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domingo, 11 de noviembre de 2012

La dama de la furgoneta de Alan Bennett



La dama de la furgoneta. Alan Bennett

Anagrama (Barcelona, 2009)
92 páginas.


Tenía pendientes las reseñas de varios libros. Así que vamos a ello que ya tenemos una fila esperando...

El primero del que os quería hablar es de "La dama de la furgoneta" de Alan Bennett, que ya hace tiempo lo terminé.

Un libro curioso. Es una especie de libro de memorias donde el autor, el propio Bennett cuenta la historia de Miss Shepherd, una anciana medio chiflada, a quién tuvo alojada con furgoneta incluída en su jardín durante quince años. Sí, sí, en su mismo jardín. Es curioso ¿O no?

En un principio la mujer vivía en su calle, en la misma calle, dentro de su coche. A menudo los gamberros aporreaban su vehículo para meterse con ella. El caso es que en marzo de 1974 se impusieron restricciones de aparcamiento en Gloucester Crescent. Desde ese momentos los vecinos tenían preferencia para aparcar. Y allí en ese aparcamiento estaba Mis Shepherd. Los operarios tuvieron piedad y aguantaron hasta el límite antes de expulsar a la dama enloquecida, quien recibió un nuevo automóvil gracias a la desinteresada ayuda de Lady W. Entonces Bennett fue muy generoso e invitó a la pobre mujer a instalar su furgoneta con cuatro ruedas en su jardín, donde permaneció quince largos años.

“En cuanto aparcó la furgoneta, puso el freno de mano con tanta determinación que, como Excalibur, nunca pudo en adelante liberar, y se oxidó tan férreamente que diez años después, cuando vinieron a llevarse la furgoneta, la grúa municipal tuvo que izarla por encima del muro” (p. 27).

Le hizo semejante propuesta, según el escritor, por puro egoísmo, para quedarse más tranquilo. Pero las cosas se liaron de tal modo que, a las pocas semanas, la furgoneta descuajeringada de la mujer estaba instalada dentro del minúsculo jardín de Bennett. Y allí estuvo, hasta su muerte.

Y eso cuenta este libro, ésta estrámbotica historia. Esa conviviencia. Pero además lo hace de forma peculiar, no deja de sorprender.

Por ejemplo dice en el libro que la furgoneta estaba entre la verja del jardín y la puerta de la casa. Para entrar, los visitantes tenían que apretujarse para pasar por la trasera del vehículo y recorrer uno de sus lados. Bennett dice: "Si tenían mala suerte, se encontraban la portezuela de atrás abierta y a ella con sus gruesas piernas blancas colgando encima. Era difícil no ver el interior del vehículo, un revoltijo de ropas viejas, bolsas de plástico y sobras de comida (?). Los primeros años de su estancia en jardín, yo trataba de explicar a mis perplejos visitantes cómo se había producido aquella situación, pero al cabo de algún tiempo dejé de tomarme esta molestia, y si yo no mencionaba el asunto, nadie más lo hacía"

Ese es el argumento de la historia. Una historia real.

Y de esta forma nos adentra en todos los temas que toca: el deterioro de algunas personas: comida podrida, compresas usadas, costras de roña, gusanos... todo eso había dentro de la furgoneta. Habla de la enfermedad mental que lleva a este desorden de vida, del Síndrome de Diógenes. Habla de la peculiaridad de algunas relaciones humanas.

Todo ello contado en un tono amable, pues siempre habla de Miss Shepherd con respeto, compasión. Su forma de contarlo hace que el lector se acerque a esta señora, que según decía el cartero "A veces el olor te echa un poco para atrás", de forma positiva.


Los personajes, pues, son ellos dos. De un lado Miss Shepherd: católlica, malhumorada y anticomunista, leía con asiduidad la prensa y tenía sus propias opiniones sobre las noticias de actualidad, lo que le impulsó a escribir muchas cartas a personajes importantes como Margaret Thatcher, creyendo que sus sugerencias serian útiles para solucionar crisis y desajustes. Como fue ignorada pidió los documentos para fundar su propio partido político, el Fidelis Party. “Cuando me elijan, ¿usted cree que tendré que vivir en Downing Street o podré gobernar desde la furgoneta?” (p. 48). Esta mujer era todo un misterio, vestía estrafalariamente y se sentía incomprendida. A ratos, en la mayoría de las ocasiones, detestable y algunas otras veces simpática.

“En una ocasión, Coral Browne salía de mi casa con su marido, Vincent Price, y hablaban en voz baja. ‘Cierren el pico’, soltó la voz de la furgoneta. ‘Estoy intentando dormir’.

Por otro el mismo Bennet, que la toleraba e imponía normas y límites

Bennet, es un autor británico, que en 2003 recibió el British Book Award. Aquí en España tuvo múltiples elogios por Una lectora nada común, novela corta donde se atrevía a crear un personaje de la Reina Isabel II, apasionada bibliófila que veía alterada su cotidianidad mediante la sabiduría de la letra escrita. Bennett es conocido por su ingenioso sentido del humor.

Alan Bennett (caracterizado)
Alan Bennett (caracterizado)

Muerta Miss Sheperd quedó la duda de su vida anterior.

Hay una última parte de La dama de la furgoneta que es un añadido que el autor escribió en 1994 para contarnos su labor detectivesca en búsqueda de la identidad de su huésped. 


Un libro realmente muy curioso. Es corto, se lee rápido y con agrado por el tono en que está contado y lo inverosimil de la situación. 

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