, la técnico responsable de Juventud y Cultura que me había escrito, que venía acompañada por un compañero suyo, técnico del Área de Turismo, que ahora mismo no recuerdo su nombre, pero que nos explicaría de forma muy amena y didáctica, con explicaciones muy claras, más tarde la visita turística al patrimonio arqueológico del pueblo. También allí estaba el segundo premiado Francisco de Paz, con su mujer, con el que coincidía por segunda vez en un premio, qué agradable casualidad. Y con Piedad Baca Romero de Cabra, un pueblo muy cercano, que venía con su marido, y a quién le habían dado una mención especial.

Después de tomarnos el café todos juntos en la plaza del pueblo, comenzamos la visita. Nos dirigimos a la parte del cementerio, porque al Castillo ya no podíamos ir porque estaba anocheciendo. Una lástima, pero en otoño anochece tan pronto... Dimos una vuelta por los alrededores del cementerio para ver lo que queda en la parte de detrás de lo que debió ser un enorme pórtico romano. Aunque no se sabe qué ciudad romana estaba allí enclavada, pero desde luego tenía una posición privilegiada porque las vistas merecían la pena realmente. Al estar en lo más alto del pueblo te puedes permitir una vista de 360 grados, divistando todos los pueblos de los alrededores. Se conjetura con que quizás esta ciudad romana fuera Munda. Pero no se sabe seguro.



Despues entramos dentro del cementerio para visitar las Cisternas Romanas que se ocultaban debajo de éste. Era sorprendente desde luego. Datan del I siglo d.C., y su finalidad era recaudar y almacenar agua de lluvia para poder abastecer al pueblo. Son las únicas que se conservan íntegramente en España. Son 3 naves paralelas, divididas cada una de ellas en 4 compartimentos, comunicados entre sí por puertas y orificios para evitar el rebose del agua. Se descubrieron cuando se intentó una obra de ampliación en el cementerio a finales del siglo XIX, cuando hubo una epidemia de cólera. Se descubrieron y durante mucho tiempo las utilizaron para fines del cementerio. Si no recuerdo mal se pueden visitar desde el año 2006, si no recuerdo mal.



La visita estuvo fenomenal de verdad, porque era solo para nosotros seis, los tres premiados con sus acompañantes, y nos lo explicaron de forma muy detallada y muy clara. Parece mentira que esa obra de ingeniería esté ahí debajo...  Este cementerio, pequeñito pero muy buen cuidado, con unas chimeneas muy características para permitir la ventilación de las cisternas, está dentro de una red europea de cementerios singulares, entre los que están también el de Barcelona, París, Viena...

En fin... que me encantó la visita.



Después fue la entrega de premios, que también me gustó mucho. Había un trío de cuerda de Córdoba que amenizaban la entrega tocando bandas sonoras.Más bien... Entre lectura y lectura de relato ellos tocaban alguna: Los chicos del Coro, Cinema Paradiso... Me encantaron.






Los relatos de mis compañeros premiados también me gustaron mucho. El relato de Piedad era muy teatral, con mucho diálogo, sobre una mujer que prepara su propio entierro. Estaba escrito con muchísimo humor, tenía un ritmo muy ágil y unos personajes muy bien perfilados a través de sus propias palabras en el cruce de frases de los diálogos. El relato de Francisco era una historia muy bien escrita, bien elaborada, poético, sobre un maestro de pueblo que despertaba la fantasía entre sus alumnos. Un buen relato.





Y finalmente después ya de que los tres leímos nuestras historias, nos fuimos hasta la Casa de la Convivencia (bonito nombre ¿verdad? Una casa en la misma plaza que había sido la carcel del pueblo y ahora se aprovecha para distintas actividades del pueblo) para allí tomarnos algo y poder conversar.

Me ha gustado mucho esta entrega de premios. No le ha faltado detalle, he conocido un pueblecito cordobés de la mejor forma posible. Hemos tenido arte con la visita a su riqueza arqueológica, que es muchísima para un pueblo tan pequeño, sorprendente la verdad, después tuvimos música con ese trío fenomenal tocando, y finalmente hubo literatura con nuestros relatos. 

En Monturque han organizado con mucho detalle y cuidado toda la entrega de premios, yo me he sentido muy a gusto, todos han sido muy amables y desde luego que nos han hecho a los premiados una bienvenida como pocas. Desde aquí les quiero dar otra vez las gracias.






martes, 6 de diciembre de 2011

Conferencia de Jesús Marchamalo en la Biblioteca Nacional el pasado 1 de diciembre



Ya os he hablado en otras ocasiones de Jesús Marchamalo, a propósito de que me había leído varios de sus libros y me habían gustado bastante, hay otras etiquetas de él en este blog.


El jueves pasado, el 1 de diciembre, estuve en la Biblioteca Nacional en una conferencia que dio Jesús Marchamalo sobre los libros que han acompañado su vida. 

Me gustó mucho, porque era como si uno de sus libros, o párrafos distintos de algunos de sus libros, te los estuviera contando él mismo. Hizo una disertación cercana, amena, entretenida, instructiva... La verdad es yo estaba allí tan bien escuchándole. Vamos yo... y bastantes más personas, pero ahí estábamos tan atentos escuchándole.

María Luisa Cuenca, jefa de Área de Difusión de la BNE  le presentó como periodista y “escritor que escribe sobre libros”. Últimamente ha visitado bibliotecas de otros autores para un libro que se publicó hace poco. De la experiencia contaba que hacerlo, visitar a otros escritores, tiene el peligro de que “te pegan una manía nueva a cada vez”. 

Sobre su biblioteca nos dijo que la última vez que contó sus libros, tenía unos 2000. Además de estar ellos en los estantes, hay otra infinidad de cosas: minerales, recuerdos de viajes, fotos, una carta enmarcada de Miguel Delibes... 



De ahí pasó a decirnos que si no nos habíamos dado cuenta de cómo posan los escritores en sus fotos: casi siempre con la mano en la barbilla. Típica foto de escritor. Como decía Wilde: “El trabajo intelectual destruye la armonía. Piensas y todo es nariz, cejas...” Y nos mostró fotos de algunos de ellos. Sábato desolado, con un tristeza de siglos... 

En la conferencia Marchamalo hablaba de cómo uno va acumulando libros, a la que te descuidas trepan por las paredes, les haces baldas, se desparraman... Y cuando te das cuenta están en todas partes. Según él las bibliotecas hablan de los lectores que somos y de los que fuimos.



Con sentido de humor, Jesús Marchamalo iba contando que él tenía tres tipos de bibliotecas dentro de la suya. La biblioteca de escritor con sus libros, la de vitrina que sería la de los que tiene firmados por algunos autores o primeras ediciones y la de trabajo, compuesta por los libros que está utilizando para hacer las reseñas o demás actividades de su trabajo. Bueno y otra también tiene, aunque más pequeña, de poesía.

Citó a varios autores: Onetti, Pío Baroja, Borges, Vargas Llosa, Paul Auster, Julio Cortázar, García Márquez, y a algunas anécdotas relacionadas con ellos. 



Según Marchamalo hay dos tipos de personas, los que ordenan los libros y los que no. Él los tiene ordenados, en principio, por orden alfabético: Aub, Ayala, Bergamín... Habló del autor catalán que le gusta mucho Pere Calders, del libro “Juego de cartas” de Max Aub, de Ignacio Martínez de Pisón de quién tiene casi todos los libros...

Y por supuesto recordó a los clásicos juveniles de Bruguera. La verdad es que ¿quién no se acuerda de esos libros? Yo también me acuerdo de ellos, cómo muchos de los que leía cuando era una cría. Y Marchamalo dice que él no puede evitar asociarlos con la aspirina y el vips vaporub.

También recordó que Neruda escribía siempre con tinta verde, o que leyó casi todo Cortazar. Esto era cuando nos contaba los libros que le habían deslumbrado, porque decía que eso pasa con algunos escritores que empiezas con un libro y resulta que luego llegas a tal comunión con él que ya quieres leer todo lo que han escrito...

Marchamalo, tiene la costumbre de guardar recortes que tienen que ver con sus escritores favoritos, así como todo lo que se encuentra dentro de los libros usados que va comprando en ferias de libros antiguos como la que hay en Recoletos. Porque los libros, nos decía, guardan huellas de quiénes los han leído. “Se puede encontrar de todo: billetes de metro, firmas, dibujos, incluso un talón en blanco, que está guardando para una necesidad”, bromeaba.



También nos contó que Pitol, a propósito de guardar, el dinero lo guardaba en los libros de Moliere.



Por otra parte sus ex libris. Tiene la costumbre Marchamalo de hacerse uno nuevo cada año que pide a algún amigo artista.

En cuánto a sus libros importantes. Ya nos había hablado de "Juego de cartas" de Max Aub. Pero también le pareció un hallazgo “Dos crímenes” de Jorge Ibarguerigoitia. Una vez fue a El Escorial para ver a Augusto Monterroso y agradecerle haber escrito Movimiento perpetuo, pues si no lo hubiese leído, nunca hubiera escrito su libro La tienda de palabras, confesó. Nuevas canciones, de Antonio Machado es, sin embargo, el primero que salvaría de un incendio. O uno de Salinas.

Marchamalo lee unos cuatro o cinco por semana y no tiene complejos en abandonar libros. Cuando un libro no le gusta lo deja en la calle, cerca de su casa, para que alguien lo recoja. Siempre ha leído de forma desordenada y no cree que alguien que lea más sea mejor que alguien que lea menos. “Lo que interesa es la intensidad con que se lee”, afirma. 

También habló de las bibliotecas de los demás escritores: Clara Sánchez, Luis Alberto de Cuenca que su casa se ha vuelto una librería de viejo y ha tenido que abandonarla. Soledad Puertolas, Carmen Posadas, Savater... Gamoneda, Landero... También nos habló de la de Salinas, que estaba en la calle Diego de León y que tuvo que abandonar durante la guerra y que ya nunca recuperó. 

En fin... Que cómo podéis ver tomé un montón de notas porque me gustaba mucho todo lo que contaba. Además como ya os decía al principio, Marchamalo es un conferenciante ágil, ameno, que salpica todo de historias, anécdotas, de sentido del humor.

Después de terminar se abrió un turno de preguntas y también éstas fueron bastante interesantes. En un momento dado alguien le preguntó por el libro electrónico y él contestó: “Soy un chico moderno. Pero, todavía no he encontrado en un libro electrónico nada mejor de lo que existía. Estoy convencido que en el momento en que vea que un libro electrónico me facilita las cosas, lo compraré”.

Fue una tarde interesante, la verdad. Una conferencia distendida e instructiva. 

lunes, 5 de diciembre de 2011

Primer premio en el XII Concurso de Relato Corto de Monturque. Avance...

 


Os dejo con una noticia que ha salido en el Ayuntamiento de Monturque, donde he estado este fin de semana recogiendo un premio por un relato. Os la dejo como un avance, porque me gusta más hacer una entrada contándooslo mejor, porque ha merecido muchísimo la pena el viaje. En Monturque se han portado fenomenal conmigo y ha sido un viaje de lo más provechoso, ha sido una entrega de premios con arte, música y cultura. Y además coincidí con Francisco de Paz, que ya conocía porque nos habían premiado a los dos en otra ocasión en León. Así que de lo más bien.

Pero ya os lo contaré más despacio con vídeos de la actuación de los músicos y todo, dadme un poquito de tiempo...




Entrega de premios del XII Concurso de Relato Corto



En la tarde de ayer sábado tuvo lugar uno de los eventos culturales más importantes de cuantos se celebran en nuestro municipio a lo largo del año: la entrega de premios del Concurso de Relato Corto del Ayuntamiento de Monturque, que alcanza ya su XII edición.
El acto tuvo lugar en el Salón de Plenos del Ayuntamiento de Monturque y fue presidido por la alcaldesa, Teresa Romero, quien en su intervención felicitó a los premiados y agradeció a los miembros del jurado por su desinteresada colaboración en este concurso.
Tras la lectura del acta del Jurado, los galardonados recogieron sus obsequios de manos de la señora alcaldesa y el concejal de cultura, Manuel Franco, procediendo a continuación cada uno de ellos a leer los relatos premiados.
El Primer Premio ha sido concedido a Rocío Díaz Gómez, de Madrid, por la obra titulada “El inquilino que me veía fea“, un conmovedor relato sobre una pareja que se enfrenta al Alzheimer. El toledano Francisco de Paz Tante ha obtenido el Segundo Premio con “El cuento o la vida“, una bella historia de amor y amistad llena de fantasía. Por último, se concedió una mención especia a la obra titulada “El Viaje“, de la egabrense Piedad Baca Romero, divertida y original visión de una mujer ante su propia muerte.
La entrega de premios estuvo amenizada por la actuación del trío musical de violín, violonchelo y piano “On String”, que interpretó algunas piezas de bandas sonoras de películas, como “Los Chicos del Coro”, “Cinema Paradiso” o “Memorias de una Gheisa”, entre otras.

José Cereijo en el Ateneo el pasado 25 de noviembre


El pasado viernes 25 de Noviembre estuve en la presentación de una antología de la obra publicada de José Cereijo, dentro de la colección "Los Conjurados" de la Editorial Polibea, en la Cacharrería del Ateneo (c/ Prado, 21), dentro del ciclo "Los viernes de la Cacharrería".

En ella Cereijo nos recitó casi de memoria varios poemas, haikus e incluso un relato corto.

Da gusto escucharle, con esa voz que tiene tan sonora y profunda, ese recitar tan pausado. Me gustan mucho sus poemas pero además me gusta oírselos recitar sin apenas leerlos, trasmitiéndote todas esas sensaciones y sentimientos de los que están hechos sus versos.

Por otra parte ir al Ateneo siempre está bien, es como entrar en la cultura y zambullirse en ella.

Os dejo algunos vídeos de ese día, aunque se escuchan un poco bajos porque el escenario está alejado y la sala era grande. Pero bueno algunos os los he copiado para que podais seguirlos también.




NUNCA

Nunca dormí en tus brazos.
Nunca me desperté de madrugada y vi el armario, la ventana, los libros,
o escuché el ruido de las cañerías, los pasos solitarios en la calle,
y pensé, incrédulo, que, puesto que todo aquello era real,
tú también debías serlo.
No supe a qué sabían tus labios, o tu risa.
No te vi desnudarte.
No supe ni sabré jamás cómo tus ojos, en el acto del amor, incendiaban la noche.
Esa ausencia es, lo sé bien, una mutilación irremediable;
es un triste muñón, que llevaré conmigo hasta la muerte.
También es, a su modo, forma y prueba de amor, de lúcido y humillado amor,
de devastado y verdadero amor, que ofrezco a tu recuerdo.

José Cereijo




Aquí encima tenéis el vídeo de otro poema que leyó, el titulado Triste Rosa.

Y aquí debajo otro vídeo con algunos haikus que leyó, a cual mejor:

Adónde miran
los ojos de los muertos
tan fijamente.

Soñarte hermosa,
feliz, y en otros brazos.
Pero soñarte.

Pura nostalgia
de sí misma, la vida.
¿Y qué esperabas?



Y éste último que a mí me encanta:

A mis recuerdos
les pregunté por tí.
Aún discuten.

Con el que me despido, que disfruteis de la poesía de Cereijo.



viernes, 2 de diciembre de 2011

Las frases, las benditas frases... Defilé



Entono un mea culpa y pido perdón Señoría porque ayer lo volví a hacer.

Yo no quería, de verdad que no quería...

Pero es esta "letrocleptomanía" que me puede, me puede, Señoría...

"Letrocleptomanía" ó "frasecleptomanía" o cómo quiera usted llamarlo.

Acabábamos de comer en aquel restaurante, Defilé se llamaba, 
todo riquísimo la verdad, riquísimo...
¿La compañía? Fenomenal, agradable, muy agradable.

Cuando de pronto las ví.
¿O fueron ellas las que me vieron a mí?
¿Fueron ellas las que me tentaron...?

Porque allí estaban,
por todas partes a nuestro paso,
tumbadas en la pared y boca arriba,
lozanas y radiantes.
Haciéndome guiños con sus letras,
sus palabras, su mensaje.

Tan oportunas, tan decorativas ellas.

Esperándome, nada más que esperándome.


Y claro una es débil, una es tan, tan débil...

Así que saqué rápidamente la cámara del bolso y las capturé,
en un segundo que lo hice,
las atrapé sin apenas ni rozarlas,
las atrapé sin que apenas nadie me viera,
Las capturé,
 y me las llevé.

Porque no pude resistirme Señoría,
no pude.

No pude.











jueves, 1 de diciembre de 2011

De librerías, de libros usados y sin usar...



Ya es diciembre. Dentro de nada, porque el tiempo se nos escapa, se terminará el otoño pero no quería dejar de regalaros esta foto.

Es bonito el escaparate ¿verdad?

Le pillé también al vuelo en una librería de Valencia. Una que está enfrente de la estación de trenes.

Me gusta darme cuenta de que la foto es casi un fiel reflejo de este momento. Un otoño en que el que caen los libros a mi alrededor como hojas. Un placer anticipado.

La otra tarde descubrí una tienda de libros usados que me pilla razonablemente bien. Lo que en Madrid ya es decir mucho. Cuando al fin fui a pagar los dos libros que me llevaba no pude por menos que decirle al señor que me iba a cobrar: "Me llevo estos dos, sólo estos dos (momentos antes había llegado hasta tener seis libros entre los brazos) porque su tienda tiene un peligro..."
Se sonrió y me dijo: "Bueno para que quién le gustan..." "Claro, claro le dije yo, te tienen que gustar, pero si te gustan aquí te puedes quedar horas..." Porque la verdad es que la tienda es grandecita, y tienen muchos libros apetecibles a precios baratitos... Claro usados, pero algunos casi nuevos, y en cualquier caso, se forran y en paz. Vamos, que sentí que había encontrado la cueva de Alí Babá.

Me llevé "un Manuel Vicent" y "un desconocido", los dos juntos por seis euros. Manuel Vicent siempre me gusta, y el desconocido porque a veces  hay que investigar y darles una oportunidad a los nombres nuevos... no solo fíarse de lo conocido.

¿Es que no tenía nada que leer? Nada más lejos, sigo con el de Lorenzo Silva, el último, pero es que además tengo ahí esperando por mi comedor diferentes montañitas de libros nuevos deseosos de ser leídos... Solo de mirar las montañitas ya me estoy relamiendo. Lo que os decía, placer anticipado.

Gula, pura gula de libros, que se llama.

Mi Cueva de Aladino está en la calle Raimundo Fernández Villaverde, no recuerdo el número, está situada, según bajas desde Cuatro Caminos hasta Nuevos Ministerios, en la acera de la izquierda, ya pasado el Juteco y antes de llegar al edificio de Teléfonica que hay ahí.

Pero no puedo volver en unos días, nopuedonopuedonopuedo, que si no por menos de nada me compro otro libro...