Un blog de literatura y de Madrid, de exposiciones y lugares especiales, de librerias, libros y let

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sábado, 2 de diciembre de 2017

De letreros y bares



Hoy traemos una de nuestras entradas sobre los nombres de las tiendas y los letreros de la calle.

Encabezando la entrada una fotografía que me envío de regalo mi amigo Luis.
"¿Pues dónde vamos a quedar? ¡Aquí mismo!" Está bien ¿verdad? ese nombre para un bar. Muy oportuno. Lo que menos me gusta es esa "k" con la que ahora abreviamos tantas palabras en el guasap. Puede ser que le de un toque más actual, pero... no deja de ser un puntapié para el lenguaje.

Pero bueno como nombre me ha parecido que estaba bien.



El letrero de arriba lo fotografié yo en una cafetería de Madrid, en Alonso Martínez, a la suelo ir. "¡Somos lo que comemos!". Desde luego que sí.
Atrapó mi voluntad el letrero. Cumple su función de sobra.






La Coruña. 2016
Y el último letrero de la entrada de hoy un poema en torno a las tazas de café. ¿Cómo no iba a fotografiarlo? Tenía todo: el lenguaje y el café. La tomé el año pasado en La Coruña. La cogí al vuelo.


lunes, 27 de noviembre de 2017

Visita al vestíbulo de la estación de Metro de Madrid de Pacífico

Vestíbulo del Metro de Pacífico en Madrid


Allá por mayo de este año ves en internet que se va a poder visitar uno de esos lugares del pasado que se han recuperado para contar la historia.


Cómo es un pequeño placer para ti que te enseñen lugares, y más cuando son en tu propia ciudad, enseguida enviaste un correo para inscribirte.


Se fue mayo, voló junio, y detrás de él todo el verano, cuando de pronto y ya en octubre, te llaman para ver a qué hora querrías apuntarte para la visita del Vestíbulo de la estación de metro de Pacífico. Cuando tú ya ni te acordabas de aquel correo de mayo...


Son varios los espacios a modo de museo que tiene ya el Metro de Madrid.
Está La Nave de Motores de Pacífico que se construyó entre 1922 y 1923, y se inauguró en 1924, permaneciendo en activo hasta el año 1972.
También tenemos la Antigua estación de metro de Chamberí que pertenece a la primera línea de Metro inaugurada en 1919 y que se clausuró en 1966 ya que se tomó la decisión de aumentar la longitud de los trenes y la estación no se podía hacer más grande.
Y está también el Museo arqueológico bajo tierra que hay en la estación de Ópera. Mientras estaban haciendo los ascensores se encontraron con vestigios arqueológicos tan importantes como la Fuente de los Caños del Peral, el Acueducto de Amaniel y el Alcantarillado del Arenal.




Ahora se suma a ellos el antiguo vestíbulo de Pacífico. Le pasó lo mismo que a la estación de Chamberí. Había empezado a funcionar en el año 1923 pero cuando los andenes de la línea 1 pasaron a ser de 90 metros en vez de 60, en el año 1966, se crearon nuevos vestíbulos y éste quedó obsoleto.


Se puede ahora admirar la decoración original diseñada por Antonio Palacios en 1923: los azulejos blancos y los elementos ornamentales azules con cobre.


Es curioso visitarlo, y más cuando piensas todo el tiempo que hace que se construyó, te haces una idea de cómo era entonces el Metro de Madrid. Además es curioso porque entras por una puertecita que pasa desapercibida desde el mismo andén del metro de la línea 1. Es como saltar al pasado para admirar una decoración que merece la pena contemplarse. Aunque lo cierto es que te quedas un poco desilusionada porque esperabas que os enseñarían algún pasillo, algo más. Pero no, solo te enseñan el vestíbulo. Te habías hecho a la idea de que sería como en la estación de metro de Chamberí que ves la entrada, los pasillos y toda la estación. Pero piensas que, en cualquier caso, dura muy poquito tiempo la visita y te enseñan un vídeo sobre la historia de la estación de Pacífico. Después te dan una pequeña explicación y se pueden ver unos trípticos sobre su evolución. Cuando preguntas te dicen que no enseñan más porque los andenes son los mismos que había entonces, el resto de instalaciones son las que aún se utilizan y que se adecuaron. Solo permanecía tapiado ese vestíbulo que ahora han rehabilitado.



Al final te vas con la sensación de que siempre son curiosas e instructivas estas visitas. Pero si tuvieras que elegir entre este vestíbulo de Pacífico y la de Chamberí, no dudarías en elegir la antigua estación, donde puedes admirar toda ella: el vestíbulo y los pasillos, los anuncios y los andenes. Volver en metro al 1966 de un plumazo.


Vestíbulo del Metro de Pacífico en Madrid



Vestíbulo del Metro de Pacífico en Madrid


miércoles, 22 de noviembre de 2017

Exposición Asociación de Pintores y Escultores en La Casa de Vacas


Ocurre que en Madrid tenemos un enorme y precioso parque por el que siempre apetece pasear sea la estación que sea. En otoño está especialmente vistoso con sus colores verdosos y castaños y ese aire que lo envuelve oliendo a humedad.

Ocurre que dentro del Parque del Retiro está la Casa de Vacas que fue construida en el 1874 como vaquería y despacho de leche. Pero ahora es un Centro Cultural que tiene exposiciones bastante interesantes y gratuitas, así como representaciones de teatro y conciertos.

Hace un par de semanas se entregaron los premios del 84 Salón de otoño que entrega la Asociación española de pintores y escultores. Una selección de 63 obras entre las premiadas y finalistas se pueden contemplar en la Casa de Vacas.

Merece la pena desde luego darse una vueltecita contemplando esas obras. ¿Qué mejor plan para un rato del fin de semana en Madrid? un paseíto por el Retiro con una visita a la Casa de Vacas y luego ya... un cine, un concierto, una cena... ¡Da tiempo a todo!

Museo del Otoño - Del viernes 27 de octubre de 2017 al domingo 26 de noviembre de 2017.

La asociación española de pintores y escultores nació en el año 1910 avalada por más de 180 figuras de las artes más importantes del momento. El Rey Alfonso XIII en el año 1912 fue nombrado Presidente de Honor, y ahora son don Juan Carlos y doña Sofía.











jueves, 16 de noviembre de 2017

Ruta literaria por el barrio Salamanca de Madrid - 1ª parte





De vez en cuando hay que ser turista en la propia ciudad. Pararnos y darnos cuenta otra vez de que tenemos la suerte de vivir todos los días del año en un lugar que otros quieren conocer y visitar. 

En una de esas ocasiones que decido ser turista en Madrid he revisitado el barrio de Salamanca aunando mis dos pasiones: El viaje y la literatura. 

Y ahí me veis reconociendo el paso de los grandes escritores por ese barrio tan señorial.

Porque fue aquí, en la calle Claudio Coello, en el núm. 25, donde murió Gustavo Adolfo Becquer (Gustavo Adolfo Domínguez Bastida; Sevilla, 1836 - Madrid, 1870) en el año 1870. Uno de los últimos representantes del Romanticismo, del Postromanticismo, no sería hasta después de muerto cuando se hiciera famoso tanto por su prosa como por sus versos. Rasgos distintivos la temática intimista y una aparente sencillez expresiva, alejada de la retórica vehemencia del romanticismo.

C/ Claudio Coello, 25 La casa donde murio Becquer

Y muy cerca de allí en una calle paralela, la calle Velazquez núm. 4, encontramos que estuvo el torreón de Ramón Gómez de la Serna (Madrid, 1888-Buenos Aires, 1963). Animador indiscutible de la vida literaria madrileña, en 1914 creó una de las tertulias más frecuentadas y famosas con que ha contado Madrid, la del Café Pombo. Su particular visión de la literatura, concebida dentro de los presupuestos del arte por el arte, sin ningún intento de reflexión ideológica, dio lugar a un género inventado por él, las greguerías, definidas por el propio autor como «metáfora más humor».


En la C/ Velazquez, 4 el torreón de Ramón Gómez de la Serna



Y en la misma calle pero un poquito más hacia delante, en la misma Velazquez núm. 27 está la casa donde vivió un Premio Nobel cuando fue Vicecónsul de Yugoslavia en el 1929: Ivo Andric. Novelista yugoslavo de origen bosnio, premio Nobel de literatura en 1961 y uno de los más grandes escritores de su país. Ivo Andric permaneció apartado en la capital serbia durante la ocupación nazi, período en el que escribió las tres novelas que le harían famoso, Crónica de Travnik, El puente sobre el Drina y La señorita.





Y solo nos desviamos un poquito para coger una bocacalle a la derecha según subimos Velazquez para entrar en la calle Hermosilla y muy cerca en el núm. 34 vemos otra de las casas donde vivió el escritor y académico Armando Palacio Valdés (Entralgo, 1853-Madrid, 1938). Tras pasar su infancia en Asturias, se estableció en Madrid a partir de 1870. En su obra se distinguen tres etapas. La primera, marcada por su amistad con Clarín y por la adopción de posturas democráticas. La segunda etapa, durante la que publicó sus mejores obras, se inició con la dedicación a la novela y culminó a mediados de los años noventa. A partir de 1896, año de la publicación de Los majos de Cádiz, se produjo un giro ideológico en su obra hacia posturas más conservadoras




Y volvemos otra vez a la calle Velazquez porque si seguimos subiendo nos encontramos con otras dos casas que no hay que perderse.

En el núm. 57 de la calle Velazquez tenemos la casa donde vivió Pedro Muñoz Seca (Puerto de Santa María, 1881 - Paracuellos del Jarama, 1936). Dramaturgo español. Practicó la abogacía y fue profesor particular, pero su verdadero oficio fue el de autor teatral. Máximo representante del teatro humorístico de principios del siglo XX, sus obras gozan aún de una gran popularidad. Su habilidad para versificar y para los juegos de palabras, junto a la distorsión grotesca de la realidad que presentaba en sus piezas, crearon el llamado "astracán", una variante del género chico.







Y en la otra acera de la misma calle Velazquez tenemos la casa donde vivieron y murieron los Hermanos Álvarez Quintero. Serafín Álvarez Quintero (Utrera, 1871 - Madrid, 1938) y Joaquín Álvarez Quintero (Utrera, 1873 - Madrid, 1944) Populares dramaturgos españoles conocidos a menudo como los hermanos Quintero o Álvarez Quintero. Autores de obras teatrales que transmiten una visión bondadosa y amable de la vida, son la encarnación perfecta del costumbrismo andaluz llevado al teatro.



Pero para no hacer tan larga esta entrada, vamos a continuar este paseo literario por el barrio de Salamanca en otra entrada. ¿Vale?

 No os despisteis que ¡no hemos terminado!

miércoles, 18 de octubre de 2017

"Cómo era ser vecino de Cervantes, Lope de Vega, Góngora y Quevedo" Artículo de Ana Marcos en El País



Me parecen muy interesantes estos artículos sobre escritores y Madrid. Recordamos nuestra historia y repasamos nuestra literatura.

Es un artículo de Ana Marcos. Salió en el periódico El País en marzo de 2015.

Cómo era ser vecino de Cervantes, Lope de Vega, Góngora y Quevedo

12 escenas de la vida en el barrio de las Letras durante el Siglo



El personaje de Lope de Vega en 'El ministerio del tiempo'.
El personaje de Lope de Vega en 'El ministerio del tiempo'.

"Nunca en la historia de la cultura universal se dio tanta concentración de talento en cuatro o cinco calles", escribió Arturo Pérez-Reverte en su blog en 2009 sobre el barrio de las Letras en Madrid. "Si un barrio con semejante pedigrí hubiera estado en Londres o París, todo el lugar sería hoy un inmenso museo al aire libre cuajado de bibliotecas, placas conmemorativas, monumentos y autobuses con turistas. Pero donde está es en Madrid. Capital de España, o de lo que sea este puticlub de carretera. Así que pueden imaginar la diferencia", añadió en 2011.

Para unos cuantos madrileños, otros tantos turistas y algunos estudiantes Erasmus esta zona se vertebra en torno a la calle Huertas, es decir, alrededor de sus tapas, cañas y copas cualquier día de la semana a cualquier hora. Desde hace unas semanas la que fuera la periferia de Madrid en el Siglo de Oro se conoce como lugar donde han encontrado a Miguel de Cervantes. En realidad el autor de El Quijote llevaba en el Convento de las Trinitarias desde 1616, pero el hallazgo ha servido para recuperar y reivindicar la tradición cultural del barrio.

Cervantes no era el único que paseaba por estas calles y creaba en una de sus casas. El territorio que encierran el Paseo del Prado, la plaza de Jacinto Benavente, la calle Atocha y la carrera de San Jerónimo fue habitado por Lope de Vega, Quevedo, Góngora, y tiempo después por Zorilla, Valle-Inclán o Gustavo Adolfo Bécquer, entre otros, a los que se sumaban visitantes ilustres y habituales como Ramón y Cajal o Benito Pérez Galdós. "Durante tres siglos fue el barrio de los artistas", dice Juan Carlos González, responsable de Carpetania, una agencia dedicada a organizar rutas culturales por Madrid. "Tenía mala fama por ser el lugar donde vivían los artistas, personas de poca misa y menos rezo, gentes con una vida un tanto desordenada".

Si la identificación de los restos de Cervantes servirá de acicate para convertir el barrio de las Letras en el Trastévere o en el Montmartre madrileño es un misterio que ni la propia alcaldesa, ya de salida, Ana Botella, se atreve a desvelar. En Verne recordamos con la ayuda de Juan Carlos González, experto de tanto pateo y estudio, y tras visitar la Casa-Museo de Lope de Vega cómo fue el barrio de las Letras antes de convertirse en el lugar predilecto para las despedidas de soltero (y todo lo que esta celebración conlleva) en Madrid.

1. "Miguel de Cervantes no era el vecino más famoso del barrio, era Lope, el único escritor con casa propia y una legión de fans que le lanzaban piropos por la calle. Se decía que en las casas del barrio además de una talla de un Cristo se ponía un retrato del escritor", cuenta González.
2. La vivienda de Lope de Vega, que definía como "mi casilla, mi quietud, mi güertecillo y estudio", es una espectacular casa de tres plantas y un jardín con árboles donde reina un naranjo. En este lugar vivió los últimos 25 años de su vida. Tras la muerte de su segunda esposa Juana de Guardo se ordenó sacerdote y suavizó su fama de seductor.
3. La de Lope es una casa a la malicia, es decir, tanto la distribución de las ventanas en la fachada como la de las habitaciones servían para evitar la regalía de aposento, la obligación de alojar a un funcionario del rey, en la mayoría de los casos, un soldado. Lope de Vega consiguió eludir el pago del impuesto y al huésped durante algún tiempo. Finalmente tuvo que alojar a Alonso Contreras, el soldado que inspiró la saga Alatriste y a uno de los protagonistas de la serie El ministerio del tiempo de TVE.

4. En la calle León se reunían los agentes de los actores en el conocido mentidero de los representantes donde además de hablar de contratos y obras de teatro se difundían otro tipo de rumores. En este lugar se cocinó la mala fama de Cervantes y su enemistad con Lope. "Ellos eran conscientes del pique, era algo así como el Real Madrid contra el Atlético de Madrid", dice González. "De hecho Lope organizaba tertulias en su jardín y nunca invitaba a don Miguel".

5. La fama de Lope de Vega en el barrio estaba relacionada con su éxito teatral. "La mayoría de sus obras se estrenaban en el Corral del Príncipe, el actual Teatro Español", recuerda González. "Las de Cervantes eran más intelectuales y no conseguían tanto público. Ahora se le recuerda sobre todo por la novela, pero a él le hubiera gustado que le recordaran por sus obras teatrales".

6. Al teatro se iba a pasar el día, las obras podían durar jornadas enteras. Las mujeres se situaban en la cazuela y los hombres de pie. "Ellos iban a verlas a ellas", asegura el experto. Durante las funciones se podía comer, lo que acarreaba un peligro: "Si la pieza era aburrida acababan lanzando todo tipo de cosas a los actores, en aquel momento era un oficio casi peligroso, el público podía boicotear obras, autores y actores".

7. La otra pareja de enemigos la formaban Quevedo y Góngora. Se arrojaban versos maliciosos y verbos más crueles por la calle. "Góngora llamaba a Quevedo la culta latiniparla por pedante y por el tipo de tecnicismos que usaba", recuerda González. "Quevedo contratacaba diciéndole que dormía en latín y soñaba en griego". Pero la mayor venganza llegó cuando Quevedo empezó a extender el rumor de que iba a echar a su enemigo de su casa. Y lo cumplió. "Compró el piso con el bicho dentro", dice el experto. No consta ni que se trasladara a su nueva vivienda, pero consiguió que al pobre (literalmente) Góngora lo desalojaran.

8. Al barrio de las Letras también se le conoció como el barrio de las huertas. Algunos vecinos aprovecharon la zona de umbría del actual paso del Prado (esa zona era campo) para plantar árboles frutales. Los huertos desaparecerán en el siglo XVIII.

9. Otro de los refranes con el que se identificaba a este barrio era: "En la calle Huertas hay más putas que huertas". La zona estaba llena de tabernas y mesones, era el centro de ocio de la ciudad. También había unas cuantas mancebías legales que lo convertían en el barrio rojo del Siglo de Oro. "A las prostitutas las llamaban las hermanas de Venus porque proporcionaban amor y venéreas", explica González. Gozaban de sus servicios los soldados de Flandes en su descanso en la capital lo que ayudaba a extender nuevas enfermedades que se traían del frente.

Para paliar las epidemias se creó un hospital especializado en venéreas en la glorieta de Antón Martín, en el límite del barrio. "En la película Alatriste, Ariadna Gil muere por una de estas infecciones en este centro", cuenta González.

Los soldados no eran los únicos que acudían al barrio para visitar a las prostitutas, Galdós y Ramón y Cajal también pagaban por sus servicios. "Al nobel también le gustaba la carne", ríe el experto.

10. Cuando terminaban de disfrutar de los placeres de la carne escritores, actores, toreros como Luis Miguel Dominguín y Manolete, y demás artistas se reunían en lugares como El Parnasillo, el bar más cutre de Madrid, el del Teatro Español o en la fonda de San Sebastián que después se convirtió en un palacio. Practicaban la charla y la conspiración contra el Gobierno, que como ahora, consideraban que les acribillaba a impuestos.

11. Una de las costumbres de las mujeres del barrio era ir a misa de 11, la misa de las marías, la liturgia a la que acudían las actrices, las famosas de la época. Era el momento del día favorito de las vecinas porque así podían cotillear y copiar los vestidos de sus ídolos. "Otra de las anécdotas llegaba en el momento del rezo", dice González, "se arrodillaban y decían: 'Creo en Dios' y luego bajaban la voz y terminaban: 'y en Lope de Vega en el cielo y en la tierra".

Las iglesias del barrio eran también el sitio al que acudir a ligar. Los jóvenes no se conformaban con intercambiar miradas, así que, según relata Juan Carlos González, cuando ellas se acercaban a la pila de agua bendita para santiguarse ellos metían la mano al mismo tiempo para rozarse. "Hacían deditos en templos como la iglesia de Medinacelli", apunta.

12. Los nombres de las calles cambiaron con los siglos. La calle del mentidero era también la calle León en la que por un par de maravedíes se podía ver a esta fiera en una jaula en casa de uno de los vecinos. La actual calle Lope de Vega se llamaba Cantarranas porque se escuchaban croar a estos animales. Cervantes fue la calle Francos porque varios franceses tenían allí casa.



martes, 19 de septiembre de 2017

"Historia oculta de Madrid" visita guiada por Madrid




Siempre te gustó ir por tu ciudad como un turista. Pasear por calles por las que nunca vas, detenerte para admirar alguna fachada que siempre estuvo ahí algunos metros por encima de tu cabeza, descubrir donde vivió este o aquel intelectual de otra época.

Siempre te gustó recorrer tu ciudad con ojos nuevos.

Por eso muchas veces vas andando de un lugar a otro por el placer de caminar y mirar.

Por eso de vez en cuando te apuntas a algunas rutas turísticas que puedan enseñarte cosas que no sabes, o recordarte otras que sabías pero habías olvidado.

La última fue "Historia oculta de Madrid" un sábado por la noche. Te acompañaba Jesús que se reveló como un guía ameno y muy entretenido.

Fue una ruta distinta, donde en un principio no te fijabas en los edificios, aunque ya que estabas te daban algunas pinceladas rápidas sobre algunos. Pero en esa ruta lo importante eran las personas que un día lejano tuvieron algo que ver con esos rincones. Personas relacionadas con hechos truculentos. Robos, inquisición, intentos de asesinato... O mejor dicho Luis Candelas, Mateo del Morral o incluso el demonio caído por arte de birlibirloque en una azotea.

Hora y media redescubriendo el centro de tu ciudad de la mano de Jesús y algunos personajes singulares que vivieron en ella, personas del pueblo como tú y como yo, o personas de la realeza, de la nobleza o la política, pero que han pasado a la posteridad.

"Historia oculta de Madrid" se llamaba la ruta. 
Y no estaba nada mal de precio por Atrápalo o Lets Bonus. Era muy, muy barata para lo que te gustó.

Para que luego digan que la cultura es cara.



martes, 12 de septiembre de 2017

Visita a la Biblioteca Nacional de Madrid





Este blog siente debilidad por las bibliotecas. 

Acostumbra a atesorar fotos de todas las que visita a lo largo y ancho de este mundo. No lo puede evitar. Esos santuarios de la lectura, forrados de estanterías llenitas de libros, donde huele a letra y se respira el silencio necesario para zambullirse dentro de unas páginas, le tienen robada la voluntad.
Este blog también tiene una etiqueta donde va guardando memoria de todas ellas bajo el epígrafe de "La vuelta al mundo en 80 bibliotecas", haciéndole un guiño al famoso libro de Julio Verne.

Ocurre que este blog no había podido nunca visitar la mejor biblioteca de su ciudad, la más emblemática. Nos estamos refiriendo a la Biblioteca Nacional de España, que está en el Paseo de Recoletos de Madrid. Claro que había estado allí muchas veces, en múltiples exposiciones y conferencias. Pero nunca había podido ver su "trastienda", sus depósitos, sus salas, su cafetería... Y lo estaba echando de menos.
Este agosto pasado por fin lo consiguió. Tuvo la suerte de que alguien muy allegado le invitara.

En esa ocasión, cuando fuera rozábamos los treinta y muchos grados, mi blog se paseó por el fresquito de los depósitos de la Biblioteca Nacional. Podéis imaginar que, además de libros, tiene muchísimos fondos de todo tipo de material. Varias plantas, con numerosos pasillos y dentro de cada pasillo documentos de todo tipo: Incunables, fotografías, dibujos, mapas, etiquetas de libros de papel de fumar, cromos, postales, posters... Muchísimos tipos distintos que han perdurado a lo largo de los años e incluso los siglos.









Mi blog levitaba caminando por los pasillos de todos esos depósitos. Observando por todas partes cuánto de valioso hay ahí preparado para alguna futura exposición, o simplemente esperando el momento de volver a ser guardado. Atento también a los detalles como el de los guantes blancos para manipular los libros.

Tal y como imaginaba, no se sorprendió de que de nuestra guerra civil, o "incivil" como dicen algunos, hubiera tantísimo material. Cajas perfectamente ordenadas con etiquetas conocidas: "División azul", "Auxilio social", "Frente de Aragón", "Iglesias" o las más tristes: "Checas", "Muertos y heridos". Y por supuesto otras tantas de fotos: "Fotos de las plazas españolas", "Escenas de guerra", "Varios frentes" ...








Cuando mi blog terminó de ver los depósitos de los libros, de las fotos, de los mapas, de mil y un documentos, también paseó por sus pasillos. Asistían a su paseo los autores premiados con el Premio Cervantes, nos miraban impasibles desde dentro de sus cuadros. Él ya los conocía, guarda en una sus entradas memoria de una exposición que hubo en la Biblioteca en los que estaban todos los cuadros más otros documentos (libros, cartas...) de cada uno de esos premiados autores.





Y después aún tuvo tiempo de visitar algunas de sus salas de lecturas: La Sala Goya, la sala Cervantes, la sala Barbieri... donde se tiene la posibilidad de consultar muchos de sus fondos.






Fue una visita muy interesante, mucho. Logramos asomarnos un poquito a cuánto ha atesorado esta Institución en sus 300 años de existencia. Por supuesto es imposible poder abarcar ni resumir todo lo que atesora y supone esta Biblioteca. Además a mi blog no le dejaron hacer demasiadas fotos. Pero con unas poquitas quería dejar constancia de la suerte que supuso caminar por allí una tarde, poder admirar algunos de sus rincones, ver un poco cómo se archiva y cómo está dispuesta... ver su interior rico y oscuro.

Solo queda dar las gracias a quién lo hizo posible: a mi querida infiltrada, y a sus compañeros tan amables. Los mismos anónimos trabajadores que cada día velan porque la Institución funcione.

Tenemos una Biblioteca Nacional bien chula, me susurra mi blog cuando salimos.
Y yo, sin hablar, asiento una y otra vez.




domingo, 30 de julio de 2017

"Encandilados" todos los viernes del verano en El Retiro


 Todos los viernes de julio, agosto y septiembre a eso de las 21.30 en un lugar tan madrileño como El Retiro se enciende un viejo candil que ilumina muchos cuentos. 

Tantos como tú quieras escuchar.


 En la Fuente de la Alcachofa que está en una de las esquinas del estanque del Retiro, llegan unos "tirititeros" de la palabra cargados con una cartelón de colores, una manta para extender en el suelo, un candil y cerros de cuentos bajo el brazo para decirte... "Erase una vez".

Se llaman "Encandilados" y estan allí todos viernes del verano para encandilarte con sus cuentos. Son cuenteros de aquí y de allí que se unen para contar a viva voz, sin micrófono, cuentos para adultos que han leído o han inventado. 

Quieren expresarse, ensayar, contar y disfrutar cada vez mejor.

Este último viernes, 28 de julio, allí que estuve disfrutando de esta velada. Además tenía el aliciente de que una amiga Piluca Martínez de Velasco quería contar unos de mis cuentos: "Boca abajo".


Fue toda una invitación: allí me esperaba una sillita azul y uno de mis cuentos puesto en escena. Eso es un regalo.

Alli estuvimos.
Bajo la farola diez u once narradores con muchísimas ganas de contar, y al otro lado todos los que paseaban por El Retiro y quisieron acercarse.





Las fotos no me salieron muy bien, y bien que lo siento, pero el rato... el rato me salió estupendo.

Mil gracias a Piluca, y a todos sus compañeros porque disfrutamos mucho con ellos y su forma de contar.


domingo, 11 de junio de 2017

Muestra del Primer Taller de creación de Microteatro en El desván de Frida



 Hace un par de sábados, en mayo de este 2017, estuve en la Muestra del Primer Taller de creación de Microteatro. Uno de mis compañeros de tertulia había asistido a este taller y su obra de microteatro se presentaba ese día junto a otras tres.

Dirigía el profesor Ángel García Suarez y coordinaba María Peregrina.

Las obras eran las siguientes:


 - "Azufre azul" de Vicente Velázquez, que era mi compañero. En un principio los actores eran Juan Rueda y Bosco Fernández, pero finalmente actuó Vicente y Bosco.



 - "Un par de cañas" de Pilar Martínez Toledo. Los actores fueron Edu de la Fuente, Sergio Ladrón de Guevara y Juan José Hernández.


- "Pero ¿papá?" de Irene Muidercracht. Los actores eran Álvaro Roig e Imán Velasco.





- "El pasajero" de María Peregrina. Y los actores eran The Pipu y también María Peregrina.


Qué buen rato pasamos. Cuatro obras de argumentos muy distintos, la primera era la conversación entre dos policías y abordaba el tema de la honestidad en el trabajo, la rectitud... en un tono ácido. La segunda era un encuentro de tres clientes en un bar, y como trasfondo la crisis. En la tercera se trataba el tema de las relaciones familiares antes y después de la pérdida de la madre. Y la cuarta se desarrollaba dentro de un taxi, entre la taxista y un cliente que se autodenominaba "nucomante", en clave de humor.

Y no solo eran muy distintos los argumentos sino también el tono de la obra. Con la tercera nos sobrecogimos y con la cuarta nos reíamos un montón.

Historias entretenidas,  todas. Y muy buenos, en general, los actores que las interpretaban, naturales y creíbles. La disfrutamos mucho.

Nunca había estado en esta sala de El desván de Frida, muy cerquita de La Casa Encendida en Madrid. Es una sala muy pequeña, había que estar delante para verlo bien, aunque no había sitio para muchas personas, estaba lleno y era el segundo pase. 

Valió la pena, desde luego.

Si os interesa el Microteatro, aquí podéis asistir a un Taller de Creación de Microteatro. Dice la propaganda: "Escribe tu obra en cinco sesiones y estrénala en "El desván de Frida". Se reunen cinco martes, dos horas cada semana. Yo no he asistido, ya os comentaba que asistió uno de mis compañeros de tertulia. Si os interesa están en la calle Mallorca de Madrid, núm. 6 en el Metro Lavapiés.