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viernes, 12 de enero de 2024

Los cielos de Madrid en este enero del 24

 


Y ocurrirá que alguna vez yo deje de ver estos cielos. 

Ocurrirá que no pueda contemplar cómo, correteando, van acercándoseme las nubes.

Ocurrirá que el regalo desenvuelto de tantos preciosos atardeceres ya no sea para mí.


Me perderé las desordenadas azoteas de Madrid cuando el sol viene a acariciarlas.

Me perderé las montañas nevadas coloreándose con suavidad de rosa.

Me perderé.


Y ya no me encontrarán feliz brincando de azotea en azotea, 

redescubriendo este otro Madrid que me robó la voluntad, 

el que palpita cerca del cielo más bonito del mundo.


Ocurrirá. 

Me lo perderé.

Pero será sin querer.







lunes, 8 de enero de 2024

"Exposición de trenes históricos" del Metro en la estación de Chamartín

 

Los 8 de enero te descubres sacudiéndote la pereza, de encima de los hombros, con el revés de la mano, como si tratara de una molesta pelusa que se adhiere a la ropa y no hubiera forma humana de quitársela. Los 8 de enero, sin demasiadas ganas de arrancar, comienzas a pensar que deberías ir poniendo orden en unos cuántos asuntos. Deberías.

¡Venga! te animas, ¡espabila! insistes, que hay mucho por hacer. 

Y para llegar antes a todo decides, como tantísimas veces, pillar el metro y comenzar por lo que más te gusta, así parece que uno se anima más. Pillar un metro. ¿Que haríamos en este Madrid sin él? No ves la calle pero ganas tanto tiempo...

Si escarbo un poco en el trastero de mi memoria, descubro mi primer recuerdo con este transporte: un billete del metro que costaba 12 pesetas. Supongo que lo conservo, el recuerdo, no el billete, porque debía ser de las primeras veces que me subía en ellos. Mi estación de metro era "Esperanza". Y en aquel entonces, luego fue creciendo en estaciones, era uno de los extremos de la linea 4 "Argüelles-Esperanza". Era bonito el nombre, y hasta salía en una canción de Manu Chao pocos años después: "Proxima estación... Esperanza". Sí, también es cierto, le demandaron por tomar prestada la locución del metro sin permiso. Pero bueno, esa es otra historia. Os decía que yo me acuerdo del billetito blanco y rectangular que costaba 12 pesetas, y como me acuerdo de él, me acuerdo de aquellos vagones y los asientos por los que debajo salía tanto calor y abrías la ventana, alguien seguramente te ayudaba porque estaban bien duras, y entraba un olor a metro... Me acuerdo también de aquella salida del barrio cuando aún no se podía entrar y la que, en cambio, con el tiempo frecuentaría tantísimas veces.

No hace mucho estuve visitando la exposición de trenes históricos del metro. Se pueden ver algunos de los "clásicos", los que estuvieron en servicio entre los años 1919 y 1965. Es muy curioso ver cómo, para ir haciéndolos populares, fueron perdiendo comodidades y elegancia haciéndose progresivamente más austeros. Los primeros tenían los suelos de madera y los asientos mullidos que veremos como irán evolucionando hasta los más duros de plástico, como también puedes comprobar el cambio del primitivo escudo del Metropolitano Alfonso XIII al logo de la Compañía Metropolitana de Madrid con su C y dos M por la parte de fuera... Se pueden ver también cambios en múltiples cosas: en las cabinas, en los apliques de luces, en la publicidad, en el modo de abrirse las puertas, en el revestimiento interior... Los que se pueden admirar están completamente restaurados. Está el modelo "Cuatro caminos" que es de los primeros que se usaron en la primera línea, la 1 la de "Sol-Cuatro Caminos". El modelo "Ventas" de 1924 y que cubría la línea 2 y el modelo "Quevedo" también de la misma línea.  También el modelo "Salamanca" de los años 40. O el modelo "Legazpi" de un poco más tarde, de los años 50... y alguno que otro de otras fechas más posteriores que son modelos "1000" y que ya no eran rojos sino verdes. Están ordenados en las vías según se han ido restaurando, no por orden cronólogico. Y parece ser que siguen en ello. Es una suerte que se hayan conservado y después restaurado para que podamos, más de cien años después de los primeros, visitarlos y admirarlos.

También nos explicaron que había de motor y remolque. Ésto se ve en la numeración que tienen arriba con una R-XXX o una M-XXX.

Es muy curioso también volver a leer aquellos carteles que llevaban. Algunos no sé ni si los llegué a conocer: "Reservado para caballeros mutilados", que ya iban en los que se utilizan justo después de la guerra. Y otros que hemos leído tantísimas veces. "Tened cuidado para no introducir el pie entre coche y andén". Entre uno y otro están los que hablaban de no escupir, o no fumar... Cuando aún se podía hacer. 

Se pueden admirar también paneles informativos, herramientas del personal, parte del uniforme, utensilios, carteles de cómo estaban y cómo ha sido el proceso de restauración... 

En fin... no os puedo contar todo lo que nos dijeron porque nos dieron mucha información y ahora que estoy reseñando la visita pienso que podría volver a ir porque hay cosas que nos contaron de las que ya dudo. ¡Ay la fragilidad de la memoria...! Pero lo cierto es que fue interesante. Es una exposición gratuita y permanente que está dentro de la estación de metro de Chamartín.

Me resultó curiosa.

 















viernes, 5 de enero de 2024

Galdós en Madrid. 104 años de su fallecimiento un 4 de enero.

 


 "Don Benito, el Garbancero" como le llamó Ramón del Valle-Inclán murió también un 4 de enero, pero de hace 104 años. 

Don Benito el Garbancero porque le gustaba novelar sobre la gente normal y corriente, la de "a pie", la gente de la calle, los que comían a menudo ese puchero de garbanzos. 

Pérez-Galdós, uno de nuestros mejores escritores, exponente del "realismo" en la novela y a quién da gusto leerle. 

Los de mi generación le estudiamos, le leímos y sobre todo la mayoría, recordamos como si hubiera sido anoche mismo, a todos en casa esperando que comenzara el siguiente capítulo de la serie "Fortunata y Jacinta" con aquella Ana Belén tan jóven, tan guapa y tan desgraciada por enamorarse de quién no debía, el señorito Santa Cruz. Y qué música tan evocadora de Antón García Abril tenía la serie de televisión española que contribuyó enormemente a que se conociera al escritor. 

Muy reconocido en vida, dicen que vendió mucho, pero era manirroto y se administró de pena, ahorrando poco. Pero lo cierto es que entre sus contemporáneos fue muy reconocido y admirado. El día que murió, en su casa de la calle Hilarión Eslava en el barrio de Argüelles, un 4 de enero de 1920, 30.000 madrileños se echaron a la calle, vestidos de negro de los pies a la cabeza, para acompañar el cortejo fúnebre hasta el cementerio de la Almudena. 

Ahora, ciento y pico años después, a poco que te fijes, paseando por el centro de Madrid se puede seguir su rastro en las placas de muchos de nuestros edificios. Y podemos decir que está más vivo que nunca.

  



 

 





domingo, 10 de diciembre de 2023

Y otra para la colección de aseos

 



"Shhh. Tengo cromos nuevos para el álbum de los aseos" le digo en voz baja a mi yo más cáustico. 

Y por el rabillo del ojo, mientras trapicheamos con ellos, le veo sonreírse con malicia, disfrutando por anticipado del placer de pegarlos despacio en su cuadrado, el que corresponde a diciembre del 2023, después de ese "puente" que habrán disfrutado por otros, porque anda que tú, mona... 

"¿A que te gustan?" le vuelvo a decir mientras se los enseño.

Y otra vez, y a hurtadillas, le veo murmurar: Pues sí, porque total es lo que se merece la última semana, mucho prometer, mucho prometer con tanto tiempo libre y tantas opciones de ocio, para luego... ¡Puente traidor! Eso se merece, que le ponga una enorme guinda en forma de WC. 

"Oye, pero se despotrica con elegancia, ¿eh?" le digo. Cuidadito que es mi blog.

Mi yo más cáustico y yo, nos llevamos bien. Yo le dejo que haga su colección de aseos, y él se queja, protesta, chilla, maldice, se desmelena y desgañita cuánto quiere contra lo humano y lo divino, pero en silencio, muy en silencio, coleccionando váteres.





Las dos primeras fotos, las de los artistas en sus discos, las tomé yo en un café del centro de Madrid, que espero que frecuentemos a menudo. Las de las caricaturas tan "salás" me las ha regalado Chelo, mi compañera de tertulia, que las pilló en un bar de la Plaza Mayor de Madrid. Y la más elegante, la última, me la regaló mi compañera de trabajo Pilar, y la encontró en La Alberca. 

lunes, 4 de diciembre de 2023

Madrid en el Puente de la Constitución

 



Y cuando lleguen estos días del Puente de la Constitución, y nuestras calles se llenen aún más, de pisadas y bolsas, bufandas y matasuegras, cuerpos y bullicio, en busca de las vistosas luces de Navidad, tú y yo correremos hasta lo más alto, hasta refugiarnos en los solitarios y desordenados tejados de nuestro Madrid.

Y una vez allá arriba veremos a todas esas diminutas hormigas ya en procesión por el asfalto.

Mientras nosotros, tu y yo, con solo estirar nuestros brazos rozaremos sus violetas, naranjas, azules, qué se yo... si incluso las luces de Navidad, recién comenzado diciembre, andan ya enceladas con este cielo nuestro y sus colores.

Madrid 2023













martes, 28 de noviembre de 2023

"Mujeres singulares" en el cementerio de La Almudena

 


No es mala manera pasar un domingo por la tarde en una visita guiada cuyo título es "Mujeres singulares". Que ésta transcurra, además, por un melancólico y otoñal cementerio de la Almudena de Madrid le da un punto más de interés. Un cementerio bastante desconocido para mí, y tan grande, con sus 120 hectáreas, que tiene mucha historia que contar. 

No, no es mala manera comenzar una tarde otoñal de noviembre, de tímido sol, pisando hojas crujientes, mientras vas aprendiendo y recordando la vida de algunas mujeres especiales. Mujeres importantes que nos precedieron y cuya vida fue única por algún rasgo particular para quiénes llegamos después. También mujeres que abrieron camino en el terreno de las letras y las artes. 





¿Quién no ha oído hablar de las 13 Rosas? Empezamos la visita por la puerta más cercana al lugar donde esas jóvenes de entre 18 y 29 años, en agosto del 39, fueron fusiladas junto a 43 hombres tras Sentencia del fiscal del Consejo Permanente por ser "responsables de un delito de adhesión a la rebelión". 

Más tarde, le tocó el turno a algunas mujeres que, en cambio, contra todo pronóstico resultaron salvadas. Como Fermina Oliva, una de los siete supervivientes españoles del Titanic, donde había embarcado acompañando, como costurera y ayudante, a su señora en su viaje de novios. Después recordamos a otras como Blanca Sánchez Berciano, promotora de exposiciones, gestora cultural en la época de la Movida Madrileña, cercana a Almodovar y representante de artistas como Carlos Berlanga. O Pilar Millán Astray, hermana del conocido General, e importante escritora de los años 20 y 30 del pasado siglo, autora de unas cincuenta comedias como la famosa "Tonta del bote" que tanto popularizó Lina Morgan. 

También repasamos mujeres tan importantes en el campo de la escritura y las bellas artes como María Moliner, la creadora del diccionario que lleva su nombre, Maruja Mallo, la pintora y una de los cuatro artistas (Dali, Lorca, Margarita Manso y ella) cuyo acto de cruzar la Gran Vía a cabeza descubierta motivó el nombre de "Las sinsombrero" y que figura en su tumba con su nombre real "Ana María Gómez Gonzalez", la escritora Concha Espina, o la famosa actriz María Guerrero, que llegó a tener su propio teatro, y ya sabéis que era abuela de Fernando Fernán Gómez.











Elena, la guía, nos iba contando de estas mujeres que os he nombrado y algunas más, de forma instructiva y amena. Nos las enseñaba en foto con su tablet para que las pusiéramos cara y nos permitía escuchar fragmentos de las canciones que cantaron, si eran artistas. Y estuvo muy bien recordar a las que más he estudiado y aún mejor conocer a algunas que ni tan siquiera me sonaban. La tarde color herrumbre fue dejando caer nombres, caras y vidas que no pasaron sin más por el mundo, sino que dejaron su impronta. 

No, no es mala manera comenzar una tarde otoñal de noviembre, de tímido sol, pisando hojas crujientes, mientras vas aprendiendo y recordando la vida de algunas mujeres singulares.


viernes, 24 de noviembre de 2023

Instituto Cardenal Cisneros de Madrid y sus colecciones del Gabinete de ciencias naturales

 




Con motivo de la semana de la Ciencia y la Innovación, el otro día estuve visitando uno de los seis Institutos Históricos que tenemos en Madrid: El Instituto Cardenal Cisneros.

Ahora me sorprendo de que nunca me hubiera dado cuenta de que ese instituto estaba ahí. Esa es una de las cosas que más me gusta de vivir en Madrid, que nunca se termina de conocer. Me apunté a la visita porque se dieron varias casualidades. Vi anunciadas las visitas y coincidía que no conocía ninguno de los Institutos que se podían visitar. Y ahí me empecé a transformar... En este caso, además, la visita era a las 18.30 y yo salía de trabajar a las 18 horas, ¡eureka! Tendría que ir como una bala, pero me daba tiempo a llegar. Y terminé la transformación al ser deseoso de conocer nuevos lugares que llevo dentro. Pero la que soy exteriormente siempre tiene sus reticencias, su lado negativo que piensa "A ver cómo es esto, quién habrá, dónde me meteré... " Buf. Menos mal que la de dentro siempre empuja y así, sin demasiadas expectativas, llegué corriendo a la visita que finalmente me encantó. ¡Lo que me gusta conocer sitios nuevos! y si son relacionados con la cultura, la educación, los libros... más me gustan. 

El Instituto Cardenal Cisneros se construyó en 1878. Pues sí ya tiene una edad... Y lo primero curioso es que se hizo solo en diez años. Y no es precisamente pequeño... Está situado en la calle de los Reyes, núm. 4, es decir, en una manzana bien grande que se ubica entre Noviciado y la Plaza de España. El arquitecto fue Francisco Jareño, al que conocemos porque hizo la Biblioteca Nacional y el Hospital del Niño Jesús. Y la de veces que subiendo de Plaza de España yo habrá pasado por esa callecita, por ese Instituto sin saber qué era. 

Al principio se llamaba Instituto del Noviciado, estamos hablando de los tiempos de Isabel II. Es de los primeros de Madrid, junto con el Instituto de San Isidro. Se llamaba así porque tenía relación con la Universidad que estaba situada en la calle San Bernardo. 

No me quiero enrollar mucho. Ni es plan, ni podría contaros todo lo que vimos y nos enseñaron pero quería daros unas pinceladas sobre su importancia, pues conserva los orígenes de la enseñanza secundaria. Por este Instituto han pasado muchas personalidades en sus tiempos de estudiantes: Giner de los Ríos, Los hermanos Machado, Menéndez Pidal, María Goyri, Santiago Bernabeu, Clara Campoamor...

Es un edificio señorial de tres plantas, con una escalera imperial de mármol de escalones ya muy desgastadillos y preciosas vidrieras. El tercer piso se construyó después de la guerra. Durante el conflicto, estaba tan cerca ese Instituto del frente de la Ciudad Universitaria, que se mantuvo cerrado. Al tercer piso lo llaman "el palomar". Y ahí ya empezó propiamente la visita.





Fuimos del presente de este céntrico y señorial Instituto de Secundaria hasta su pasado. Que curioso cómo íbamos hacia atrás viendo las aulas y los laboratorios. Indudablemente prefiero las estancias antiguas. Es un lugar con muchísima solera. Íbamos atrás en las instalaciones y en la historia de la enseñanza en España.

Y así pudimos ver un aula histórica del siglo XIX, una escalonada con bancos corridos y la tarima rodeada de una verja donde estaba el profesor enseñando. Lógicamente en los primeros bancos se sentaba la mujer, o escasas mujeres que acudían a clase. Porque en un principio, hablamos del siglo XIX, solo acudían hombres pero ya en los años 30 del siglo XX había bastantes mujeres. Sin embargo, tras la guerra vuelve a ser masculino, hasta los años ochenta que afortunadamente otra vez es mixto. Curiosísimos me parecieron esos encerados que se podían abrir más. 




Después pudimos ver el Gabinete de Historia Natural, el laboratorio de Ciencias Naturales, la Sala de Juntas y hasta el despacho de la Directora, que muy amablemente nos recibió a todos en su despacho y nos contó cosillas de la actualidad del Instituto y de sus ideas de apertura. 












Curiosísima la boca de riego del 1887, o el hombre clástico. Sí, clástico. Ese hombre desmontable con el que estudiaban las vísceras, las venas, arterias y demás partes, comprado cuando la Exposición Universal en París. El oído que tenían y habían restaurado con un cuidado infinito, los animales con los que estudiaban, el pedazo de pez ¿esturión? pescado en ¿el río Tajo? que ya se extinguió, el herbario hecho también en Francia... No contaba tantas cosas el guía que ahora ya dudo hasta de los detalles. Daba gusto escucharle. Bueno, muy chulo todo el material que conservan y las láminas recién restaurante para las que van a hacer un armario que les costará un dineral, nos decía la Directora para que no cojan polvo y estén bien estiradas, porque en otro caso se volverían a estropear...

En fin, me encantó esta visita. Qué novedosa, qué instructiva. Si tenéis oportunidad y os gustan estos temas, no dejéis de ir, merece mucho la pena.