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viernes, 15 de abril de 2022

"Violeta" de Isabel Allende. Reseña Literaria

 


 

El destierro
(1920 - 1940)

1

Vine al mundo un viernes de tormenta en 1920, el año de la peste. Esa tarde de mi nacimiento se había cortado la electricidad, como solía suceder en los temporales, y habían encendido las velas y lámparas de queroseno, que siempre mantenían a mano para esas emergencias. María Gracia, mi madre, sintió las contracciones, que tan bien conocía, porque había parido cinco hijos, y se abandonó al sufrimiento, resignada a dar a luz a otro varón con ayuda de sus hermanas, quienes la habían asistido en ese trance varias veces y no se ofuscaban. El médico de la familia llevaba semanas trabajando sin descanso en uno de los hospitales de campaña y les pareció una imprudencia llamarlo para algo tan prosaico como un nacimiento. En ocasiones anteriores habían contado con una comadrona, siempre la misma, pero la mujer había sido una de las primera víctimas de la influenza y no conocían a otra.

 

Llevo un par de días escuchando en casa un murmullo.

Es apenas audible pero, si bajo la voz de la radio o dejo de hacer ruido con cualquier electrodoméstico, se podía escuchar nítidamente. Suena a crujido de hojas, a deletreo en voz baja, a lectura compartida y admiración. 

Una noche presté atención y escuché claramente una palabra: “Violeta”.

Y lo comprendí todo.

Tengo ordenados los libros por autores. Me consta que son más felices así.

Cuando leo a un autor que me llena, tiendo a volver a leerle. Sigo sus huellas, o en los siguientes libros que publique o rastreando su paso por los ya publicados. Me gustan las historias y los argumentos, pero sobre todo disfruto con ciertas formas de narrar. En ocasiones, me engatusan ofreciéndome un secreto, un misterio e incluso un crimen dormido. En otras ocasiones me dejo llevar por las formas de contar embaucadoras, las que apelan a los sentidos, las que diseccionan sentimientos, las que me mueven por dentro.

Y eso es lo que me ocurre con Isabel Allende. Desde que, hace ya muchos años, leí “La casa de los espíritus” me hice devota de sus frases y su realismo mágico, de sus personajes y sus vidas ricas en aventuras y sentimientos.

Mis libros de la Allende sabían que llegaba un nuevo compinche. Saben cuándo voy alcanzando las últimas páginas del libro que estoy leyendo. Son listos y perciben mi inquietud, esa mezcla de alegría y tristeza que a uno le embarga cuando está terminando de leer una historia que está disfrutando. Entonces ellos, en su balda, estiran sus tapas, como si fueran sus brazos, y ahuecan sus páginas para hacer sitio a su lado. El hueco en mi librería es un bien escaso. Se agitan, se remueven inquietos, esperando que la última novela de Isabel Allende, ocupe su lugar junto a ellos.

Mientras, ajena a su zozobra, yo la he disfrutado mucho. He recorrido junto a su protagonista un periodo de tiempo que abarca cien años, desde 1920 a 2020, desde la pandemia española a la del COVID. Y geográficamente he brincado por sus páginas desde Chile hasta Noruega, pasando por Argentina, Miami, Las Vegas, California y hasta casi África. Dadas sus coordenadas espaciotemporales asistiremos, entre sus líneas, a grandes acontecimientos históricos: La depresión del 1929, la II Guerra Mundial, la dictadura de Batista, la lucha feminista, el apogeo de las drogas, los desaparecidos de Chile y Argentina, el exilio...

Contada en primera persona, la autora nos presenta a una protagonista, “Violeta”, que va narrando su propia vida a “Camilo”, que ya vislumbraremos quién es. Es una biografía, de género epistolar, donde esa voz en primera persona, tiene la virtud de implicarnos totalmente en la historia y sus personajes. Muchos personajes y muy variados, es cierto, pero tan bien perfilados que no te cuesta recordarlos, aunque reaparezcan de nuevo al cabo de muchas páginas: mejores y peores amantes o compañeros sentimentales, madres fuertes, amistades de por vida, padres ausentes.

La autora nos ha vuelto a regalar una historia que tiene un ritmo muy ágil, porque el destino zarandea a la protagonista y el resto de los personajes con muchas aventuras. Pero la historia fluye sola, va saltando de un lugar a otro, recorriendo de forma líneal su tiempo y no permitiéndote escabullirte si no es de su mano. La autora nos regala un argumento rico en sucesos, donde conoceremos a personajes carismáticos y tan entrañables como ya nos tiene acostumbrados, mientras salpica sus vidas con amores pasionales, ausencias dolorosas, avatares políticos e históricos.

Amores, erotismo, historia, política, lesbianismo, violencia, justicia, sufragio femenino... mujer. La novela toca múltiples temas, aunque más que nada es un homenaje a la mujer. Un homenaje al papel que ha tenido que recorrer en los últimos cien años. Pero ello la autora ha estructurado su novela en cuatro grandes bloques: Exilio (1920-1940), Pasión (1940-1960), Ausencia (1960-1983) y Renacimiento (1983-2020). 

 

Es cierto que no es la novela de Isabel Allende que más me ha gustado, porque para mí "La casa de los Espíritus" o "El amante japonés" son irrepetibles. Pero tampoco me ha parecido de las más flojas. “Violeta” tiene el suficiente peso argumental, la suficiente profundidad y aristas en sus personajes para que permanezca en la memoria mucho tiempo.

Señora Allende, creo que me he leído todas sus novelas, o casi todas, y ya deben andar cerca de la veintena, pero aquí me deja esperando, con paciencia, la próxima.

Mis libros, al escucharme, mientras hacían hueco a "Violeta", han aplaudido moviendo sus páginas ruidosamente.  

 

 

#RecomiendaunLibro.

 

 

domingo, 17 de enero de 2021

"Mujeres de alma mía" de Isabel Allende

 


 "En la adolescencia fue evidente que yo no calzaba en ninguna parte y le tocó a mi pobre abuelo lidiar conmigo. No es que yo fuera perezosa o atrevida, por el contrario, era muy buena alumna y obedecía las reglas de convivencia sin protestar, pero vivía sumida en un estado  de furia contenida que no se manifestaba en pataletas o portazos sino en un eterno silencio acusador. Era un nudo de complejos; me sentía fea, impotente, invisible  presa en un presente chato y muy sola. No pertenecía a un grupo; me sentía diferente y excluida. Combatía la soledad leyendo vorazmente y escribiéndole a diario a mi madre, quien del Líbano fue a dar  a Turquía. Ella también me escribía muy seguido y no nos importaba que las cartas demoraran varias semanas en llegar. Así comenzó la correspondencia que mantuvimos siempre."

 

Creo que me he leído casi todos los libros de Isabel Allende, desde que me encantó aquella primera novela: "La casa de los Espíritus".

De hecho, en este blog hay reseñados unos cuántos.

En esta ocasión le toca el turno a su último libro: "Mujeres de alma mía". 

Este pequeño volumen, de unas doscientas páginas, se lee volando. No es propiamente una novela. Y si tengo que ser sincera, en el caso de Isabel Allende, a mí me atrapan mucho más.

Este es otro libro de memorias, como el lejano "Paula" o "La suma de los días", o aquel "Mi país inventado". Aquí vuelve a contarnos de ella misma, de su vida, y su mundo interior, con esa prosa suya tan cercana y entrañable.

Y aunque nos va hablando de su vida y sus circunstancias desde niña, ahonda en esta ocasión, cómo no podía ser de otra forma, en la idea de la vejez, y en su máxima de que hay que vivirla, sentirla, disfrutar también en ésta época de la vida, con toda la intensidad posible. 

Por supuesto y por otro lado, revoloteando todo el libro está la idea del feminismo, según ella el tema principal, el feminismo y su lucha por la igualdad, aunque yo diría que es más el del paso del tiempo, cómo os decía.

Para ahondar en esa idea del feminismo, todo el libro está lleno de referencias a mujeres importantes, ya sean de su propia familia, como su madre Panchita, su hija Paula, su nuera... o algunas que han sido imprescindibles en su vida, como Carmen Balcells, la agente literaria, o escritoras como Virginia Wolf o Margaret Atwood, o políticas como Michelle Bachelet o incluso cantantes como Violeta Parra.

Es un texto llenito de anécdotas e influencias. Nos habla mucho de su vida, de sus tres matrimonios, de sus hijos, de su peripecia vital, y sientes que lo hace con franqueza. Y cuándo lo vas leyendo parece como si estuvieras escuchándola, como si te hablara a ti, de forma reposada y reflexiva. 

Ahí está su magia y su importancia.

Como os decía, a mí me gustan más sus novelas, que sus libros de autobiografía. Literalmente me secuestran. Me parece que su forma de fabular, los personajes que inventa tan entrañables y creíbles, la prosa que tiene, la convierte en una buena escritora.  Siempre he disfrutado mucho con sus historias.

Pero esto es un gusto personal, y no quita para que reconozca que este libro "Mujeres del alma mía", con esos capítulos tan cortos, y ese tono distendido, se lee muy bien. 

Es una especie de homenaje a tantas mujeres importantes, ya sean de nuestro ámbito cercano, en este caso el suyo, como mujeres a las que hemos conocido todos. La autora, con su prosa, consigue transmitir al lector la sensación de que hay una comunicación tan íntima, que parece como si escritora y lector estuvieran manteniendo una agradable conversación. 

Sea, con el género que sea, es un placer siempre volver a Isabel Allende.


#IsabelAllende #Reseña

viernes, 11 de octubre de 2019

"Largo petalo de mar" de Isabel Allende



“El soldadito era de la Quinta del Biberón, la leva de niños reclutados cuando ya no quedaban hombres jóvenes ni viejos para la guerra. Víctor Dalmau lo recibió junto a otros heridos que sacaron del vagón de carga sin mucha consideración, porque había prisa, y tendieron como leños en esterillas sobre el piso de cemento y piedra de la estación del Norte, en espera de otros vehículos para llevarlos a los centros hospitalarios del Ejército del Este. Estaba inerte, con la expresión tranquila de quien ha visto a los ángeles y ya nada teme. Quién sabe cuántos días llevaba zarandeado de una camilla a otra, de una posta de campaña a otra, de una ambulancia a otra, hasta llegar a Cataluña en ese tren. En la estación, varios médicos, sanitarios y enfermeras recibían a los soldados, mandaban de inmediato a los más graves al hospital y clasificaban al resto según dónde estaban heridos —grupo A los brazos, B las piernas, C la cabeza, y así seguía el alfabeto— y los enviaban con un cartel al cuello al lugar correspondiente. Los heridos llegaban por centenares; había que diagnosticar y decidir en cuestión de minutos, pero el tumulto y la confusión eran sólo aparentes. Nadie quedaba sin atención, nadie se perdía. Los de cirugía iban al antiguo edificio de Sant Andreu en Manresa, los que requerían tratamiento se mandaban a otros centros y a algunos más valía dejarlos donde estaban, porque nada se podía hacer para salvarlos. Las voluntarias les mojaban los labios, les hablaban bajito y los acunaban como si fueran sus hijos, sabiendo que en otra parte habría otra mujer sosteniendo a su hijo o a su hermano. ..."



He vuelto a pasar unos días de placer en el universo de Isabel Allende.

Viajar de nuevo a sus historias, volver a vivir entre sus páginas es garantía de disfrute, de conocer personajes entrañables, de vivir muchas vidas fascinantes.

“Largo pétalo de amor” no ha sido ninguna excepción.

Me daba pena que se terminara, y de hecho fue lo que menos me gustó de todo el libro, que se termina casi sin que te des cuenta. El final no me convence mucho. Llegas a la última página y te preguntas: ¿Ya? Y sí, más o menos te imaginas qué pasará después. Pero querrías que también eso te lo hubiera contado, porque la Allende cuenta las cosas “tan bonito…”.

El tema de la novela es la patria y el desarraigo. Y por supuesto creo que también podría ser el amor.

"Y entonces ese vasco alegre y corajudo, que había visto tanta muerte y sufrimiento, tanta violencia y maldad, lloró disimuladamente con la cara escondida en la nuca de la joven, cuyo olor no olvidaría. Lloro por ella, porque todavía no sabía que era viudad, lloró por Guillem, que nunca conocería a su hijo ni volvería a abrazar a su novia, lloró por Carme, que se había ido sin despedirse, lloró por sí mismo, porque estaba muy cansado y por primera vez en su vida dudaba de su buena suerte."

Por primera vez la historia está ambientada en España, en tiempos de la Guerra Civil. Ahí arranca esta novela. Y después nos hablará del barco Winnipeg, donde un puñado de republicanos, ni más ni menos que dos mil, buscarán otro lugar para vivir: Chile. Y ahí la historia se trasladará a ese país mientras nos cuenta las vidas del médico Víctor Dalmau y la que será su mujer, la pianista Roser Bruguera y su historia de amor.

Pablo Neruda tiene un papel importante en la obra y la autora le hace un homenaje en este libro. Por esta historia circulan junto a los personajes ficticios, personajes reales como, ya he dicho Pablo Neruda, pero también Salvador Allende o Elizabeth Eidenbenz.

Temporalmente  la novela comprende un periodo de tiempo entre el año 1936 y el 1994. 

No quiero contaros mucho porque es mejor zambullirse en esta nueva novela e ir descubriéndola poco a poco. La gesta del Winnipeg, barco del que yo nunca había oído hablar y un ramillete de vidas a las que toca no solo pasar la Guerra Civil, sino también el golpe de Pinochet. 

Como siempre la autora disecciona los sentimientos y los sabe traducir a palabras de forma efectiva y delicada. 

A mí me ha parecido una novela muy entretenida y amena. Creo que me ha gustado más que la anterior novela de esta autora, pero quizás a otras personas ésta le guste menos que alguna que otra, porque Isabel Allende tiene muchas novelas entrañables, y para gustos…

  En fin, por mi parte, muy recomendable.


#Reseñas
#Isabel Allende

jueves, 29 de junio de 2017

"Mas allá del invierno" de Isabel Allende




“En medio del invierno aprendí por fin que hay en mí un verano invencible”
Albert Camus


Anoche terminé de leer el último libro de Isabel Allende: “Más allá del invierno”.


Siempre que llega a mis oídos que hay un nuevo libro de esta autora me alegro. Tengo debilidad por sus personajes. Es verdad que después no todas sus historias me llegan de igual manera, obviamente, pero siempre me quedo con alguna de las vidas que ha inventado en él.


Esta historia enseguida me enganchó, tiene pocos personajes. Tres son los protagonistas: Lucía, una chilena alegre y vital, Evelyn, una joven guatemalteca frágil e ilegal y Richard, un maduro profesor universitario norteamericano.


El argumento de éste último libro de Allende cuenta como sus tres personajes sobreviven a un temporal de nieve que cae en Nueva York, y de pronto sus vidas que no tenían nada que ver, como consecuencia, de un accidente de tráfico se ven entrelazadas. La casualidad de su encuentro hará que sus vidas cambien.


La obra transcurre en la actualidad, entre Suramérica y los EEUU de Trump. Aunque para contar la historia la autora va rompiendo la linealidad del tiempo acudiendo al pasado de cada personaje para contarnos quién es. Siempre da buen resultado hacer saltos en el tiempo, la prosa se vuelve más ágil y entretenida y fluye mejor.


Con esta historia la autora aborda muchos temas importantes: la emigración, la multiculturalidad de los EEUU, y sobre todo la capacidad que tenemos dentro para “reinventarnos”, esa palabra tan de moda.


Me ha parecido una novela muy entretenida, de la mano de cada personaje hemos paseado por algunas de las realidades más terribles de nuestro tiempo: El golpe de estado de Chile, la situación de los pobres en Guatemala, el terrorismo y crueldad de las maras, el miedo, el desarraigo, la emigración, el alcohol, la pérdida de los seres queridos. La verdad es que gracias a la historia de cada uno de sus tres personajes principales hemos "vivido" mucho.

Como en otras ocasiones con la prosa rica de Isabel Allende he disfrutado. Aunque, es verdad, que no es de sus libros que más me haya gustado. Creo que es porque en ésta el personaje de Richard, el protagonista masculino, no me ha acabado de convencer. Sin embargo, me encantó su penúltimo libro, el de “El amante japonés”, me pareció una historia más entrañable, me transmitió más y algunos de sus personajes creo que estaban muy bien construídos y las relaciones que se establecían entre ellos eran mágicas, cómo no puede ser de otra forma con el realismo mágico de la autora.

Pero supongo que esto es cuestión de gustos, y habrá a quién le guste más éste último, con una temática mucho más actual. De todos modos, Isabel Allende siempre nos hace dar un paseo muy, muy agradable por sus historias con esa forma de contar suya tan sencilla y tan sentimental. 

Hay una cita por ahí que dice que somos los libros que leemos, y reconozco que mucho que hay en mí tiene que ser de los libros de esta autora porque no me he perdido ni uno solo de ellos y ya lleva unos cuántos. Desde que la descubrí con "Barrabás llegando por vía marítima..." no me he podido despegar de su forma de narrar tan dulce y tan atractiva. Me gusta mucho leer novelas de intriga y novela negra, pero siempre entre ellas vuelvo al último que haya sacado esta autora, sumergirme en su forma de narrar es como "volver a casa".

martes, 30 de junio de 2015

"El amante japonés" de Isabel Allende


 «Irina Bazili entró a trabajar en Lark House, en las afueras de Berkeley, en 2010, con veintitrés años cumplidos y pocas ilusiones, porque llevaba dando tumbos entre empleos, de una ciudad a otra, desde los quince. No podía imaginar que encontraría su acomodo perfecto en esa residencia de la tercera edad y que en los tres años siguientes llegaría a ser tan feliz como en su infancia, antes de que se le desordenara el destino».



Pues ya me he terminado "El amante japonés", el último libro de Isabel Allende.

Me ha encantado. Volver a Isabel Allende siempre es garantía de volar muy lejos y conocer a personajes entrañables.

Pero en esta ocasión sin duda alguna. Me ha gustado más que sus dos últimos libros. 

El argumento: Irina Bazili, una atractiva joven de 23 años, consigue trabajo en el departamento de administración y asistencia de Lark House, residencia de ancianos lujo situada en las afueras de Berkeley. Alma, anciana de clase alta, le ofrece un trabajo complementario como secretaria personal. Mientras ejerce esta ocupación, llamará la atención de Seth, nieto de su nueva jefa, que inicia las tareas de escribir un libro sobre su familia, como excusa para estar regularmente junto a la joven.
 
Mientras Irina y Seth revisan papeles de Alma para su libro, descubren unas cartas enviadas a lo largo del tiempo por Ichimei. Se trata de un hombre de procedencia japonesa al que conoció durante su infancia, pues era uno de los hijos del jardinero de la mansión de sus tíos, donde ella tuvo que instalarse en 1939, cuando tuvo que dejar a sus padres en Polonia por el miedo a los nazis.

"Habían compartido noches en blanco, bebiendo whisky aguado o fumando marihuana para aliviar la angustia, en las que se contaron sus vidas, desenterraron anhelos y secretos, y llegaron a conocerse a fondo. En esa parsimoniosa agonía no cabían pretensiones de ninguna clase, se revelaron como eran a solas consigo mismos, al desnudo. A pesar de eso, o tal vez por eso, llegaron a quererse con un cariño diáfano y desesperado que requería una separación, porque no habría resistido el desgaste irremediable de lo cotidiano."

 El tema es el amor, claro que sí. La historia de amor maravillosa de Alma, una señorita bien de San Francisco, e Ichimei, el jardinero japonés, que dura toda la vida. Pero después a su alrededor hay otras historias de amor, que no os voy a desvelar, pero que también son para quitarse el sombrero. Y por otro lado, también se habla del desarraigo, de los que se tienen que marchar de su tierra, en todas épocas y en distintas geografías. De la eutanasia. Y de la importancia de los lazos familiares. Así cómo de la vejez y su relación con los más jóvenes.

"Me gustan especialmente tus árboles otoñales que dejan caer sus hojas con gracia. Así deseo desprenderme de mis hojas en este otoño de la vida, con facilidad y elegancia. ¿Para qué apegarnos a lo que vamos a perder de todos modos?"

Como veis es una novela donde se tratan muchos temas muy importantes porque también se toca la pornografía infantil, la homosexualidad, la trata de personas... Temas lamentables. 


Está ambientada en San Francisco aunque recorrerá otras geografías de la mano de sus personajes y en la actualidad (comienza en el año 2010), aunque se rompe la linealidad temporal porque iremos a la Polonia de la Segunda Guerra Mundial o los campos de concentración de Utah.

Esos personajes que tan bien están perfilados por la autora. Como os decía antes nos volvemos a encontrar con personajes entrañables de quiénes conocemos prácticamente su vida entera, de los principales desde luego. Están muy bien retratados, se nos hacen familiares. De los más importantes podríamos decir que son: Personajes femeninos fuertes, con carácter. Y personajes masculinos nobles y tranquilos. 

A mí me ha gustado mucho esta novela. Es verdad que no me ha sorprendido en algunos puntos y me veía venir ciertos giros de la trama. Pero me ha tenido muy, muy entretenida y me ha sumergido en el universo mágico de esta autora, donde siento que me transporta con suavidad a lugares lejanos y donde me presenta a unos personajes muy especiales en su modo de ser y estar en el mundo. Y sobre todo es que me gusta mucho la forma de narrar de esta autora, su forma de contar la vida, lo cotidiano, siempre como algo extraordinario. Ese lirismo, esa forma de conmovernos.


"A los veintidós años, sospechando que tenían el tiempo contado, Ichimei y Alma se atragantaron de amor para consumirlo entero, pero mientras más intentaban agotarlo, más imprudente era el deseo, y quien diga que todo fuego se apaga solo tarde o temprano, se equivoca: hay pasiones que son incendios hasta que las ahoga el destino de un zarpazo y aun así quedan brasas calientes listas para arder apenas se les da oxígeno.»

jueves, 2 de octubre de 2014

Los amantes del Guggenheim y El oficio de contar de Isabel Allende


   "Un vigilante nocturno encontró a los amantes durmiendo en un nudo de brazos y cabellos, envueltos en la espuma de un arruinado vestido de novia, en una de las salas del Museo Guggenheim en Bilbao. Eran las cinco de la madrugada, tal como sostuvieron primero el vigilante y luego los policías..."

Este verano he vuelto a Isabel Allende con su pequeño libro "Los amantes del Guggenheim y El oficio de contar". 

Da gusto siempre volver a esta autora. Es como un paseo por el oficio de forma suave. 

Se trata de un pequeño volumen que tiene ese cuento de veintitantas páginas, "Los amantes del Guggenheim", y un texto mucho más personal sobre el oficio de la escritura. 

El cuento es un claro exponente del realismo mágico, ese género literario del siglo XX donde lo irreal se muestra como algo cotidiano o común, que tan bién maneja la autora. El argumento es el de una pareja, un hombre y una mujer, que son hallados de madrugada dentro del Museo de Bilbao. Las puertas estaban cerradas ¿Cómo han entrado? Se abren un montón de interrogantes en cuánto termina el cuento.

Por supuesto es un cuento de amor. Y cómo veis ya nada más empezar (esta entrada se inicia con las primeras frases del relato) la autora nos muestra esa particular forma de contar tan visual que tiene, tan simbólica. Me hacían gracia los nombres y los apellidos tan vascos que tienen los personajes, claro se desarrolla en Bilbao, se ve su oficio en el momento de escogerlos. Sin embargo a veces se le escapaban expresiones que sí que pensé "éste término vasco, vasco, no sé si es..." Me refiero por ejemplo a cuando utilizan los personajes la expresión "carajo", yo creo que hay expresiones más vascas, no me pegaba eso mucho:

- ¡Continúa carajo! -lo conminó el detective.

Pero salvo estos detalles la verdad es que lo he disfrutado mucho.

"Permítanme contarles cómo y por qué escribo.
El vicio de contar se manifestó muy temprano en mi vida. Tan pronto aprendí a hablar empecé a torturar a mis dos hermanos con cuentos tenebrosos que llenaban sus días de terror y sus sueños de pesadillas..."

En su segundo texto, “El oficio de contar”, la autora nos habla de sus secretos a la hora de escribir. De dónde le viene la historia, sus ritos, sus manías...

"Cada 8 de enero, cuando comienzo otro libro, llevo a cabo una breve ceremonia para llamar a los espíritus y las musas, luego pongo los dedos en las teclas y dejo que la primera frase se escriba sola, tal como ocurrió la primera vez."

Nos cuenta de su país, de su primera novela: "La casa de los espíritus", de su pasión: la escritura. La verdad es que es un texto que me encantó, está lleno de frases que fui subrayando de tanto cómo me gustaban.

Es un volumen con estos dos textos que no tienen desperdicio. El primero ficción, el segundo más personal sobre su oficio, su querencia a la escritura. Se leen en nada, y se disfrutan  mucho, si te gusta su escritura. ¿Qué más se puede pedir?

"La escritura es para mí un intento desesperado de preservar la memoria. Por los caminos quedan los recuerdos como desgarrados trozos de mi vestido. Escribo para que no me derrote el olvido. ..."

jueves, 25 de septiembre de 2014

Galeano y Allende - Autores de cabecera



Había una vez un viejo solitario que pasaba gran parte del día en la cama. 

Se rumoreaba que tenía un tesoro escondido en su casa y un día unos ladrones se metieron a buscarlo. Escarbaron por todos lados y por último encontraron un baúl en el sotano. Se lo llevaron y al abrirlo descubrieron que estaba lleno de cartas. 

Eran todas las cartas de amor que había recibido el anciano durante su larga vida. Los ladrones iban a quemarlas, pero lo conversarion y decidieron devolverlas a su dueño. Una por una. Una por semana. 

Desde entonces, cada lunes al mediodía, se puede ver al anciano esperando al cartero. Al verlo aparecer, corre a recibirlo, mientras el cartero, que está al tanto del asunto, agita la carta en la mano. Y entonces hasta San Pedro puede oír los latidos de ese corazón, loco de alegría al recibir el mensaje de una mujer. 

Eduardo Galeano
El libro de los Abrazos



¿No es ésta la esencia juguetona de la literatura? Un acontecimiento vulgar transformado por la verdad poética. Esos ladrones son como los escritores, toman algo común, en este caso las cartas, y mediante un truco de magia lo transforman en algo completamente fresco. 

En el cuento de Galeano las cartas existían y eran del viejo en primer lugar, pero yacían olvidadas en un sótano oscuro, estaban muertas. Mediante el simple hecho de mandarlas por correo una por una, una cada semana, los buenos ladrones resucitaron las ilusiones de aquel pobre hombre. En eso consiste a menudo la escritura, encontrar tesoros ocultos, dar brillo a los hechos gastados y revitalizar el alma desesperada mediante el soplo de la imaginación.

Isabel Allende
El oficio de contar




La imagen de esta entrada es un boceto de Gauguin sobre el cuadro que estaba pintando en ese momento su amigo Van Gogh. Éste último se lo envia en una carta a su hermano Theo.

viernes, 14 de marzo de 2014

"El juego de Ripper" de Isabel Allende



Tenía pendiente hablaros del último libro de Isabel Allende “El juego de Ripper” que lo terminé de leer hace un par de semanas.
 
Ya hemos leído a esta autora en novelas de sagas, en libros de memorias, en novela juvenil… y nos quedaba verla desenvolverse en el género de la novela negra. Bueno una especie de “novela negra”, porque como dice ella misma en varias entrevistas que he leído se lo tomó como un divertimento, quería hacerlo con cierta ironía. En realidad todo viene de un encargo que le hizo su agente literaria Carmen Balcells. El juego de Ripper surgió porque ésta le pidió que escribiera un libro policíaco junto con su marido, el abogado Wlilliam C. Gordon, que escribe novela negra. Pero nos cuenta Isabel Allende que ambos tienen una forma muy distinta de afrontar la creación literaria. Lo hacen en distintos idiomas y con diferencias en el tiempo que le dedican y demás. Así que no pudo ser porque no iba a terminar bien. Con lo cual, al final, con los consejos de él decidió hacerlo ella sola.
 
Y la verdad es que el resultado pues no es exactamente una novela negra. Es una novela de Isabel Allende con asesinatos. O al menos a mí así me ha parecido. Que tampoco es que me haya importado demasiado porque me gustan mucho las novelas de esta autora, pero desde luego si lo que busca algún lector es una novela negra tal cual, pues creo que no debería buscarlo aquí porque se va a decepcionar.
 
A mí la novela me ha gustado. Me ha entretenido mucho. Pero porque, como os decía, me gusta esa forma de contar que tiene Allende, esos personajes que inventa me encantan. Y no buscaba demasiado más.
 
El argumento: “Indiana es una mujer joven, sanadora de profesión, y pese a llevar tiempo separada, es reacia al compromiso. Por otro lado, su hija Amanda es más parecida a su padre, inspector de la policía de San Francisco. La chica lidera Ripper, un juego de rol donde participa su abuelo y un puñado de amigos virtuales de todo el mundo, donde se pasan las horas resolviendo misterios en el Londres de Jack, el destripador. Las rutinas de ambas mujeres, así como la vida de quienes las rodean, darán un drástico giro cuando la profecía de una reputada astróloga se cumpla y una oleada de crímenes sacuda la ciudad. Amanda, con la ayuda de su abuelo y los chicos de Ripper, ejercerá de maestra de ceremonias para investigar los asesinatos paralelamente a la policía. Lo que parte como un juego basado en hechos reales, cambiará radicalmente cuando Indiana sea secuestrada y, con la vida de su madre en peligro, Amanda deba aunar esfuerzos con la policía para resolver el caso más complejo de su vida.”
Los temas que se tocan en la novela son múltiples: Las relaciones familiares, la infancia, las nuevas tecnologías, los celos, los distintos tipos de medicina…
Las coordenadas de espacio y tiempo de la acción se encuadran en San Francisco (California) donde reside la autora y en el año 2012. La trama comienza presentándonos el caso, van a matar a una de las protagonistas. Eso está muy bien para enganchar al lector. Después como comienza a presentarnos a los distintos personajes el tiempo va a variar, se ralentiza, porque tiene que volver atrás para contarnos las distintas vidas. Y ya en la tercera parte de la novela otra vez vuelve al principio para que el tiempo pueda avanzar de forma lineal y ahí se vuelve muchísimo más rápida la acción.
 
Los personajes de la novela son tan diferentes y especiales como siempre. Es lo que más me gusta de sus novelas. Es una novela coral. Hay muchos personajes a cada cual más variopinto. Una riqueza digna de mención. Entre los principales personajes tenemos a Indiana, una sanadora de medicina alternativa separada con una hija adolescente, Amanda, un exmarido policía Bob, y un padre farmacéutico que juega con su nieta al juego de rol. Tenemos también a Ryan Miller,  ex navy seal, quien perdió una pierna en combate y vive atormentado por su pasado. Y está el novio rico de Indiana... Entre los muy secundarios que tenemos por ejemplo a una amiga con cáncer, a un pintor brasileño, al barman que por las noches se disfraza de Whitney Houston; a la anciana que se gana la vida haciendo fotografías con una polaroid; a la asistente de la policía, ex convicta y experta en artes marciales. El papel del detective en este caso lo lleva Amanda junto a sus compañeros del juego de rol y su abuelo Blake.
 
Como ya os he dicho el ritmo de la novela no es muy rápido. Incluso me atrevería a decir que está descompensado porque las dos primeras partes de la novela estamos conociendo la vida y obra de los distintos personajes. Y ya en la tercera parte tomamos la trama principal con lo cual el ritmo se acelera mucho porque hay mucha más acción para resolver el enigma de los asesinatos. Yo creo que la autora debería haber compensado más estas partes de la novela. Y también cambia un poco el tono de la narración. En la parte final se hace más serio.
 
Confieso que no es de las novelas de Isabel Allende que más me han gustado. No me ha disgustado, he estado muy entretenida leyéndolo, he disfrutado con la colección de personajes que nos presenta, pero no me ha gustado tanto como otras obras suyas. Pero me gusta tanto su estilo que la leo con placer, disfruto con esas pinceladas irónicas, con ese realismo mágico que impregna la historia. En las obras de Isabel Allende miras, hueles, tocas, hay magia, y eso me gusta mucho. Además en esta ocasión había muchos guiños de la autora, ves alusiones a un autor que es su marido en la vida real, habla en una ocasión de las críticas al “realismo mágico”, habla de lugares con secoyas como el sitio donde está enterrada su hija… No sé hay muchos guiños a los lectores, sobre todo en las dos primeras partes de la novela. Y mucha ironía, e incluso algo de sarcasmo.
 
En fin, que da gusto volver a una novela de Isabel Allende de vez en cuando. Aunque si bien repito que no es de las suyas que más me han gustado, tengo que volver cada poco tiempo a sus novelas, echo mucho de menos a sus personajes.