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jueves, 17 de junio de 2010

"Vuvuzela" no está en el diccionario


La palabra “Vuvuzela” no está en nuestro diccionario.

Lo sé bien, porque la he buscado. ¿Claro cómo iba a estar…? direis... Pero ayer inevitablemente en mi tertulia se habló de fútbol. ¿Existe algún lugar donde ayer no se hablara de eso? Si Madrid parecía muerta a esas horas... Pues nosotros también, también en un momento dado, hablamos de fútbol, y subida en el balón que nos metió el gol, venía la palabra en cuestión.

“¿Se escribe con b?” “¿Aaah… Pero no era con g?” “No, es con v… creo” Todos esos comentarios surgieron a continuación. Pero nadie dijo que “vuvuzela” se escribía además, con “z”.

Confieso que no me gustan los deportes. Ni verlos ni practicarlos… Qué le vamos a hacer, una que es así… Y por supuesto no tenía ni idea de que se había puesto de moda la “vuvuzela”… imaginaros el caso que le hago al futbol.


¿Y qué es la vuvuzela? “La vuvuzela es una especie de trompeta estridente que se toca sacando la lengua y exhalando en la boquilla al mismo tiempo. Según recoge la revista 'New Scientist', en un solo segundo los labios se mueven aproximadamente 235 veces, enviando el aire a través del tubo provocando una resonancia en la abertura cónica. Tocada en solitario y con pausa su sonido no es necesariamente estridente. Una sola vuvuzela bien entonada recuerda al cuerno de caza, pero el sonido es mucho menos agradable cuando lo toca toda la afición futbolera al mismo tiempo, ya que el sonido se distorsiona y termina recordando más al barritar de un elefante…”
La palabra “vuvuzela” es un término que proviene del zulú, uno de los idiomas que se habla en el sur de África, y parece ser que proviene de la palabra “vuvu” que significa ruido.


Las palabras “prestadas” de otros idiomas con el auge de los medios de comunicación cada vez son más numerosas. De los deportes, de las tecnologías, de la música, de muchos ámbitos nos están llegando constantemente palabras que terminamos adoptando, son los que llamamos extranjerismos.


¿Qué requisitos tiene que cumplir una palabra para ser adoptada?


Pues parece ser que para empezar tiene que ser algo extendido y generalizado. Después comprobar si existe en español una palabra que cubra con garantías el significado que aporta el extranjerismo, si existe, el extranjerismo debe desecharse.


Y si no existe este sustituto, pues tiene que haber una adaptación fonética y gráfica, o un calco, o le podemos adoptar tal cual. Cuando se dice adaptación fonética o gráfica es porque por ejemplo se ha transformado la y en i, o se ha perdido la t final, o se ha añadido una e cuando comienza en s… para no extendernos mucho podemos decir que esto ha ocurrido con palabras como panti, penalti, capó, carné, escaner, espaguetis…


En fin… he resumido mucho la explicación de cómo terminamos adoptando un extranjerismo, porque no es cuestión de hacer aquí una clase magistral, pero es todo un proceso. También hay veces, por su simplicidad fonética o facilidad de pronunciación, que las adoptamos tal cual eran, como ha ocurrido con chip, fan, o gay… etc.


Lo que está claro es que al final los que hablamos tenemos la última palabra.

¿Qué ocurrirá con “vuvuzela”? Porque desde luego su uso se está extendiendo mucho, ayer todo el mundo hablaba de ellas… Pero nosotros ya tenemos trompetas y cornetas. ¿Necesitamos vuvuzelas? Porque teníamos bocadillos y sin embargo nos quedamos con baguettes y sándwiches… nos quedamos con ellos tanto física como verbalmente. ¿O simplemente será una cuestión de modas? ¿Será lo “in” llevar las “vuvuzelas” al campo? ¿La adoptaremos solo por moda? ¿O no la adoptaremos?


¡¿Cómo no hablar hoy de las vuvuzelas?!




Para explicar los extranjerismos he consultado el artículo:
Extranjerismos en español
Eugenio Cascón Martín. Colaborador de la RAE

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