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martes, 21 de diciembre de 2010

Beaumarchais en el Teatro Español



El sábado pasado fui a ver Beaumarchais al Teatro Español. Pero tengo que decir que en general no me encantó.

Pero vamos por partes.

Beaumarchais es una obra de teatro ambiciosa, pues nunca se había estrenado. Flotats se ha arriesgado a hacerlo y lo ha hecho con un montaje con audiovisual incluido para cambiar de decorado y época, y con un escenario desnudo sin apenas muebles, un par de sillas, una mesita, un sillón... Claro eso facilita muchísimo los cambios de escena, son muy ágiles, porque apenas hay nada que mover. Y desde luego Flotats en esta obra se ha acompañado de un montón de actores y entre ellos destaca un elenco de actores importantes (en total son treinta o treinta pocos actores) aunque tengan un papel corto como María Adanez, Carmen Conesa, Constantino Romero, Ramón Barea, Raúl Arévalo, Pedro Casablanc… que lo hacen muy bien.

Me gustó la actuación de Flotats, desde Arte no había vuelto a verle y merece la pena. En este caso además representa muy bien el carácter frívolo, burlón, astuto que debía tener en realidad Beaumarchais por lo que se cuenta de él.

También me gustaron mucho las actuaciones de Constantino Romero en su papel de Franklin, uno de las escenas más amenas es cuando tiene una conversación con Beaumarchais en dos idiomas diferentes con su nieto como traductor. También por supuesto destacaría las escenas de Raúl Arévalo, pues tiene dos papeles, aunque de ambas destacaría cuando representa al Caballero d`Eon, qué diálogo más ingenioso entre él y Beaumarchais jugando a la ambigüedad.

El vestuario también está muy bien, muy logrado.

Pero… se me hizo muy larga. Porque bien es verdad que es larga, dura dos horas, pero a mí además se me hizo larga. No me enganchaba del todo la obra. Además el final me chirría bastante. Yo creía que cómo había comenzado con Flotats interpretando a Sacha Guitry, el creador de esta obra y que nunca estrenó, en el año 1950, pues yo creía que al final de la obra volvería al año 1950 para cerrar. Sin embargo termina con una escena un tanto espiritual u onírica… algo espesa para mi gusto.

En fin… que supongo que habrá opiniones para todos los gustos. Yo destacaría la actuación de Flotats y de cómo ya he dicho algunos de los actores secundarios como Constantino Romero o Raúl Arévalo pero no acabó de atraparme. Y desde luego que me alegro de haber ido y de haber conocido la figura de Beaumarchais, que la verdad es que yo, ignorante, desconocía.

Y desde luego siempre merece la pena volver a ver el Teatro Español, que me gusta mucho y al que recuerdo con mucho cariño de las primeras obras de teatro que disfruté en él (Maribel y la extraña familia., Elisa está debajo de un almendro, Fuenteovejuna...) en mi época de estudiante de instituto.



Os copio aquí las biografías de Beaumarchais, y Sacha Guiltry:

Pierre Agustin Caron de Beaumarchais (1732-1799): relojero, inventor, músico, profesor de arpa, viajero, especulador financiero, agente secreto de la corona francesa, tranficante de armas… también  dramaturgo, padre de la primera sociedad de autores y compositores dramáticos (en 1777) y autor de El barbero de Sevilla y Las bodas de Fígaro, ambas llevadas a la ópera luego por Rossini y Mozart respectivamente.

Alexandre Guitry (1885-1957) era hijo de un actor, Lucien Guitry, admirado por el zar Alejandro III de Rusia, que apadrinó al niño y le dio su nombre y su diminutivo, Sacha. Empezó muy joven a montar sus propias obras e inundó París con ellas, literalmente, hasta el punto de que, en 1932, un grupo de dramaturgos y directores de escena trataron de limitar el número de obras de Guitry que se presentaban al año. En total, es autor de 140 obras y 30 películas. En 1950 escribe Beaumarchais y, además de contar alguno de los episodios más importantes de la vida del personaje, con la aparición en escena de Napoleón, Luis XV o Benjamin Franklin, quiere rendir cuentas ante todos aquellos que pusieron en tela de juicio su honor acusándole de colaborar con los nazis durante la ocupación de París. Fue incluso encarcelado 60 días, pero al final se demostró que todo era falso. También Beaumarchais pisó la cárcel y salió absuelto y restituido.


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