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sábado, 4 de diciembre de 2010

Manuel Vicent y Angel S. Herguindey en el Festival Literario Eñe


Tengo atrasadas un montón de entradas que quería compartir con vosotros. Y no quería dejar de hacerlo porque incluso alguna de ellas se refiere al Festival Eñe de Literatura que hubo en noviembre, y que estuvo muy bien, por lo menos en lo que se refiere a los eventos que pude disfrutar.

Ya os hablé del cara a cara entre Manuel Rivas y Juan Cruz. Pues bien, el siguiente acto al que fui dentro de dicho Festival  fue a una conversación entre Angel S. Herguindey y Manuel Vicent que titularon "lugares comunes". Al primero no lo conocía pero del segundo ya sabéis que he leído algunos libros y artículos y siempre me gusta mucho. Tengo otras entradas ya en este blog dedicadas a él.

En este caso se trataba de una conversación entre dos amigos en los que hablaban sobre recuerdos, sobre Denia, sobre los artistas que de alguna manera sabemos todos...  Y mientras paseaban con las palabras por esos "lugares comunes" iban saltando de un tema a otro, salpicándolos de anécdotas entretenidas y divertidas. Dedicad un momento a este vídeo, escuchad como cuenta la anécdota de cuando estuvo Bette Davis rodando en Denia en los años cincuenta y tantos y quería comer "carne buena, carne buena" y no había carne... Que gracioso. No se escucha muy bien, hay bastante ruido de fondo, pero si prestais atención yo creo que sí podéis oírlo. Fijaros como describe a las personas Vicent, y las situaciones, que buen narrador de historias, y claro las risas del público... Yo creo que con el vídeo os hacéis una idea muy buena del ambiente.



Decía Manuel Vicent: Todo el mundo tiene un verano en el que has despertado al amor, a la política... son veranos iniciáticos...

Las historias de amor verdaderas son las que el objeto de amor ha desaparecido o bien no han ocurrido nunca.

También habló largo y tendido sobre sus tertulias de Café Gijón, sobre algunos tertulianos y allegados  en aquel tiempo: "Descubrí de verdad el Mediterraneo cuando llegué al Café Gijón, cuando lo perdí". Contaba que cuando llegó a esta tertulia todos eran muy viejos. Y entre ellos estaba un señor llamado Acacio, un poeta que ya era muy mayor. Coincidió que era jueves y los jueves siempre había paella, y este señor tan mayor se la pidió y de pronto se murió. Y todo el afán, ya no recuerdo bien si del camarero o del dueño, era preguntar: ¿Ha pagado? ¿Ha pagado? Con mucha insistencia. Y luego ¿La había probado, la había probado? y cuando le contestaron que no, rápidamente tomó el plato del muerto y se lo puso a otro delante que la había pedido. Claro Manuel Vicent que vió todo aquel trajín solo pudo pensar: "De aquí yo no me muevo, es cojonudo este Café..."

También dentro de su vida en el Gijón habló de un poeta que estaba autoexiliado en una mesa cercana a la suya desde hacía tres años. Y nadie le había oído hablar. Pasó el tiempo, y después de 10 años viéndole allí en su mesa sin dirigirse a nadie, de pronto un día le ven que se levanta para acercarse a una chica guapa que había llegado y estaba en la barra. El autoexiliado se acerca hasta ella y le dice: "Esta usted cojonuda". Se volvió otra vez a su mesa y otros tantos años sin volver a hablar ni una sola palabra...

Y por supuesto habló del Mediterraneo, de su pueblo. Decía Manuel Vicent que el Mediterraneo es la inmediatez, es mirar a la altura de los ojos. Es también el placer de la comida, de la comida que se ve a simple vista, no que tienes que adivinar lo que lleva. Y es... cuando entras a la barbería y te preguntan: ¿Que va a ser? ¿Con conversación o no? ¿Con polémica o no?

El público disfrutó mucho con esta conversación. Se oían constantemente las risas de fondo entre las palabras de Manuel Vicent. Y la verdad es que la conversación escuchándole se pasó volando. Escuchabas sin poder evitar todo el rato tener una sonrisa en la boca mientras le oías todas las anécdotas, todos los recuerdos que iba desgranando y te iba contando de esa forma tan cercana...


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