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domingo, 25 de febrero de 2024

En tardes como la de hoy seremos aves

 



Y en tardes, como la de hoy, seremos aves que se dejan llevar por otro viento. 

No el viento bravo que, tras los cristales, zarandea cuánto encuentra.

No el viento tirano, cuyo rumbo, obedecen todas las veletas.

En tardes, como la de hoy, seremos solo dos.

Y no habrá empeño, ni desempeño, ni entrega,

Entre nosotros solo cabe aquella suave ligereza.


Sígueme, que solo el viento nos guíe,

que flotemos tenues, melodiosos.

Al fin, en tardes como la de hoy, seremos aves,

aves migratorias extendiendo las alas, rozándose en el aire,

volando indolentes al borde de la insolencia,

al borde de la certeza,

aves, al fin, 

meciéndonos entre vientos favorables.










jueves, 18 de enero de 2024

"Celebración" Mi relato publicado en la antología "Celebración"

Toronto. 2016.


Si la vida se detuviera, y nos pudiéramos bajar un rato para conversar, tomarnos un café, o lo que el rato nos deparara, te contaría que ayer, los compañeros de mi tertulia literaria, presentamos en público el libro titulado "Celebración" en el Centro Cultural Clara del Rey-Museo ABC

Se trata de una antología de textos, poemas y relatos, que hemos escrito con el mismo tema del título: "Celebración".

El caso es que al final, de pronto, una compañera, Amelia Serraller, con el coordinador, Javier Díaz, hablaron de darnos una sorpresa. Consistía en que algunos de los textos se leerían en otros idiomas para que viéramos como sonaban en esas lenguas. Amelia es traductora de varios idiomas y profesora. Yo pensé, la verdad, que escogerían solo poemas, vamos, estaba convencida. Y escuchamos ruso, italiano... Y resulta que sale una chica, Nicole Katarzyna Hanas, y dice que ha escogido uno de mis textos y lo ha traducido al portugués.

Qué sorpresa... Qué ¡obrigada! me sentí. 

Eso te contaría si nos viéramos. Porque estuvo chulo, porque fue toda una sorpresa que no me esperaba para nada. 

Y cómo hace tanto que no dejo aquí uno de mis relatos, pues he pensado que comparto con vosotros éste que he publicado en nuestro libro. Son tres historias cortitas que están relacionadas.

Imaginaos por un momento un bloque de vecinos. En el primer piso está ocurriendo una historia, al mismo tiempo y, en el segundo piso, está ocurriendo otra... Y varios minutos después de ambas, ya en el portal surge la tercera.

Aquí os las dejo. 



Celebración

Rocío Díaz


1.  Celebración de la resta

En el primer piso de un edificio de vecinos, un niño de seis años y su joven niñera se disponen a darse un festín. Delante del bol rebosante de gusanitos, nubes y otras chuches al crío le brillan los ojos, mientras la niñera no consigue retener una lágrima al fotografiarle radiante abrazando su trofeo. Felicidad y tristeza ya siempre se darán la mano en aquella foto.

 La madre del niño les tiene “terminantemente prohibidas las chuches, que luego los dientes…”. Sin embargo, el crío y su niñera se han compinchado para saltarse la prohibición. La ocasión lo merece, es una celebración de despedida. La joven, que se va de Erasmus fuera de España, ha tenido buen cuidado de ir comprando solo las especiales para diabéticos.

 El crío aún no sabe ni lo que es un Erasmus, ni los diabéticos, ni cuánto echará de menos a esa niñera que lleva cuidándolo desde que era un bebé. Sin embargo, ella sí sabe cuánto añorará su carita de pillo aprendiendo a guiñar el ojo sobre las chuches, sus bracitos agarrándose fuerte a ella cuando, con la tripa llena, le lleva medio dormido a la cama, sabe de su respiración tranquila, inundándola de paz, cuando le arropa. Ella sabe, claro que sabe cuánto pierde y sintiendo que le está fallando, se le parte el corazón al despedirse.

 Bajando las escaleras del bloque, una vez que le deja con los padres castradores de chuches, piensa que ojalá seis años antes se hubiera hecho paseadora de perros.

 

  

2.    Celebración de la suma

En el segundo piso del mismo edificio, un atractivo veinteañero, recién duchado y oliendo de maravilla, va silbando por la casa mientras cambia sabanas, airea habitaciones, y coloca flores aquí o allá. Necesita que todo esté perfecto, porque es una celebración: suman un año juntos.

 Ella está a punto de llegar y a él le puede la impaciencia. Está deseando aspirar su perfume mientras va rozando con sus labios su cuello; deseando apresar el lóbulo perfecto de su oreja antes de zambullir su lengua en ella, esa caricia la enciende como pocas; está deseando desnudarla lentamente, mientras de fondo suenan esas canciones tristes que, sin embargo, a ella le alegran tanto. Un año ya. Tiempo de decir: “Quédate conmigo”.

 Qué importa si ella es bastante mayor que él, qué importa si trabajan juntos. Lo que, en un principio, fue el desparrame pasajero de la cena de navidad de empresa, tras ese largo año, siente que es la unión perfecta. Suena el timbre. ¡Por fin!

 Al otro lado de la puerta, mientras espera que él abra, ella, sin dejar de moverse, repasa en su mente una y otra vez cómo le dirá que esta vez será la última. Está embarazada. Está tan feliz que levitaría. Quiere este niño. Su marido y ella están de acuerdo. Un niño llega, un niño nacerá en su hogar. Se acabaron las historias con terceros salpimentando su matrimonio. Qué importa el apellido del espermatozoide. Borrón y cuenta nueva.

 

  

3.    Celebración de la aritmética

En el portal de ese edificio de vecinos, naufragan una noche una triste cuidadora y un veinteañero despechado. Con la mirada húmeda y el alma espachurrada, abrochándose los abrigos, topan, frente a los buzones, entonando a dúo el mismo desgarrado y profundo suspiro.

—Anda toma -dice ella ofreciéndole un pañuelo de su paquete.

—Gracias. Algo se me metió en el ojo -Contesta él sin apenas mirarla.

—A mí se me metió un hombre de 6 años -replica ella valiente- y me ha partido el corazón.

—Vaya… Sí que vienen pisando fuerte las nuevas generaciones -responde él sin pensar, ni delatar su pena. Sin embargo, al ver que ella solo asiente, decide ser sincero: A mí me pisoteó el corazón una de casi cuarenta. Números cantan. Salgo ganando…

—Viéndonos aquí más parece que los dos salimos perdiendo. -Replica ella, sentándose en el primer escalón.

Él se sienta a su lado, sin ganas de nada y sus miradas tristes se encuentran, se calibran. Durante unos minutos, siguen compartiendo pena y pañuelos en silencio hasta que ella, palpándose un par de chuches del bolsillo, saca una y pregunta:

—¿Quieres?

Y él, a modo de respuesta, piensa en voz alta:

—Mojadas en unos benjamines que tengo arriba podrían estar buenas. Eran para una celebración ¿sabes? pero…”. Quiere explicarle.

Sin embargo, masticando ya una de las chuches, ella no le deja continuar:

—Pues, venga. ¿A qué esperamos? ¿No eran para una celebración? Y tomándole de la mano le anima a levantarse: ¿Dónde tienes esos benjamines?



La foto de la portada es un mural que descubrí en Toronto, una noche. Septiembre de 2016.

viernes, 12 de enero de 2024

Los cielos de Madrid en este enero del 24

 


Y ocurrirá que alguna vez yo deje de ver estos cielos. 

Ocurrirá que no pueda contemplar cómo, correteando, van acercándoseme las nubes.

Ocurrirá que el regalo desenvuelto de tantos preciosos atardeceres ya no sea para mí.


Me perderé las desordenadas azoteas de Madrid cuando el sol viene a acariciarlas.

Me perderé las montañas nevadas coloreándose con suavidad de rosa.

Me perderé.


Y ya no me encontrarán feliz brincando de azotea en azotea, 

redescubriendo este otro Madrid que me robó la voluntad, 

el que palpita cerca del cielo más bonito del mundo.


Ocurrirá. 

Me lo perderé.

Pero será sin querer.







lunes, 20 de noviembre de 2023

XX Certamen Literario AL-ÁNDALUS en BURGOS

 


A veces la vida se luce y sale el sol fuera y dentro de una. Un sol radiante que necesitaba me calentara. 

Este sábado, 18 de noviembre de 2023, en la elegante sala Polisón del Teatro Principal de Burgos, me dieron un premio de relato que disfruté mucho.

Quería dar de nuevo las gracias a la Asociación Cultural Al-Ándalus por llevar a cabo entre sus actividades la de convocar el Certamen Literario Al-Ándalus, cuya edición en este 2023 era ya la XX, y donde el jurado consideró que mi relato "Coreografía de dos gritos feroces" se merecía el primer premio en la modalidad de Andalucía. 

 

 La entrega de premios me encantó. Los dos premiados, el de la modalidad Libre, Alfonso Bengoechea con su relato "Expertos en nubes" y yo, leímos nuestros relatos. Compartimos micrófonos con la música muy chula de dos hermanos que nos trajeron canciones tan conocidas como "Stand by me" o el "Hallelujah" de Leonard Cohen, además de alguna otra de su autoría. También se concedió el Premio Al-Ándalus a una catedrática y escritora de Burgos... Y hasta se hizo una pequeña representación de un fragmento de uno de los libros de la ganadora del Premio Al-Ándalus por parte de ellos y el conductor de la entrega de premios que lo hizo muy bien. Pido disculpas a todos por no quedarme con sus nombres, esta memoria mía ya no es lo que era. Por último todos disfrutamos de un ágape juntos en un restaurante cercano donde nos estaban esperando y donde conversamos mucho mientras comíamos los pinchos tan ricos de la tierra.





 

No quiero extenderme demasiado entre vídeos y fotografías, de todos modos nunca va a ser igual que estar allí y vivirlo. Pero dejadme que os cuente que fue una entrega de premios muy completa y variada, muy amena. Era toda una celebración de la cultura.

Quería dar las gracias también al Presidente de la Asociación, D. Antonio Álvarez, y su compañero Angel Lores con quiénes he tratado estos días por su cordialidad y amabilidad en todo momento. A otros compañeros como Pedro Martín y su señora por ser tan majos, y con quiénes estuvimos charlando mucho rato después sobre el Madrid del pasado y con quiénes estuve tan agusto. Al jurado, por supuesto, no solo por elegirme sino también por su simpatía. Gracias a todos por tratarme tan estupendamente.

Y a mis queridas compinches, Montse y Paloma, por acompañarme en esta escapada burgalesa tan enriquecedora y cultural. 

A veces la vida se luce y da gusto sentirse viva disfrutando de la compañía y la cultura.

¡Muchas gracias a todos! 

 

Alfonso Bengoechea presentando su relato "Expertos en nubes"

  

La señora de Pedro Martín, yo, el Presidente de la Asociación, Alfonso Bengoechea ganador del premio en la modalidad libre y Pedro Martín, un compañero de la Asociación. 


 
Las protagonistas: Montse, Paloma y yo

 


miércoles, 1 de noviembre de 2023

De los cementerios y mis muertos. Primeros de noviembre. Día de todos los Santos y Difuntos. Cortina D`Ampezzo

 


Me gustan los cementerios. 

Y es paradójico que así sea, porque de pequeña hice demasiadas visitas a uno en particular. Cuando llegué a la adolescencia dejé de ir y estuve varios años sin querer acercarme, era casi visceral no pasar por allí. 

Sin embargo, no sé si con el tiempo, con la edad, o con qué, he descubierto la belleza que encierran. Son diferentes según las culturas, las tradiciones e incluso la arquitectura de la ciudad a la que pertenezcan, son una de sus señas de identidad, pero todos tienen en común que son lugares apacibles, silenciosos, que transmiten calma y no tienen por qué ser tristes.

Los muertos no hacen nada. Si acaso compañía. 

A mí me gusta pensar en mis muertos. Es triste que la mayoría se fueran cuando no les tocaba. No habían gastado sus vidas ni con mucho. Pero pronto se aprende que no hay justicia en ésto. Quiero pensar en mis muertos. Quiero que sigan viviendo en mí. Me gusta recordar como se movían, qué decían. Gracias a ellos estoy viva y soy quién soy.

En días como hoy, 1 de noviembre, todo el mundo recuerda a los suyos y, si procede, visita sus cementerios, pero el resto del año están muy poco concurridos y quizá no tengan tantas flores pero conservan la paz que transmiten.

Durante este mes de noviembre os enseñaré los últimos que he conocido, en Francia, en Grecia e Italia. Hoy os dejo con el último que he conocido. Estaba en el norte de Italia, en los Dolomitas, exactamente en Cortina d'Ampezzo, una ciudad especial en plenos Alpes. 

Su cementerio era tan chulo como todo el paisaje que lo rodeaba. Y tenía una carroza para transportar al fallecido, que casi no se ve en la foto por los reflejos, pero me recordaba mucho a las de Nueva Orleans, grande, negra, majestuosa... que algún día conoceré. Era muy vistoso este cementerio, tenía belleza.

Buen Día de Todos los Santos. 












lunes, 16 de octubre de 2023

Y tocar casa

 


Volver.

Volver con los bolsillos abultados de caras y paisajes, 

nombres de pila y topónimos. 

Volver envuelta en otros olores, saborear otro pedazo del mundo, 

ensanchar el horizonte y afianzar las coordenadas.

Volver.

Quitar el polvo a los sentidos, a las pupilas, al alma.

Olvidar el reloj de fichar, los deberes, la rutina.  

Volver.

A los compañeros, a los amigos, a quienes quiero. 

Volver. 

Enriquecerse. Crecer. Volver

Y tocar "casa".








sábado, 30 de septiembre de 2023

Septiembre. Los Picapiedra y los podcast, los viajes y los cumples.

 


Tal día como hoy, un 30 de septiembre, pero de 1960 se emitió en Estados Unidos el primer capítulo de Los Picapiedra. 

¡La de aventuras en blanco y negro que yo vería de pequeña de Pedro y Vilma, Pablo y Betty, Pebbles y Bang Bang. Viene volando desde lejos la conocida sintonía mientras me aguanto las ganas de chillar como una loca: ¡Vilmaaaaaa! 

El 30 de Septiembre también se celebra el dia del podcast. ¡La de podcast que habré escuchado yo mientras voy caminando por la calle! 

Cuando yo llegué a este mundo Los Picapiedra ya llevaban tiempo en nuestras casas. Empezó a emitirse en España en el año 1964. Cuántos septiembres distan desde aquellos dibujos animados de Los Picapiedra que veía yo sentada, en el suelo y frente a la tele, escoltada por mis hermanos y con mi bocadillo entre las manos, hasta los entretenidos e interesantes podcast que ahora voy escuchando por la calle mientras la pulsera de mi muñeca va registrando fielmente mis pasos.

Mucho, muchísimo, ha cambiado el mundo y mi vida. 

Sin embargo, cada uno de esos septiembres guarda el tesoro de un viaje. Unas veces a un destino más cercano, otras a algunos más exóticos y lejanos, pero siempre, siempre, llegado este mes, desde que empecé a disfrutar viajando, no he dejado de hacerlo. 

Septiembre me tiene reservado siempre un viaje y un cumpleaños. Septiembre me los atesora todos y así he ido viviendo cada septiembre de mi vida, viajando y soplando velas. Y cuando no hay velas se inventan, como en este último, que mientras mis sobrinos me improvisaban con los dedos los números romanos de la cifra que cumplia, yo soplaba la llama de un encendedor.

Aunque al final para que, igual que se me olvidaron las velas, se me olvidara pedir el deseo.

No tengo remedio.

Tampoco es la foto en la que salgo más favorecida, pero ¿importa? Importa el dulce momento, e importan todas las felicitaciones y cariños que recibí a cuenta del cumple. Gracias a todos.

Hasta dentro de un año, querido septiembre, qué bien te has portado siempre.


 


sábado, 23 de septiembre de 2023

Palacio de Adanero de Madrid

 


 Una vez trabajé en un palacio. 

Llevaba el nombre de la Condesa que había comprado un solar a principios del siglo XX en una parte del terreno donde había estado ubicada la Real Fábrica de Tapices. La Condesa era viuda ya para entonces, pues su marido había muerto de una caída de caballo. Para sus hijos y para ella misma, encargó construirse un palacio en esa zona de Madrid conocida como "el ensanche" según el plan Castro. Tras dos años se haría realidad un palacete que hacía esquina en el número 7 de la calle Santa Engracia. 

El palacio solo había resisitido como vivienda familiar de la nobleza madrileña unas décadas, desde el año 1913 hasta los años cuarenta del siglo XX, cuando tras las vicisitudes de la guerra civil, se lo vendió al Estado.  

Sin embargo, más de ciento diez años después, cuando yo lo conocí, conservaba el aire palaciego en la enorme entrada para carruajes y en los suelos de madera pulidos y abrillantados que se quejaban bajo nuestras pisadas, en los motivos ornamentales de los techos y en la preciosa escalera que subía a la planta noble con una barandilla decorada con motivos modernistas. Conservaba el aire palaciego en las chimeneas de las habitaciones y en una vistosa y gran cristalera, en los pesados radiadores labrados y en la sala larga de reuniones que un día había sido el salón de baile de la planta baja donde los ventanales eran enormes para poder lucirse de cara a la calle. 

Era un edificio señorial y estaba muy bien cuidado. Todavía seguía siendo un palacio de la nobleza de principios del siglo XX en múltiples detalles que Patrimonio no dejaba que se perdieran y con los que convivíamos los que trabajábamos o habíamos trabajado en él. 

De todo él yo me quedaba con el tesoro de una biblioteca de madera oscura en la planta baja que me encantaba y cuyo silencio yo respiraba siempre que podía asomarme entre los grandes cortinajes que la protegía de la luz y las miradas. Me quedaba también con su historia, esa que arrastraba una noticia antigua del año 1927, de la fatídica tarde que al yerno de la Condesa lo mató de un golpe en la cabeza el ascensor que aún conservaba el edificio. 

Para mí ese lugar siempre será muy especial, el tiempo que estuve allí trabajando lo viví con intensidad y de él guardo preciosos momentos y afectos. Con ese poso escribí un relato, mitad realidad mitad ficción, que de vez en cuando reescribo. Un relato que irá creciendo conmigo poco a poco, porque mucho de él, para mí, también ocurrió. 

Aquella vez trabajé en un palacio. 

El palacio de la Condesa de Adanero de Madrid. 






viernes, 15 de septiembre de 2023

Corfú

 


 "En algún lugar entre Calabria y Corfú es donde el azul empieza de verdad" Lawrence Durrell.


Y mientras el avión iba ascendiendo nos alejábamos, con un pellizco de nostalgia, de un Corfú que se había vestido de gala para despedirnos. Un bello Corfú que se estiraba perezoso bajo un luminoso sol mientras sus orillas las bañaba el mar más azul que habíamos visto.

No pude evitar pensar que lo hacía adrede. Quería estar deslumbrante para que la echáramos de menos. Eso, y lo de haberse mostrado lloviendo durante tres días seguidos, para no permitirnos ir a Paxos y Antipaxos. Lástima. Dicen que siempre hay que dejarse algo para volver. Corfú se había asegurado de que nos lo dejábamos. Se había asegurado nuestra vuelta.

No es ya el Corfú de los Durrell, no en vano hacía unos noventa años que estuvieron, aunque buscamos su rastro afanosamente por la isla. Tampoco es ya la isla de la que se enamoró Sissí antes de construirse su palacio. Más pude entender perfectamente que Poseidón se enamorara de la ninfa Korkyra, la secuestrara, y la trajera a esta isla otorgándole su nombre.

Kerkyra en griego. 

La isla de los feacios. 

Corfú.

Esa mancha verde sobre el azul precioso del Jónico. Esa isla alfombrada de miles de olivos y cipreses, que guarda la huella de los venecianos que la poblaron. Terrible y bellamente decadente en sus casas, con su precioso casco viejo y su faro, también tiene a Kanoni, esa península coronada por un blanco monasterio rodeado de agua, que no puedes evitar fotografiar una y otra vez.

Corfú hoy suena a todos los aviones que no dejan de entrar y salir. Aunque entre ellos no deja de escucharse el eco de Ulises arribando a ella tras su larga Odisea.

Corfú palpita sin estridencias, llena de contrastes, y se muestra como la isla tranquila y discreta que, sin embargo, tal y como me temía te seduce. 

 



 




lunes, 11 de septiembre de 2023

Volver a Madrid

 


Volver a Madrid.

Dejar que las nubes nos hagan sitio en el cielo de esta ciudad nuestra

donde cabemos tantos. 

 

Traer la maleta llena de paisajes y faros, de caras nuevas y risas, de mar y viento.

Bien llena.


Volver a Madrid.

Volver.

Y dejar que septiembre nos permita terminar otra vuelta al sol, 

ya en casa.


 

jueves, 31 de agosto de 2023

Adiós agosto. Madrid

 



De aquel agosto recordaré lo deprisa que me llevaba aquel autobús.

Aunque, si los que se fueron me preguntan, contaré lo habitable que se vuelve mi Madrid en ese mes, hablaré de los colores de sus cielos mágicos y el silencio de sus calles desiertas, hablaré del calor infernal y mi leal ventilador. 

Diré incluso que, a pesar de seguir guardando 31 días, mi querido mes cada vez dura menos. Diré que no sientes que ha llegado hasta andar mediada la segunda semana, y casi termina bien entrada la tercera. No más. Diré que agosto ya es otro agosto: más corto, más acompañado, menos mío y más de todos.

Eso haré. 
 
Y si aún así me insisten, contaré de objetivos cumplidos y cielos preciosos, describiré el sonido de mis pisadas en las calles desiertas, los saltos sobre espontáneos aspersores refrescando las aceras, el peregrinaje al que obligaban los bares acostumbrados cerrados y la eternidad que uno consume en los andenes de los metros y las paradas de los autobuses. 

Cuando me pregunten, desenredaré la madeja que acostumbran a escuchar y esperan. Pues las palabras no han de ser de verdad o mentira, sino solo verosímiles.

Aunque de aquel agosto, en mi interior, no esté recordando todo aquello, sino añorando y mucho, lo deprisa que me llevaba aquel autobús a desayunar contigo.









sábado, 19 de agosto de 2023

19 de agosto. Día Mundial de la Fotografía. La primera y la última de tu vida

 


Hoy 19 de agosto es el Día Mundial de la Fotografía.

Lo celebramos hoy porque hace muchos 19 de agosto, exactamente en el de 1839, Luis Daguerre presentó ante la Academia de Ciencias de Francia su ultimo invento: el daguerrotipo, que permitía capturar una imagen a través de un proceso químico.

A partír de ahí nació la fotografía.

Como a ti te encanta este arte querías celebrarlo de alguna forma. Y te ha sido tan, pero tan, díficil elegir: o alguna foto suelta para hacerlo, o alguna exposición de fotografía de las que has asistido, que al final has decidido que, y a modo de particular celebración, les ibas a prestar dos fotos propias.

Por un lado, la que creías que es una de tus primeras imágenes, al menos no encontraste ninguna otra que puedas saber con seguridad que sea anterior. Tienes otras de pequeñita pero crees que son posteriores. Para que no digan que eres egocéntrica, has elegido precisamente ésta porque además de ser la primera, lo cierto es que muy favorecida no has salido, pero en cambio te hace mucha gracia. Es de tu bautizo, ¿qué quieres? si debían acabar de salpicarte de agua bendita a traición.

Y por otro lado, elegiste la última foto en la que has salido. Es una foto de anoche mismo, 18 de agosto de 2023, tomando algo en una terracita con tus compinches, con tus amigos de alma, a quiénes has pedido permiso previamente para colgarla aquí. Son Paloma y Alain. No es la gran fotografía, no es de concurso ni mucho menos, es espontánea, es de las que cuentan historias, de las que más te gustan.

Te pasas la vida haciendo fotos, y a tu padre le gustaba mucho también, así que tienes muchos álbumes y fotos sueltas de lo más variado. La vida entera queriendo atrapar el instante. Una batalla ¿perdida? contra el olvido. 

En fín...

Qué mejor forma de celebrar este día que con la primera y la última foto. 

Y ahí van: ¡Por la fotografía!




 

martes, 15 de agosto de 2023

Julia

 

El 15 de agosto no pintaba bien. Nunca pinta bien desde que te fuiste.

Pero he hecho lo que tú decías siempre: "Venga, te arreglas y a la calle. Hay que ser fuerte". 

Los años son como plastilina y voy moldeándolos con estas manos que cada vez se parecen más a las tuyas. Disfruto de lo bueno y me trago, como si fuera una pastilla bien gorda, lo menos bueno. 

Y que ya lo sabíamos ¿verdad? el mundo no se para por nadie. Así que hoy me he subido a él y me he dejado llevar.

Lo cierto es que el día de hoy parecía amable, y poco a poco las celebraciones de los vivos se han ido  imponiendo sobre las de los que seguís cuidándonos en silencio.

No debo quejarme. He estado bien acompañada. 

Un 15 de agosto solo es otro día. 

Y tú vas tan dentro de mí, mamá, como en cualquier otro.

 

jueves, 10 de agosto de 2023

Tiene agosto las verjas bajadas... Agosto 2023

 



Tiene agosto las verjas bajadas, y te regala otros paisajes, colores y mensajes. 

Tiene las calles generosas y te devuelve el sonido perdido de tus propias pisadas.

Se fue el tráfico, se acallaron los semáforos,

se alejaron las bulliciosas voces. 


Los árboles alfombran los bulevares de diminutas flores amarillas,

que frágiles, sobreviven en las aceras

echando un pulso a los madrugadores barrenderos. 

Madrugan también los perros.

Madruga este infernal calor. 

¿Quién dijo que Madrid no tenía olas?

Sobre ellas surfeamos

los árboles, los perros, y yo. 

 

Ojalá pudiera guardarme para siempre

este Madrid de verjas bajadas.

Guardarme de una vez esta ciudad entera,

este Madrid que despierta intacto

cada día de agosto

solo para nosotros.

agosto 2023