Un blog de literatura y de Madrid, de exposiciones y lugares especiales, de librerias, libros y let

Mostrando entradas con la etiqueta Mis autores Emilia Pardo Bazán. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Mis autores Emilia Pardo Bazán. Mostrar todas las entradas

martes, 3 de mayo de 2016

Emilia Pardo Bazán en Madrid



Hoy es un martes-lunes ya que ayer tuvimos fiesta. Pero habrá que sacudarse la modorra rápidamente y ponernos a la tarea. Hoy vamos a hacer una de esas rutitas que nos gustan por Madrid siguiendo a algunos de nuestros escritores.

Nos centramos en doña Emilia Pardo Bazán.


Caminando por la calle San Bernardo en Madrid, muy cerca del Palacio de Justicia, en el núm. 35 tropiezo con una placa sobre la escritora: doña Emilia Pardo Bazán. 

Nos dice la placa que la insigne escritora vivió en este edificio desde el año 1890 hasta el año 1915, donde recibió a grandes personalidades de su época. Esta casa la había adquirido su madre, Amalia, ya viuda para residencia familiar en otoño, invierno y primavera pasando los veranos y parte de otoño en el pazo de Meirás. He leído en internet que aquí Doña Emilia ya hacía sus tertulias literarias.

Esta casa tenía una biblioteca y un salón y era en éste, donde con una frecuencia quincenal y en horario vespertino se reunían personas importantes de la vida social, escritores, políticos.

https://donaemiliaenfemeninoplural.wordpress.com/audioguias-en-espanol/audioguia-la-tertulia-literaria-en-casa-de-emilia-pardo-bazan-en-madrid/

Os recuerdo que "La inevitable" cómo la habían apodado sus colegas (creo que Clarín) era una mujer "de armas tomar". Emilia era decidida, enérgica, inteligente, trabajadora. Nació en 1851. Había heredado de su padre el título de condesa y tenía buena situación económica, todo ello hizo que tuviera mucha libertad en una mujer para lo que era esa época. Según contaba ella a los 17, en 1868, vivió tres acontecimientos muy importantes: "Me vestí de largo, me casé y estalló la revolución del 68".



 No es la primera vez que encuentro en mi ciudad huellas de la novelista. Ya en su día, en enero de este 2016, escribí sobre la autora y su Palacete de Pozas, en la calle Princesa del barrio de Arguelles. Os copio el enlace por si queréis consultarlo:

Dice ésta placa que la autora vivió en este Palacete desde 1915 hasta su muerte en 1921. Luego parece que del edificio anterior en San Bernardo pasó a vivir en Arguelles, concretamente en el Palacete de Pozas.




Muy cerca del enclave anterior estaba el Palacio de La Huerta Cánovas del Castillo, a la altura del número 50 de la Castellana. Tras ser asesinado y muerta su viuda, pasó a ser propiedad de los marqueses de Argüelles. Fue entonces cuando comenzó a frecuentarlo Emilia Pardo Bazán para organizar tertulias reivindicativas de los derechos de las mujeres en España. Tras ser Embajada de Cuba, acabó siendo el solar de la Embajada americana.

La escritora tuvo tres hijos: Jaime (1876- 1936), María de las Nieves, o Blanca familiarmente (1879-1970) y Carmen (1881-1935). Jaime casa con Manuela Esteban Collantes (1880-1959), de cuyo matrimonio nace su único hijo, llamado también Jaime, asesinado junto con su padre, en agosto de 1936, en la matanza de la calle Goya por los milicianos de la II República española. Carmen, soltera, muere en 1935. María de las Nieves o Blanca se casa con el militar de caballería y marqués José Cavalcanti (1871-1936), que alcanzará el grado de teniente general, de cuyo matrimonio no tiene hijos. 

Sin embargo su vida conyugal no fue feliz. Su marido, José Antonio de Quiroga y Pérez de Deza, no la entendía. Para lograr la separación, ante la Iglesia, él la acusó de "naturalista". Ella había defendido esa nueva tendencia literaria en su novela "Un viaje de novios" y en su famosa conferencia "La cuestión palpitante" (1882). Terminó por separarse de su marido en 1884 después de que le exigiera dejar de escribir, pero en cambio a partir de ese momento su vida literaria fue mucho mejor. Luego estas casas de las que hablamos en esta entrada son ya de una Emilia Pardo Bazán separada.

Su obra siempre fue en defensa de las mujeres y de su educación. Es la única mujer de la historia que tuvo un puesto en el Ateneo, lo consiguió el 9 de febrero de 1905, con el número 7.925. Era ya una reconocida escritora y había dado conferencias en el Ateneo, pero no podía entrar en la casa como socia de pleno derecho. «Soy la primera mujer que pisa oficialmente el Ateneo y esto es para mí una de las mayores satisfacciones que he recibido», comentaba unos días después. Sin embargo, no la dejaron entrar en la RAE, y fue una de las instigadoras de la educación pública junto a Giner de los Ríos. 
 

lunes, 18 de enero de 2016

De Emilia Pardo Bazán, Benito Pérez Galdos y Madrid


Mi bien, miquiño mío del alma: [...] Haz por venir pronto, cielo feo, monigote, y mientras no puedas arrancarte de esas playas, escríbeme [...] y un deseo tal de verte otra vez en cualquier misterioso asilo, apretaditos el uno contra el otro, embozados en tu capa o en la mía los dos a la vez, o tumbados en el impuro lecho, que nuestra amistad tiernísima hace puro en tantas ocasiones. Sí, yo me acuesto contigo y me acostaré siempre, y si es para algo execrable, bien, muy bien, sabe a gloria... porque tienes la gracia del mundo y me gustas más que ningún libro.

Emilia Pardo Bazán a Benito Pérez Galdós





Al hilo de la entrada anterior donde hablábamos de la obra de teatro "Insolación" cuya autora es Emilia Pardo Bazán. Hoy quería que habláramos un poco de esta autora. 

En Madrid, en el barrio de Arguelles, y en la misca calle Princesa pasamos por un edificio donde está colocada esta placa en lo que fue el Palacete de Pozas donde vivió y murió en 1921 la escritora. Estaba en lo que antiguamente se conocía como el barrio de Pozas situado en la parcela triangular enmarcada entre las calles Alberto Aguilera, Princesa y Serrano Jover.

"La inevitable" cómo la habían apodado sus colegas (creo que Clarín) era una mujer "de armas tomar". Emilia era decidida, enérgica, inteligente, trabajadora. Nació en 1851. Había heredado de su padre el título de condesa y tenía buena situación económica, todo ello hizo que tuviera mucha libertad en una mujer para lo que era esa época. Según contaba ella a los 17 vivió tres acontecimientos muy importantes: "Me vestí de largo, me casé y estalló la revolución del 68".

Tuvo hijos pero su vida conyugal no fue feliz. Su marido, José Antonio de Quiroga y Pérez de Deza, no la entendía. Para lograr la separación, ante la Iglesia, él la acusó de "naturalista". Ella había defendido esa nueva tendencia literaria en su novela "Un viaje de novios" y en su famosa conferencia "La cuestión palpitante" (1882). Terminó por separarse de su marido en 1884 después de que le exigiera dejar de escribir, pero en cambio a partir de ese momento su vida literaria fue mucho mejor.  

Su obra siempre fue en defensa de las mujeres y de su educación. "Es la única mujer de la historia que tuvo un puesto en el Ateneo, no la dejaron entrar en la RAE, y fue una de las instigadoras de la educación pública junto a Giner de los Ríos". 

"Insolación" la obra de teatro de la que os hablaba en la entrada anterior tiene un punto autobiográfico. Emilia Pardo Bazán se la dedicó a José Lázaro Galdiano, editor y coleccionista de arte, con quien tuvo un affaire en Barcelona en 1888 y que confesaría después a Benito Pérez Galdós, con quien mantenía una relación.

Emilia Pardo Bazán tuvo también amores con Blasco Ibañez, pero esa historia terminó cuando el novelista denunció que la autora le había robado el argumento de un cuento que él pensaba escribir. Lo cierto es que muchos autores miraban mal a la escritora: Pereda decía "Padece la comezón de meterse en todo, de entender de todo y de fallar de todo". Juan Valera tampoco tuvo buenas palabras para ella, ni Clarín, ni Baroja ("No me interesó nunca como mujer ni como escritora. Como mujer es de una obesidad desagradable, en su conversación es un poco ansiosa y trepadora")... En fin.

Pero en cambio mantuvo, como ya decíamos, una larga historia de amor con Benito Pérez Galdós que era un hombre alto, delgado, solitario, tímido pero sin embargo mujeriego. A Pérez Galdós se le acercaron muchas jóvenes, algunas aspirantes a actriz para solicitar un papel. Galdós hablaba poco pero escuchaba mucho, dicen que era como una esponja y mucho de lo que escuchaba salía luego en sus novelas.



Se conoce del amor entre los dos escritores gracias a las cartas que se escribían, una de ellas es la que encabeza esta entrada. He leído que se conocen 93 cartas de la escritora a Galdós, y una sola de Galdós. Aunque ella era separada y él soltero, fueron unos modernos del XIX, que cayeron en un único convencionalismo: la clandestinidad. Las cartas que Pardo Bazán dirige a Pérez Galdós están recogidas en Miquiño mío (Turner), por Isabel Parreño y Juan Manuel Hernández. “Te como un pedazo de mejilla y una guía del bigote”. “Yo haría por ti no sé qué barbaridad”. “En cuanto yo te coja, no queda rastro del gran hombre”. “En prueba te abrazo fuerte, a ver si de una vez te deshago y te reduzco a polvo”.

Se han podido recuperar por Galdós, porque  “Toda la correspondencia de Emilia Pardo Bazán se ha perdido. O bien su hija Blanca la quemó o, según la leyenda, la destruyó Carmen Polo en Meirás [el pazo coruñés de la escritora fue comprado por forzosa suscripción popular para regalar a Franco]. Lo más probable es que ocurriesen las dos cosas, que su hija tuviera miedo de la literatura comprometida y que Carmen Polo se cargase lo que hubiese encontrado en los cajones”, cuenta la historiadora Isabel Burdiel, que prepara una biografía sobre la escritora gallega.

 Fue una relación amorosa intensa, que duró más de veinte años, aunque ambos al mismo tiempo tuvieron, como ya hemos dicho, otras historias sentimentales. De Galdós se conocen sus relaciones con la modelo Lorenza Cobián (tuvieron una hija, María), la actriz Concha Morell, su encantamiento con María Guerrero (finalmente ella se casa con Fernando Díaz de Mendoza en 1896) y, al final, Teodosia Gandarias.

Emilia Pardo Bazán escribía al autor reiteradamente instando el retorno a la intimidad perdida «ya sea en el asilo, sea en Palma Strasses (sic. Se sabe que se veían en la calle La Palma, de ahí lo de "Palma Strasses), cerca de la Iglesia de Nuestra Señora de las Maravillas (Malasaña) donde se encontraron con frecuencia en el momento álgido de su relación, entre 1887 y 1888. Pero Galdós está también ocupado en su relación con Lorenza Cobián y fascinado por María Guerrero. De vez en cuando ve a Concha Morell y tiene una larga correspondencia con ella.

 La historia de amor entre los dos escritores fue muy intensa porque la autora era así. Una historia en la que él comenzó siendo el "querido y respetado maestro" para terminar en su "ratonciño del alma". Cartas que ocupan muchos años y abarcan los mejores años creativos de la vida de ambos, entre 1883 y 1915. 

De ellos es la anécdota conocida de que cuando ya no estaban juntos y se encontraron en una escalera. La Pardo Bazán le dijo: Adiós viejo chocho. Y él respondió: Adios chocho viejo. Es graciosa la anécdota y pone de relieve el ingenio de los dos escritores, ninguno le queda atrás al otro. Pero claro, no sabemos a ciencia cierta, si será verdad. De ello ya habíamos hablado en este blog:

http://rociodiazgomez.blogspot.com.es/2014/11/benito-perez-galdos-y-emilia-pardo.html






Muy cerca de la placa de la autora que comentábamos al principio de esta entrada, está la del autor. En un momento de sus vidas vivieron relativamente cerca, en lo que ahora es el barrio de Arguelles. Esta placa también tiene su propia historia:

No se había cumplido el acuerdo en 1920 de colocar una lápida en la casa en que vivió y murió Galdós. En esta casa de la calle Hilarión Eslava 7, en 1922, por fin, apareció una lápida conmemorativa en latín clásico. Victoriano Moreno, secretario de don Benito, manifestó que el sobrino de este, José Hurtado de Mendoza, cansado de esperar la hizo colocar en la casa. Llegó 1924 y una mañana, en el mes de junio, un obrero puso en la tapia del jardín de Hilarión Eslava unos azulejos con letra formando un rótulo que decía: "Aquí vivió y murió Benito Pérez Galdós". Finalmente, en noviembre de ese año el Ayuntamiento subsanó el olvido y colocó una lápida en donde aparece en bronce el busto del novelista y se lee: "A Galdós, el pueblo de Madrid". La lápida, al derribarse la casa, se conserva en el edificio moderno que se levantó en aquel lugar.



 En el blog también hay una entrada dedicada a la casa de Galdós en Las Palmas:


Y bueno por el momento lo dejamos aquí. Ha salido una entrada un poco más larga, pero tratándose de los dos autores que la protagonizaban era inevitable. Como decían la Pardo Bazán. Qué mujer ¿verdad? Grande, en el mejor sentido de la palabra, sin duda alguna.


Notas biográficas

Emilia Pardo Bazán (A Coruña, 1851-Madrid, 1921). Hija única de una familia gallega aristocrática y progresista, recibió una educación notable, que completó con viajes, lecturas e idiomas. Escribió cerca de 600 cuentos y una veintena de novelas y libros de viajes. Publicó artículos en medios españoles, americanos e ingleses. Fundó y dirigió la revista Nuevo Teatro Crítico y la Biblioteca de la Mujer, donde tradujo al feminista Stuart Mill. Se casó con José Quiroga y tuvo tres hijos (Jaime, Carmen y Blanca). Tras su separación tuvo relaciones con el escritor catalán Narcís Oller, el futuro coleccionista José Lázaro Galdiano y, por supuesto, Galdós.

Benito Pérez Galdós (Las Palmas de Gran Canaria, 1843-Madrid, 1920). Escribió un centenar de novelas, 18 obras de teatro y un sinfín de artículos, estuvo a punto de recibir el Nobel de Literatura en 1915, cuando le geopolítica volcó la decisión hacia Romain Rolland, un francés pacifista, según cuenta Pedro Ortiz-Armengol en Vida de Galdós. Fue diputado progresista (primero) y republicano (después). Ingresó en la RAE al segundo intento. Nunca se casó ni vivió con sus amantes. Sus relaciones más conocidas fueron con la modelo Lorenza Cobián (tuvieron una hija, María), la actriz Concha Morell y, al final, Teodosia Gandarias.

domingo, 17 de enero de 2016

"Insolación" en el teatro María Guerrero


Comienzo las salidas al teatro en este nuevo año 2016 asistiendo al teatro María Guerrero de Madrid para ver "Insolación".

Me la había recomendado un amigo y la verdad es que me gustó mucho.

Adaptada por Pedro Víllora y dirigida por Luis Luque es una obra de Emilia Pardo Bazán. Obra del año 1889 que en su momento fue un gran escandalo e incluso fue calificada de pornográfica por la crítica. Después de ver la obra te parece algo increíble esa calificación. 

Pero claro en aquel momento era un texto muy adelantado a su época donde de forma muy irónica se trata la excitación de la mujer ante el amor. Es una obra donde la autora trata los roles masculino y femenino, y aboga por la libertad femenina en lo moral y social. Algo impensable en aquella época. Pero ya se sabe que la Pardo Bazán era una mujer muy viajada, muy adelantada, muy resuelta, que defendía la educación y la libertad de la mujer.

"Insolación" tiene un punto autobiográfico. Emilia Pardo Bazán se la dedicó a José Lázaro Galdiano, editor y coleccionista de arte, con quien tuvo un affaire en Barcelona en 1888 y que confesaría después a Benito Pérez Galdós, con quien mantenía una relación de más de 20 años a pesar de que estaba casada con José Antonio de Quiroga y Pérez de Deza (de quien se separó en 1884 después de que le exigiera dejar de escribir tras la publicación de 'La cuestión palpitante').
 

La obra abarca un período de tiempo de seis días durante los cuales la protagonista (interpretada por María Adanez) Francista de Asís Taboada, una marquesa viuda y gallega afincada en Madrid, es pretendida por un andaluz, un joven conquistador Diego Pacheco, que viene a perturbar su tranquila existencia.


Los cuatro actores están bien: María Adanez, Pepa Rus, Chema León y José Manuel Poga. A mí me encantó sobre todo el actor jerezano Poga. Estaba muy creíble en su papel de galan piropeador incansable. Qué gracioso. Y Pepa Rus también lo hace muy bien en su triple papel. Me gustaron mucho los cuatro.

También me gustó mucho la puesta en escena. Simplemente con unas telas y un sol crean unos ambientes increíbles. Cómo le sacan partido a cuatro cosas que hay sobre el escenario, está muy bien. Esas ondas azules qué chulas... Y el sol qué logrado, es casi un personaje más. 

Me ha gustado bastante sí. Hasta el 24 de enero se puede ver.




«Insolación» .- Autora: Emilia Pardo Bazán. Versión: Pedro Víllora. Dirección: Luis Luque. Escenografía: Mónica Boromello. Iluminación: Juan Gómez-Cornejo. Vestuario: Almudena Rodríguez. Música: Luis Miguel Cobo. Intérpretes: María Adánez, Chema León, José Manuel Poga y Pepa Rus. Teatro María Guerrero. Madrid

sábado, 15 de noviembre de 2014

Benito Pérez Galdós y Emilia Pardo Bazán - Anécdotas de escritores



 Hoy vamos a empezar una sección en este blog que vamos a titular "Anécdotas de escritores".

Comenzamos con una sobre Benito Pérez Galdós y Emilia Pardo Bazán. Cuando estuve en Gran Canaria, en Las Palmas, visité la casa del escritor y allí nos la contaron.

Ya sabéis que ambos escritores mantuvieron una sonada relación de amor. 

La Pardo Bazán era una señora "de armas tomar". Físicamente era "de gran envergadura". Tenía el título de condesa y buena situación económica con lo cual tenía una libertad que no tenían muchas mujeres de su época. Además era muy inteligente, decidida y liberal, tenía mucha influencia. Fundó la revista "Nuevo Teatro Crítico", y por tres veces casi ingresa en la Real Academia Española.  Además de con Galdós, tuvo amores con Blasco Ibáñez, Lázaro Galdiano... 

Galdós, por el contrario, era un hombre alto y esbelto. Reservado, tímido y solitario, a quién le gustaba mucho más escuchar que hablar. El gran novelista del siglo XIX, contaba la vida cotidiana como nadie. 

Parece ser que el amor entre ellos nació de la admiración mutua. Vamos que cómo pasa tantas veces... Se han publicado un par de libros con sus cartas de amor. Noventa y tantas que se conservan de ella. De él solo se conserva una. Su amor fue en los años 1888-1889. Ella ya estaba separada de su marido, y él siempre estuvo soltero. Ella tenía 37 años, acababa de publicar sus mejores novelas, «Los pazos de Ulloa» y «La madre Naturaleza». Él, ocho años mayor, había editado ya «Fortunata y Jacinta». 

Sus cartas no tienen desperdicio: Ella le llama «miquiño mío», «monín», «pánfilo de mi corazón», «chiquito mío», «roedor mío», «camaraíta», «bobito»... Y, a sí misma, «tu rata», «doña Opas», «tu peinetita», «una buitra»...

Se veían a escondidas en Madrid, en la calle la Palma, junto a la Iglesia de Las Maravillas. 

Pero tan pasional como fue su idilio, fue después su enemistad. Cuando estuve en casa de Galdós en Las Palmas nos contaron que una vez, cuando ya no estaban juntos, se encontraron por casualidad en unas escaleras. 

Cuando se cruzaban ella le dijo: 


-Adiós, viejo chocho...

Y nada más hacerlo supo lo que le iba a tocar escuchar de una pluma tan lúcida como Galdós. Por más que aceleró el paso, aún le dió tiempo a escuchar la contestación de su antiguo amante:

-Adiós, chocho viejo...