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jueves, 31 de enero de 2013

"El alma del bloguero" un poema de Federico Monroy




Federico Monroy, poeta, en su última lectura me dedicó este poema, como bloguera. Qué sorpresa. Todo un detalle por su parte. Me gustó mucho, me parece delicado y elegante. Además toca el mito de Dafne y Apolo. A mí me gustan mucho los mitos.

Quería compartirlo con vosotros.  



EL ALMA DEL BLOGUERO


                                     a Rocío


El alma del bloguero se almacena.
Su olor a naftalina, tallo duro,
se convierte con blusa, carne al aire.
Igual que absorbe el silo algunas lágrimas.
El alma del bloguero desmaquilla
la caja de sus letras a consenso,
llena de miel y de fotografías.
Hay un perfume ciego en el reposo
un olor a salvaje con las telas.
En el armario, un recio misionero.
El alma del bloguero se desnuda.
Su puerta hablada se abre sin espejos
y en sus cajones se acomoda, libros
que se estampan, por otros que se olvidan.
Pero todos perviven cuanto veo.
El alma del bloguero se hace Dafne
si Apolo no la alcanza, si se oxida.
Con alcanfores dentro, se hacen ramas.
(El alma del bloguero es parte mía).

Federico Monroy



Mito de Dafne y Apolo:

Cuenta el mito que Apolo, dios del sol y la música, quiso competir con Eros en el arte de lanzar flechas. Eros, molesto por la arrogancia de Apolo, ideó vengarse de él y para ello le arrojó una flecha de oro, que causaba un amor inmediato a quien hiriere. También hirió a la ninfa Dafne con una flecha de plomo, que causaba el rechazo amoroso. Dafne, era una hermosa ninfa que había jurado no pertenecer a varón humano alguno. Pero al ser herido por Eros, cuando Apolo vio un día a Dafne se sintió herido de amor y se lanzó en su persecución. Pero Dafne, que sufría el efecto contrario, huyó de él. Y la ninfa corrió y corrió hasta que agotada pidió ayuda a su padre, el río Peneo, el cual determinó convertir a Dafne en laurel.

Cuando Apolo alcanzó a Dafne, ésta iniciaba la transformación: su piel se convirtió en corteza de árbol, su cabello se llenó de hojas y sus brazos en ramas. Dejó de correr ya que sus pies se enraizaron en la tierra. Apolo abrazó las ramas, pero incluso estas se redujeron y contrajeron. Como ya no la podía tomar como esposa, prometió amarla eternamente como su árbol y que sus ramas coronarían  las cabezas de las gentes en señal de victoria.

La transformación la relata Ovidio en el poema Las metamorfosis. Este mito ilustra el origen de uno de los símbolos típicos del dios, la corona de laurel.




Federico Monroy es poeta. Nacido en Arcos de la Frontera, Cádiz (España) en 1972. Ha publicado dos poemarios y una plaquette y forma parte de la Tertulia Literaria Rascamán.


3 comentarios:

  1. Genial la entrada y genial su complemento con el mito de Dafne y Apolo.

    Gracias Rocío y gracias Fede.

    Un abrazo
    Javier

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  2. Genial la entrada y genial su complemento con el mito de Dafne y Apolo.

    Gracias Rocío y gracias Fede.

    Un abrazo
    Javier

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  3. ¡Dos veces gracias Javier! Que te ha salido un hermano gemelo diciendo exactamente lo mismo que tú. Un beso amigo, Rocío

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