Un blog de literatura y de Madrid, de exposiciones y lugares especiales, de librerias, libros y let

domingo, 30 de mayo de 2010

Juan Carlos Fernández León: escritor, amigo de letras en la Feria del Libro de Madrid 2010



Aquí Juan Carlos Fernández León, escritor y compañero de "escritura y relatos".

Aquí los lectores de mi blog.


Bueno esta supuesta presentación viene a que hoy tengo que hablar de Juan Carlos Fernández León. Porque hoy he ido a la Feria del Libro de Madrid a que me firmara ¡¡SU LIBRO DE RELATOS!!! Para mí esto es un orgullo y una satisfacción.

A Juan Carlos le conocí en una fiesta de una común amiga y compañera de letras, Juana Cortés, Amunarriz, de quién ya he hablado en este blog ( http://rociodiazgomez.blogspot.com/2009/06/juana-cortes-amunarriz-feria-del-libro.html). Juana ganó entonces el segundo premio de relatos de la Fundación de Cajas de Ahorros (FUNCAS), un premio buenísimo, y para celebrarlo de forma generosa reunió a muchos amigos y compañeros de este mundo literario.

Juan Carlos Fernandez León, es relatista y ahora también novelista. Me une a él la pasión por escribir y la afición a presentarnos a concursos de relatos. Más de una vez nos hemos seguido el uno al otro al ir a recoger el mismo premio, como en el caso del Premio de Relatos de la Asociación de Periodistas de Ávila que él ganó hace dos años y yo el año pasado. Por poner un ejemplo.

Ahora ha ganado el premio de relatos TIFLOS con un libro de relatos titulado "De sotanos y azoteas". Y lo mejor es que se lo ha editado Castalia. Y lo mejor aún es que hoy a las 12 de la mañana estaba firmando en la caseta 305 de Castalia-Edhasa.

¡Cómo no iba a ir!

Juan Carlos Fernández León es antiguo vecino de mi barrio, es profesor de secundaria en un instituto de Madrid, y sobre todo es escritor y ganador de un montón de premios de literatura. Y lo es, porque escribe muy bien y ha dedicado muchas horas a ésto, de eso doy fe.

En cuánto termine su libro, ya estoy contándoslo...


"Tristezas de amor" Marta Rivera de la Cruz



A veces uno busca los libros que se lee, en otras ocasiones llegan hasta uno por la más pura casualidad. Esta vez el libro ha llegado hasta mí tras una cadena de préstamos, la biblioteca se lo prestó a una amiga de mi amiga, esa amiga se lo prestó a la mía y esta segunda decidió que antes de leérselo ella, me lo prestaba a mí. No tiene ninguna importancia, ya lo sé, pero resulta curioso.

El caso es que he aprovechado mis quince días de préstamo para nadar hasta zambullirme entre las lágrimas de amor de personajes de los que todos hemos oído hablar.
“Tristezas de amor. Las pasiones frustradas de personajes inolvidables”.
Marta Rivera de la Cruz.
A estas alturas de este blog todo el mundo sabe que me gusta cómo escribe esta autora. Y me gusta que me cuenten anécdotas que humanizan a los personajes famosos, ya sean de la realeza, actores o escritores. Así que se sumaban en este libro dos aficiones que ya me tenían ganada la voluntad antes de abrir la primera de sus páginas.
Solo quedaba comenzar a leer...
“¿Qué creen ustedes que pueden tener en común Rita Hayworth, Jorge Luis Borges, Coco Chanel y Rainiero de Mónaco? ¿O Bette Davis, Cole Porter y Margarita de Inglaterra? Pues que todos, sin excepción, sufrieron y lloraron por culpa del amor contrariado...” Así comienza la introducción. Y así termina ésta: “Hace tiempo escuché una frase: todas las historias de amor acaban mal, porque todas las historias de amor acaban. No puedo recordar quién la dijo, y lo lamento. Porque seguramente fue esa frase el comienzo de este libro.”
Tiene siete partes: Lágrimas reales, cuando lloran las diosas, hasta que la muerte nos separe, sombras en el paraíso, tan listos y tan tristes, morir por amor, amar a quién no es fiel y un epílogo: una historia singular.
A lo largo de estas siete partes se habla de muchos personajes. En el primer capítulo de algunos personajes de la Realeza como Alfonso XII o los Windsor o Rainiero de Mónaco o incluso nuestra Reina. En el siguiente de algunas de las actrices más bellas, carismáticas o famosas: Ava Gardner, Marilyn Monroe, Rita Hayworth, Bette Davis... Después llegan los dedicados a algunos conocidos actores y escritores.
Confieso que las que más curiosidad me causaban eran las historias de éstos últimos. En algunos casos ya conocía la historia, como en el de Ágata Christie. Ya había leído en su biografía y en distintos libros su desaparición literal de la faz de la tierra a raíz de que su marido le dijera que tenía a otra mujer. Durante diez días nadie supo de ella. Nadie. Pensaban que quizás hasta estaría muerta. Sin embargo estaba viviendo en un hotel con otro nombre. Cuando la encontraron ella dijo que había perdido la memoria y no tenía ni idea de cómo había llegado allí. Algunos dijeron que había sido el shock al enterarse de que su esposo se había ido con una amante, y otros dijeron que era otro de sus planes... Nunca se supo en realidad.
Pero en otros casos no tenía ni idea. Como por ejemplo no sabía que la vida sentimental de Julio Verne no había sido feliz. Aún siendo escritor de casi setenta novelas, y haber obtenido en vida el reconocimiento de cientos de miles de lectores que estaban deseosos de leer sus obras y le escribían agradeciéndoselas desde todas partes del mundo, en cambio, tuvo una vida llena de fracasos amorosos hasta que se casó. Después hizo una boda por interés, aunque en el fondo pensaba que quizás con el tiempo, sería feliz en ella. Sin embargo se pasó la vida lamentando haberse casado con su mujer, que sin embargo, hizo lo posible por ser la mejor esposa para él...
O por ejemplo también desconocía la novia epistolar que tuvo Juan Ramón Jiménez antes de conocer a Zenobia Camprubí. Parece ser que cuando tenía 24 años y publicó el poemario “Arias Tristes” recibió el favor de la crítica y muchas cartas de admiradores, entre ellos una de una joven limeña de veinte años. Esta carta le pareció llena de sensibilidad a Juan Ramón Jiménez y comenzó una correspondencia con ella muy fluida y constante. Con el tiempo las cartas eran cada vez más profundas, más íntimas, tanto que el escritor invitó a la limeña a que viniera a España a conocerle. Claro cuando la invitación llegó a su destino fue todo un bombazo, y no en la destinataria de las cartas, que en realidad no existía, sino en el grupo de jóvenes limeños que admiraban al poeta y le habían enviado esa primera carta firmando con el nombre de una mujer que en realidad no existía con el propósito de que el escritor se sintiese más inclinado a contestar... Por supuesto declinaron la invitación, pero parece ser que el escritor estaba tan decidido a conocer a su supuesta nueva amiga y admiradora, que dijo que entonces iría él a Perú. Al final para deshacer el embrollo, el grupo de jóvenes tuvieron que “enfermar” a la destinataria, y luego incluso “llegar a matarla”... Juan Ramón Jiménez se quedó muy dolido con aquella noticia y escribió una elegía.
Es un libro entretenido, muy entretenido. Yo creo que responde a las expectativas que uno pone en él. Aunque a mí me atrapa más el argumento de una novela. Y si la novela es de Marta Rivera de la Cruz, con esa forma que tiene ella de contar, estoy aún más segura de ello. En este caso no me ha llegado a atrapar tanto, pero es lógico, es otro género literario.
Pero tengo que reconocer que se trata de un libro ameno, que se puede leer muy rápido. Ideal para los trayectos del metro o autobús de los lectores que vivimos en ciudades grandes, porque te da tiempo a comenzar y terminar cada historia en ese transcurso de tiempo. Es entretenido e instructivo, porque se aprenden algunos detalles de esas cuarenta y tres historias sentimentales que cuenta, que uno desconocía o incluso que le sorprenden.

jueves, 27 de mayo de 2010

La palabra "Sólito" que no "Insólito"




Hoy he tropezado con la palabra “sólito”.

Podría parecer a simple vista que la palabra significaría algo así como andar solo por la vida, pero dicho de forma muy cariñosa con ese diminutivo en "ito" y coronándolo de un acento a modo de guinda, para acabar de redondearla más… Podría parecer, sí, pero me temo que no, que no significa eso.

sólito, ta.(Del lat. solĭtus, part. pas. de solēre, soler, acostumbrar).

adj. Acostumbrado; que se suele hacer ordinariamente.

Real Academia Española © Todos los derechos reservados

Ej. Cada tarde se tomaba su “sólito” café…


Efectivamente “sólito” viene del verbo soler. Y es el antónimo de “insólito” que, en cambio, estamos hartos de utilizar y escuchar.

Pero ya veis, aunque no estemos demasiado acostumbrados, resulta que la palabra "sólito" existe. El lenguaje que es así de curioso.

Recital poético en Libertad 8:Aureliano Cañadas y Jose Mª Herranz





El próximo 15 de junio a las 8 de la tarde en Libertad 8 dos poetas y compañeros míos de la tertulia Ruiz, y componentes también de la tertulia del Círculo de Bellas Artes van a recitar sus poemas:
Aureliano Cañadas y Jose Mª Herranz
De ellos ya os he hablado en otras entradas de este blog, os dejo los enlaces por si queréis recordarlo.

Son dos buenos poetas premiados, publicados, y todo lo que acaba en "ados", así que si os apetece un ratito de poesía de la buena, ya sabéis...



http://rociodiazgomez.blogspot.com/2010/01/aureliano-canadas-poeta-y-companero-de.html


http://rociodiazgomez.blogspot.com/2009/10/presentacion-del-libro-de-jose-m.html

martes, 25 de mayo de 2010

¡10.000! entradas y Benedetti y gracias, gracias...



Me dice mi amigo Javier que este blog ya ha llegado a las ¡10.000! entradas. Es cierto.


Quién me lo iba a decir a mí... Quién me lo iba a decir cuando resulta que si algún amigo me proponía que me dedicara a uno pensaba ¿Pero que voy yo a poner en un blog? Pero una tarde, un poco a lo tonto, una se decide... y resulta que es capaz de comenzar uno. Y van pasando los días y comienzas a sentir que sí, que tienes cosas que decir, que contar, que comunicar. Porque en el fondo yo creo que lo que uno busca es la comunicación.

Pero lo mejor no es eso. Lo mejor es que además te das cuenta, después de más de 10.000 entradas, que alguien, ya sea de forma más llamativa, o de forma más anónima, te lee... ¡Te lee! Y eso sí qué es una maravilla.

Y me alegra, cómo no me va a alegrar.

Gracias. Gracias a todos los que que de vez en cuándo os dejáis caer por aquí. Muchas gracias.

No sé que venís buscando, pero a mí me gustaría que encontrárais, eso, eso mismo que buscais, o al menos parte de ello.


Para mí cada entrada es algo así como una botella que tiro a un mar vasto y virtual. Una botella parecida a una de esas de las que hablaba Benedetti...


BOTELLA AL MAR


El mar es un azar
Vicente Huidobro


Pongo estos seis versos en mi botella al mar

con el secreto designio de que algún día

llegue a una playa casi desierta

y un niño la encuentre y la destape

y en lugar de versos extraiga piedritas

y socorros y alertas y caracoles.


lunes, 24 de mayo de 2010

"La piel de la rutina" relato de Rocío Díaz


Hoy es mi santo, así que he pensado que voy a tener un detalle conmigo misma y me voy a dedicar una entrada en el blog. Es bueno mimarse uno a sí mismo un poquito...


Como por otra parte yo os debía uno de mis relatos, lo haré a mi manera, contando. No sé si recordareis que en junio del año pasado os hablé de que me habían premiado el relato "La piel de la rutina" en Ávila (http://rociodiazgomez.blogspot.com/2009/06/xvi-edicion-del-premio-de-narrativa-de.html#comments), concretamente en el XVI Premio de Narrativa de la Asociación de Ávila, pero para no extenderme tanto solo os dejé con el principio de éste... Mi intención era más adelante dejároslo entero, pero la verdad es que con el tiempo ya ni me volví acordar. "Entono un mea culpa y pido perdón".

Así que aprovechando las dos ocasiones, y sobre todo porque rectificar es de sabios, aquí lo tenéis.









LA PIEL DE LA RUTINA

Rocío Díaz Gómez



Los lunes de 9 a 10 Doña Pilar tiene “Lengua”. Por eso desde las nueve menos cinco, ni un minuto de más ni uno de menos, porque la puntualidad es principio de Reyes, norma de caballeros y costumbre de gente bien nacida, ella ya está sentada, en su cuarto de estar, con las piernitas juntas y las gafas en la nariz, al lado del teléfono.

A esa hora ella ya ha hecho su cama, se ha duchado y arreglado con esmero y de arriba abajo, con esas prendas que utiliza para estar cómoda en casa pero abrigada, sin estar de punta en blanco pero presentable, por aquello de si tiene que salir a abrir la puerta. Ya está también desayunada, ya se tomó su pieza de fruta, se hizo las tostadas con aceite de oliva, porque junto a las nueces es lo mejor para la circulación, y ya lo ha acompañado de un delicioso y humeante café, descafeinado por supuesto, que la entone para enfrentar un nuevo día.

A las nueve menos tres doña Pilar ya tiene la agenda en la mano y a las nueve en punto coge el teléfono para ir enlazando una conversación con otra y esta con otra, sin descanso pero sin cansarse, hasta las diez menos un par de minutos de la mañana. Momento en que considera que por el lunes, ya se ha puesto al día en todas sus relaciones familiares y de amistades varias, dando por finalizada la “Lengua”.


La piel de la rutina es dura, cuarteada por los años, claro, pero resistente. Eso cuenta doña Pilar. La piel de la rutina te encorseta, pero a la vez te acuna, te mece, te va guiando. Doña Pilar necesita de esa rutina, y la lleva a rajatabla. Atrás quedaron los años de su recién iniciada jubilación. Atrás quedó la euforia de los primeros meses, cuando se creía liberada de los madrugones y de los niños gritones, del bullicio del colegio y de la esclavitud de los temarios, de las épocas de exámenes y de las tediosas recuperaciones. Atrás quedaron aquellos días en que todo era recreo. Puro y bendito recreo.


Los lunes de 10 a 11 doña Pilar tiene “Matemáticas”. Por eso nada más colgar el teléfono se va hasta la mesa camilla y después de beberse un vaso de agua de la jarrita que siempre tiene a punto, se sienta dispuesta a poner orden en las cuentas de la casa. Repasa los recibos que se han ido acumulando desde el jueves a las 12.15 que dejó las matemáticas, apunta y pone al día los gastos diarios de pan y leche, periódico y demás minucias. Y va repasando, mientras puntea más despacio, la cuenta de la compra del viernes, tomando nota fiel de lo que supusieron los descuentos del 2X1, lo cara que está la vida y lo poquísimo que cunde la pensión. Sabe doña Pilar que el camino de la fortuna depende de tres palabras: trabajo, orden y economía, por eso, aunque lo suyo siempre fueron las letras, no deja esta ingrata labor hasta que puede clausurar el cierre de los cuadernos con un largo suspiro de alivio, tras cerciorarse bien de que son las 11 menos tres minutos.

Los lunes, como los demás días de la semana, de 11 a 11.30 doña Pilar tiene el recreo. Así que nada más terminar las cuentas se levanta de la mesa camilla, y tras beberse otro vaso de agua, porque hay que beber al día no menos de 8 vasos, se va hasta el silloncito de al lado de la ventana. Se sienta en él y mientras se acerca el taburete para estirar las piernas media hora, enciende la radio que tiene allí mismo. Le encanta el programa que a esas horas hay en Radio Nacional de España... Es de cotilleo, es verdad, pero de vez en cuando lo interrumpen con la musiquita pegadiza que acompaña a la voz con que se anuncia “Un minuto para la cultura”, cuando hablan de un disco, un libro, una exposición. Esos destellos que la iluminan de cultura, le ayudan a no sentirse tan mal... Porque no lo puede evitar, le entretienen tanto esos trajines de la farándula... Además al fin y al cabo, piensa, es la hora del recreo ¿no?.


La piel de la rutina te tranquiliza, te cobija, te serena... Por eso pronto se dio cuenta doña Pilar que aquel período loco de recién jubilada había sido un espejismo. Había saboreado aquellos primeros días, aquellos primeros meses sin horarios ni reglas, hasta que dejó de hacerlo. Con lo que había sido ella, pronto se dio cuenta de que cada día se levantaba más tarde porque no había prisa por llegar a ningún lado. Y al levantarse más tarde, se arreglaba aún más tarde o no se arreglaba, qué importaba... No iba a salir... Y podía comer o no comer, porque el no hacer ninguna actividad no le daba hambre. Y como no había comido, al final le entraba el gusanillo y a las cinco atacaba la nevera al asalto, pellizcando de aquí y de allí sin terminar de comer en condiciones... Y luego otra vez a deambular por la casa si no se decidía a salir porque además llovía o hacía frío o quizás demasiado calor. Y por la noche el sueño no se decidía a llegar y qué importaba la hora que fuera, total... no había por qué madrugar. Y a la mañana siguiente vuelta a empezar, solo que empezaba a la hora de casi ya almorzar... Y cada vez más tarde todo... más descontrolado... Que horror... Con lo que había sido ella... Con los poemas que había sabido escribir... Y en ese momento hasta contar su vida, pensar en ella, su vida misma le parecía un ripio absurdo que hacía daño hasta a los propios oídos.

Los lunes de 11.30 a 12.15 doña Pilar tiene “Conocimiento del medio”. Por eso a las 11 y 27 se levanta de su silloncito y tras beberse otro vaso de agua se encamina hasta la terraza. Es el momento de cuidar sus plantas. Le relaja mucho trastear con los tiestos, plantarlos, podarlos, remover la tierra, echarles su medicina... Como los viernes no tiene “Cono”, se sonríe al pensar que aún habla como sus jóvenes alumnos, los lunes es el día que da un repasito más a conciencia a sus niñas, así que decidida va a por la regadera. Sus niñas, como ella las llama... Y como a los de antes, no para de hablarlas, de regañarlas, de llamarlas al orden, de mimarlas... Hasta las 12 y trece minutos en que se va a lavar las manos, a beber otro vaso de agua y se dirige a su nueva tarea.

Los lunes de 12.15 a 1 doña Pilar tiene “Tecnología”. Es un poco tarde para su gusto, pero los horarios son como son, y si no los había discutido en toda su vida, no los iba a discutir ahora, cuando ya rozaba los setenta... En Tecnología doña Pilar da un repasito a la casa, limpia el cuarto de baño, pasa el polvo, friega... total es limpio sobre limpio así que hay tiempo más que suficiente.


La piel de la rutina es cuadriculada, guarda la vida en cajones y la organiza para que esté ordenada y no se nos distraiga la cabeza... Por eso doña Pilar un día lejano se dio cuenta de que no podía seguir así, no podía seguir por ese camino que empezó tras su jubilación. A su edad era más que necesario tener un orden cabal de las cosas, y más a esos años, que le gustara o no, ya iba teniendo y el riego nos puede ir jugando malas pasadas... ¿Cuántas veces había dicho a sus alumnos aquello de “Donde no hay regla se pone ella...”? Y ahora resultaba que ella misma cada vez estaba más desorganizada... Por eso a los pocos meses de jubilarse un día se pasó por el colegio de visita, saludó a los viejos compañeros y entre risas y no risas les pidió una copia del horario de sus alumnos de aquel año. Una vez que lo tuvo en sus manos, sonrió, primorosamente lo dobló y se lo guardó en el bolso. “¡Pobre...! pensaron todos, han sido tantos años...” Pero no era solo eso. No era nostalgia, era su salvación.

Doña Pilar aquella tarde imprecisa, no sabía ya si laborable o no, en aquella hora imprecisa, lo primero que hizo al llegar a casa fue colocar el horario de segundo ciclo de primaria en la puerta de su nevera, para tenerlo bien a la vista. Una vez allí colocado, miró el calendario y comprobó que ya era 6 de febrero, martes, y mirando después el horario que acababa de pegar encontró: “Los martes de 3:45 a 4:30 Plástica”. “¿Plástica?” Se preguntó a sí misma. Y haciendo un recuento mental de todas las labores que tenía a medias desde tiempos inmemoriales, se acercó hasta uno de sus cajones y sacó al buen tun tun una de ellas. “Bueno, pensó, pues ya sabes Pilar hasta las 4 y 25 a darle al ganchillo...”.

Y desde aquella tarde doña Pilar ha ido clavando su vida con unos alfileres invisibles a aquel trozo de papel. De nuevo ha cuadriculado su vida según le iban indicando aquellos apartados: de 9 a 10 Lengua, de 10 a 11 Matemáticas, de 11 a 11.30 recreo... Así se sentía mejor, más segura, mucho mejor.


Hasta el día que llegó a su vida Don Andrés.


Los miércoles de 11.30 a 12.30 doña Pilar tiene Educación Física. Por eso dedica ese tiempo a caminar deprisa de un lado a otro del parque cercano a su casa. Enfrascada en su caminata y sus horarios doña Pilar no ha reparado nunca en aquel caballero en pantalón y zapatillas de deporte que, sin embargo, ya hace tiempo la echó el ojo y la espera cada día sin atreverse a abordarla. Un día cualquiera el buen señor acompasa su paso alegre al de la señora y haciendo de tripas, corazón, le presenta sus credenciales. “Buenos días, don Andrés Pérez para servirla”. Doña Pilar educada como una señora, pero guardando las distancias como la misma señora que además de serlo tiene que parecerlo, le saluda, por supuesto, pero sigue a lo suyo. Don Andrés perplejo, acepta el recelo que cree ver en la actitud de doña Pilar, pero lejos de amilanarse, decide con más empeño buscar su compañía.

Por eso muchos son los miércoles que de 11.30 a 12.30 don Andrés la espera, aunque al final solo sea para llevarse a casa, en un bolsillo, un saludo cortés y fugaz. Muchos son los jueves los que la espera también a esa misma hora, sin que además ella llegue a aparecer, sin que pueda llevarse nada, ni siquiera fugaz. Muchos los viernes, lunes, martes... que tampoco llega. Hasta que un jueves en que don Andrés en la sobremesa iba al médico en la lejanía parece verla... Sorprendido de descubrirla a una hora que él creía no era la habitual, pero muy alegre de haberlo hecho, a rápidas zancadas se acerca hasta ella, para saludarla. “¡Vaya! ¡Cuánto me alegro de verla señora! ¿Ha cambiado usted sus hábitos?” “¿Yooo?” Contesta doña Pilar realmente extrañada... “Sííí, como su hora de caminar era a media mañana...”. “Ah, pero eso son solo los miércoles... ¿me tiene usted vigilada?”. “No por Dios, señora, perdóneme, es solo que yo pensé que tenía cogida esa hora... Como cada uno tenemos nuestra rutina...” Pero mientras don Andrés dice esto, doña Pilar ha continuado con su rápido caminar...

Sin embargo, aún separados por los pasos que ha dado doña Pilar en su caminata, ya prendido a la cabeza de cada uno se ha quedado el ultimo comentario del otro... Doña Pilar aún andando, no ha dejado de escuchar aquella ultima frase de Don Andrés: “Como cada uno tenemos nuestra rutina...”. Y don Andrés no ha dejado de escuchar la de doña Pilar: “Ah pero eso son solo los miércoles”.

La piel de la rutina es cuadriculada, por eso los viernes de 10 a 11 doña Pilar tiene “Educación Física”, como reza el horario. Nunca se ha encontrado con don Andrés a esas horas tan tempranas, sin embargo al día siguiente allí está el caballero con sus pantalones y sus zapatillas de deporte. Allí está esperándola sin que ella lo sepa desde bien, bien pronto. A partir de aquel viernes, don Andrés además de esperarla de la mañana a la noche, va a ir apuntando en un papelito a que hora llega y a que hora se va, hasta que consiga saber exactamente cuales son sus horarios.

Han sido muchos los miércoles, los jueves, los viernes que don Andrés ha hecho “Educación Física”, parque arriba, parque abajo, con doña Pilar hasta ganarse su confianza. Muchos, hasta que ha conseguido que ella le invite a subir a casa a escuchar música los viernes de 11.30 a 12.30.

Porque los viernes de 11.30 a 12.30 doña Pilar tiene “Música”.

Y silbando se va aquel primer día don Andrés a comer a su casa, después de haber estado en la de doña Pilar compartiendo música. Silbando continúa todo ese día, y el siguiente y el siguiente y así cree que seguirá hasta que el miércoles de la siguiente semana, de 11.30 a 12.30, pueda volverla a ver, porque lleva guardados en el bolsillos silbidos para eso y más. Porque sabe que ella necesita de esa rutina, sabe que solo la puede ver en “Educación física” y en “Música”. Y él está tan a gusto a su lado, la aprecia tanto que no quiere perturbar su vida, la quiere tanto que no quiere perturbar sus horarios, sus costumbres, sus rutinas...

Doña Pilar no puede creer que aquello le esté pasando. Ella que ha sido toda su vida tan organizada... Ella, que aún jubilada, sigue viviendo de acuerdo con la rutina que cuelga del horario que tiene pegado a su nevera, ella que tuvo que volver a colgarlo para no perderse... Ella... de pronto otra vez querría volver a saltarse todos los horarios.

Y se desvela por las noches inventando momentos para estar con don Andrés. Se desvela inventando actividades que no están en el horario. Inventando formas de estirar la media hora del recreo diario, pensando si debería incluirlo en las horas de tutoría...

Pero a la mañana siguiente, vuelve a pensar que quizás no. Que quizás debe continuar viéndolo solo en las horas de “Educación Física” para pasear con él. En la hora de “Música” para soñar a su lado... Pero nada más.

Y porque la rutina tiene la piel dura, por las noches, como una adolescente enamorada piensa mil formas de saltarse el horario. Pero porque la rutina tiene la piel dura, por las mañanas piensa que no, que así está bien... Piensa que si corre más deprisa que la rutina, terminará por olvidar quién es.



Rocío Díaz Gómez

viernes, 21 de mayo de 2010

"El hombre inquieto" Henning Mankell




“Algo pasa en esta novela que hace imposible escribir otro libro, aunque Wallander no morirá”

Estas palabras las dijo Henning Mankell, autor sueco conocido en España sobre todo por su serie de novelas policíacas protagonizadas por el comisario Wallander, a propósito del último libro de la serie “El hombre inquieto”.

Confieso que soy una seguidora de Wallander. Me gusta devorar sus libros, sobre todo en verano, no se muy bien por qué, siempre me han parecido muy apropiadas para ese tiempo. Desde el primero que me leí me parecen muy entretenidos y me los acabo en un suspiro.

Me gusta además el personaje de Wallander. No llega a la altura de Lisbeth Salander, la heroína de “Los hombres que no amaban a las mujeres”, que al menos a mí me pareció mucho más profunda e interesante. Pero tiene un poso melancólico y entrañable al mismo tiempo que reflexivo que le vuelve muy humano. Es un inspector de policía en una pequeña población del sur de Suecia y mientras va resolviendo crímenes aparentemente sin explicación, se pasa la vida pensando que debería adelgazar, que debería tener unos horarios más regulares, que le gustaría trasladarse al campo, y está siempre preocupado por su relación con su hija, su exmujer y sus compañeros de trabajo, con los que apenas intima, además de tener un padre huraño y pintor que siempre hace cuadros con un mismo motivo: un urogallo.

Últimamente además he podido ver las minipelículas que se han hecho de este personaje, y creo que están bastante ajustadas a la historia original, además el actor escogido para ser Wallander, el actor Kenneth Branagh me parece un acierto porque sabe representar muy bien esa contención que tiene el personaje en todo momento, tanto en sus palabras como en sus emociones.

En este último de Henning Mankell, por fin Wallander se ha trasladado a vivir a una casita en el campo. Linda, su hija, tiene ya pareja y va a ser madre y él se pasa todo el libro dándole vueltas a la idea de que ya es mayor y está cercana su jubilación. Pero desaparece el suegro de su hija, un oficial de alto rango de la Marina sueca. Y aunque no es él el encargado de su investigación puesto que lo lleva la policía de Estocolmo, no puede evitar implicarse. Todo apunta a la época de la guerra fría, cuando varios submarinos soviéticos fueron acusados de violar territorio sueco.

Como todos las anteriores libros que me he leído de Henning Mankell “Un hombre inquieto” es muy ágil de leer. Y aunque el tema en sí, el de la guerra fría, no es uno de mis preferidos, me parecía tan entretenido como los demás. La novela empieza en 1983 cuando Olof Palme lee un informe acerca de la invasión del país por parte de un submarino soviético dos años antes…

Claro, ahora ya sé por qué probablemente esta será la última novela de Wallander. Y no es porque muera, porque no es así, ni porque se jubile… es por otra razón que se va dejando a ráfagas a lo largo del libro y que termina por definirse al final de éste. Es difícil terminar con un personaje al que has hecho protagonista de varias historias. Pero supongo que es cierto que el tiempo igual que pasa para los estamos al otro lado del libro, pasa también para los que viven dentro de él… Debe ser así.

Pobre Kurt… Fue lo que pensé cuando terminé la novela.

jueves, 20 de mayo de 2010

Videos de la presentación del libro "Los útiles del alquimista" de Jesús Jiménez Reinaldo


Y como la cosa va de vídeos, ya aprovecho para dejaros con algunos que grabé en la presentación del libro "Los útiles del alquimista" de Jesús Jiménez Reinaldo en la biblioteca Manuel Alvar de Madrid. La presentación corrió a cargo de Javier Díaz Gil (coordinador de nuestra tertulia Rascamán, poeta y profesor de versos por vocación) y había también un guitarrista. Aquí os dejo el enlace de la entrada donde hablé de ello (http://rociodiazgomez.blogspot.com/2010/05/los-utiles-del-alquimista-de-jesus.html)

Si os gustan, mañana Jesús Jiménez Reinaldo repite presentación en otra biblioteca de Madrid, esta vez en Villaverde Alto, en la biblioteca Maria Moliner, estación de cercanías Puente Alcocer.

Aquí os dejo con sus poemas y su voz.






Un video de la visita de Ricardo Corona y Eliana Borges a nuestra tertulia Rascaman



Tenía pendiente dejaros con un video que grabé el día que visitaron nuestra tertulia el poeta brasileño Ricardo Corona y su mujer Eliana Borges.

De ellos, ya os hablé en otra entrada, aquí os dejo el vínculo.
(http://rociodiazgomez.blogspot.com/2010/05/ricardo-corona-y-eliana-borges-desde.htm).

Quería hacerlo, para que os hicierais una idea de lo bien que sonaban aquellos versos, y lo cercanos que nos sentimos los unos a los otros, a pesar del idioma y la lejanía.



lunes, 17 de mayo de 2010

"Las rosas de papel" Una conversación con Jaime Gil de Biedma



Resolución
Resolución de ser feliz
por encima de todo, contra todos
y contra mí, de nuevo-
-por encima de todo, ser feliz-
vuelvo a tomar esa resolución.


Pero más que el propósito de enmienda
dura el dolor del corazón.

Gil de Biedma



Durante una hora y veinte minutos los versos van cayendo sobre ti como gotas cálidas, íntimas, que entran por los oídos, por los ojos y te van humedeciendo, poco a poco, poco a poco, hasta dejarte empapado por dentro de poesía y de silencio, de secretos y sentimientos.




En el hall del Teatro Lara, la voz desgarrada de Pep Munne, entre el humo de un permanente cigarro entre sus dedos, se va descubriendo como la de Gil de Biedma. De fondo otra voz, la de una cantautora Silvia Comes que vibra en el aire al unísono con los acordes de su guitarra.

“Nostalgia de escuchar su risa loca
y sentir junto a mi boca
como un fuego su respiración. Angustia
de sentirme abandonado
y pensar que otro a su lado
pronto... pronto le hablará de amor...”

Así comienza este recital que no es recital, con la letra de este conocido tango flotando en el ambiente en la voz de Silvia Comes... Sí, así empieza esta dramatización, en la que nos vemos a solas con Jaime Gil de Biedma en su antiguo despacho. Entre las sombras se van destilando ráfagas de su vida, de sus amores masculinos y femeninos, de su forma de vivir, de su fragilidad, de su diario… Mientras al fondo en un libro se van escribiendo los primeros versos de cada poema que nos regala intercalándose con sus reflexiones.

Un poso de nostalgia va depositándose en cada uno de los que allí estamos sentados, es inevitable, la voz grave de Pep Munné, las palabras del Poeta Gil de Biedma, la luz tenue, la voz y la guitarra de Silvia Comes, la música, todo, te envuelve, te mece, y no te deja espacio para nada más que sentir.

Me gustó mucho. Sí.






No volveré a ser joven

Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde-
-como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.


Dejar huella quería
y marcharme entre aplausos
envejecer, morir, eran tan sólo
las dimensiones del teatro.


Pero ha pasado el tiempo
y la verdad desagradable asoma:
envejecer, morir,
es el único argumento de la obra.



Las rosas de papel (Una conversación con Jaime Gil de Biedma)

Fechas: desde 9 de abril de 2010 hasta 23 de mayo de 2010
Teatro: Lara
Madrid / Madrid
V y S a las 20 h. D a las 21 h.
Precios: 15 euros. 10 euros con atrápalo.
Anticipada: entradas.com, en el tel. 902 488 488; El Corte Ingles, en el tel. 902 902 400 222; Telentrada de Caixa Catalunya y en el tel. 902 10 12 12
Autor: Pep Munné sobre textos de Gil de Biedma
Intérpretes: Pep Munné y Silvia Comes
Duración: 1 h. 20 m. (sin descanso)
Las fotos de esta entrada son de mis amigos Javier y Piluca

¿Jugamos? contestaciones y Bartleby el Escribiente


Bueno, no era tan difícil ¿no? Era más bien fácil…

La mayoría de vosotros, tanto los que me habéis escrito aquí o allí, como los que me lo habéis dicho a viva voz, habéis relacionado muy bien las frases con los títulos en cuestión. Entre los que sabíais y los que ibais descartando… Claro que sí, no esperaba menos.


La correspondencia era:

- “Hoy mama murió” (« Aujourd`hui ma mère est morte ») - El extranjero de Camús

- “Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía habría de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo” - Cien años de soledad de Gabriel García Márquez

- "Preferiría no hacerlo" - Bartleby el escribiente de Melville.

-"Todas las familias dichosas se parecen, pero las infelices lo son cada una a su manera" - Anna Karenina de León Tolstoi.

-“Pido perdón a los niños por haber dedicado este libro a una persona mayor” - El Principito de Saint-Exupèry.

- "La heroica ciudad dormía la siesta..." - La Regenta de Leopoldo Alas Clarín.

-“Cuando Gregorio Samsa se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto.” - La metamorfosis de Kafka.

-"Era inevitable: el olor de las almendras amargas le recordaba siempre el destino de los amores contrariados" - El amor en los tiempos del cólera de Gabriel García Márquez.

-"En un lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme..." - El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes.

-"Al principio creó Dios el cielo y la tierra..." - La Biblia (primera frase del primer libro de la Biblia: El libro del Génesis).







La frase que no era un principio, era la de Bartleby el escribiente. Un libro que si no lo habéis leído os recomiendo. Melville es más conocido por Moby Dick, pero quién ha leído a Bartleby se queda atrapado por su historia.
Una narración corta, aparentemente sencilla pero que te hace pensar mucho. Cuenta la historia de Bartleby un escribiente que cuando entró a trabajar era el mejor empleado, silencioso y trabajador, pero que poco a poco, y casi sin inmutarse, comienza a negarse a hacer lo que le piden…

“...En esta actitud estaba cuando le dije lo que debía hacer, esto es, examinar un breve escrito conmigo. Imaginen mi sorpresa, mi consternación, cuando sin moverse de su ángulo, Bartleby, con una voz singularmente suave y firme, replicó:

-Preferiría no hacerlo.


Me quedé un rato en silencio perfecto, ordenando mis atónitas facultades. Primero, se me ocurrió que mis oídos me engañaban o que Bartleby no había entendido mis palabras. Repetí la orden con la mayor claridad posible; pero con claridad se repitió la respuesta:
-Preferiría no hacerlo.


-Preferiría no hacerlo -repetí como un eco, poniéndome de pie, excitadísimo y cruzando el cuarto a grandes pasos-. ¿Qué quiere decir con eso? Está loco. Necesito que me ayude a confrontar esta página: tómela -y se la alcancé.
-Preferiría no hacerlo -dijo.


Lo miré con atención. Su rostro estaba tranquilo; sus ojos grises, vagamente serenos. Ni un rasgo denotaba agitación. Si hubiera habido en su actitud la menor incomodidad, enojo, impaciencia o impertinencia, en otras palabras si hubiera habido en él cualquier manifestación normalmente humana, yo lo hubiera despedido en forma violenta. Pero, dadas las circunstancias, hubiera sido como poner en la calle a mi pálido busto en yeso de Cicerón.

Me quedé mirándolo un rato largo mientras él seguía escribiendo y luego volví a mi escritorio. Esto es rarísimo, pensé. ¿Qué hacer? Mis asuntos eran urgentes. Resolví olvidar aquello, reservándolo para algún momento libre en el futuro. Llamé del otro cuarto a Nippers y pronto examinamos el escrito…”

viernes, 14 de mayo de 2010

¿Jugamos? Cada frase con su libro...



Hoy, quizás porque es viernes, promesa de fin de semana, de descanso, improvisación, ocio, qué sé yo… si todas estas palabras suenan a mis oídos estupendamente.

Bueno, pues quizás por todo eso, o simplemente porque es lúdico, os quería proponer un “jueguecillo” para los amantes de la lectura y los libros.

Se trata de emparejar unos principios de libros, las primeras frases, con el título del libro en cuestión. "Cada oveja con su pareja" o mejor dicho "Cada frase con su libro".

Es un juego de múltiples jugadores, sin distinción de sexo ni edad.

Pero además, hay que encontrar el gazapo porque una de estas frases no es la primera del libro, sino que aparece después, pero se repite muchas veces... hasta convertirse en la musiquilla interior del libro ¿Cual es?

¿Vale? ¿Estáis preparados? Yo creo son muy identificables...

Pues allá van las dos listas en cuestión.



Primera frase de los libros:

-“Hoy mama murió” (« Aujourd`hui ma mère est morte »)

-“Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía habría de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo”

-"Preferiría no hacerlo".

-"Todas las familias dichosas se parecen, pero las infelices lo son cada una a su manera".

-“Pido perdón a los niños por haber dedicado este libro a una persona mayor”

- "La heroica ciudad dormía la siesta..."

-“Cuando Gregorio Samsa se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto.”

-"Era inevitable: el olor de las almendras amargas le recordaba siempre el destino de los amores contrariados".

-"En un lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme..."

-"Al principio creó Dios el cielo y la tierra..."





Títulos de los libros:

-La Biblia (primera frase del primer libro de la Biblia: El libro del Génesis)

-El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes

-El amor en los tiempos del cólera de Gabriel García Marquez

-El extranjero de Camús

-La metamorfosis de Kafka

-Cien años de soledad de Gabriel García Marquez

-Bartleby el escribiente de Melville

-El Principito de Saint-Exupèry

-La Regenta de Leopoldo Alas Clarín

-Anna Karenina de León Tolstoi



¿Qué tal? ¿Lograis emparejarlos? ¿Es fácil? ¿Y cual es la frase que no es un comienzo?

Espero vuestras respuestas...



Proximamente la solución
-

jueves, 13 de mayo de 2010

"Los útiles del alquimista" de Jesús Jiménez Reinaldo



De Jesús Jiménez Reinaldo ya os he hablado en otras ocasiones (http://rociodiazgomez.blogspot.com/2009/10/un-poema-de-jesus-jimenez-reinaldo.html).

Ahora que digo esta frase me acuerdo de alguien muy allegado que se sorprendía de que utilizara para llamarle el nombre y los dos apellidos. En ese momento caí en la cuenta de que lo hacía, como tantas veces que nos damos cuenta de lo que decimos cuando alguien nos lo repite en voz alta... Y es así. Para mí, Jesús es él, su nombre propio con sus dos apellidos detrás, todo de carrerilla. Y es él también, uno de mis poetas y compañeros tertulianos (cuando puede) más apreciados.

Pero yo lo que quería contaros es que el martes pasado, el 4 de mayo, en la biblioteca Manuel Alvar de Madrid, asistí a la presentación de su libro "Los útiles del alquimista". Un libro muy ambicioso de trescientas y pico páginas, muchísimos versos, de color verde (tiene su explicación lo del verde como nos contó su autor) y con ese título tan sugerente. Se compone de varios libros a su vez, tiene además un poema de abertura y otro de cierre y finalmente un epílogo a cargo del  hispanista americano Dr. Robert Simon de la Unviersidad Estatal Kennesaw de Georgia EEUU.


Así con estas palabras presenta el autor este libro en la contraportada: "...Presento ahora mi segundo libro, al que le he dado el nombre un poco rimbombante de Los útiles del alquimista. Perdida definitivamente la juventud, siento no haber sido capaz de prescindir totalmente de la primera crueldad, ni de la soledad más acogedora, ni de los sentimientos que se expresan en el silencio; no estaba en mi mano. A cambio, esa redención de la muerte que es el amor inunda el libro por los cuatro costados, poniendo su pizca de dulzor allí donde la nada tenía antes un regusto acibarado. Aquí entrego mis ropas, estos versos con los que he aprendido a compartir el frío." Jesús Jiménez Reinaldo.

El libro además de ser verde, es suave, "muy gordo" para ser un poemario y lo que además le hace aún más precioso es que tiene ilustraciones de Liliana Elsa Fichter: "Soy de Buenos Aires, aquí vivo y trabajo en mi casa-taller como dibujante, pintora y grabadora. También escribo cuentos y elaboro ilustraciones. Ilustrar es para mí una tarea atrapante, un viaje en busca de imágenes, para amalgamar a las palabras. Esta vez he tenido la inmensa alegría de que mi viaje sea a través de estos poemarios de Jesús Jiménez Reinaldo, gran poema y amigo en partes iguales. Al atravesar el vasto universo de su creación, me he sumergido en las profundidades de su Palabra-Agua, sobrevolé como ave migratoria los límites de su Palabra-Aire, me contagié del ardor de su Palabra-Fuego y recorrí como andariega intafigable los confines de su Palabra-Tierra..."


La presentación del 4 de mayo corrió a cargo de Javier Díaz Gil, coordinador de nuestra tertulia y también poeta, que se la trabajó muchísimo e hizo un recorrido exhaustivo por todo el poemario indicándonos dónde teníamos que pararnos a tomar conciencia y saborear éstos o aquellos versos. La verdad es que fue una ayuda muy enriquecedora a la hora de abordar el libro.

Acompañándoles estuvo un guitarrista, que siento mucho no poder deciros cómo se llamaba porque seguramente lo escribiría mal (y ya seguramente estaré comiéndome un montón de acentos que  si me leyera  Jesús Jiménez Reinaldo ya me llamaría al orden...), pero que puso el contrapunto mágico y músical al acto. Unas veces haciendo un solo, y otras como fondo a alguno de los poemas.

Fue una presentación distendida, agradable, amena. Jesús Jiménez Reinaldo como siempre se ganó a su público, con esa forma de hablarnos tan cercana, tranquila y reposada. 



Cuando terminó la lectura, hubo una avalancha de personas a hacer cola para que Jesús Jiménez Reinaldo les firmara el libro. Porque como ocurre pocas veces en recitales de poesía, para variar ese día el salón de actos de la biblioteca estaba lleno. Tantas personas hubo que nos cerraron la biblioteca, y Jesús Jimenez Reinaldo tuvo que seguir firmando ejemplares en el patio de fuera hasta que también nos lo cerraron, y siguió haciéndolo en la acera... Imaginaros.

Pero claro no puedo contaros que se ha presentado un libro sin dejaros aquí algunos de sus poemas, para que podais disfrutarlos también vosotros. Es muy dificil elegir dos de entre tantos, y probablemente los que elija hoy no serían los mismos que eligiera otro día, pero bueno hoy son éstos. Seguro que os gustan.



Inventa(ria)ndo

Podría haber sido el ejecutivo rubio
de traje gris y corbata azul celeste,
bolsa de Armani y calzoncillos Calvin Klein
para los ligues nocturnos capitalinos
-Serrano, mi territorio de caza-;

podría haber vivido como el periodista
nacido para el lujo y el éxito en las ondas,
amigo de políticos con traje azul marino
y corbata burdeos, estratega del poeder
-el aire, mi campo de consignas-;
podría haber sido el chulo del anuncio
de contactos, superdotado, musculoso,
un regalo del cielo, deportista y aniñado,
siempre dispuesto a los bolsillos generosos
-mi salvoconducto, lo duro y lo turgente-;

podría estar en las portadas de revistas,
pertenecer al famoseo, ganar en "Gran Hermano",
vestir como Rappel, desnudarme como Sonia Moldes,
sentarme en la tertulia de Maria Teresa Campos
-la lengua, mi instrumento de sierra favorito-;

Pero soy yo mismo, un estúpido
trabajador honesto y coherente,
por las mañanas madrugador
y zote y agotado por las noches,
con un piso pequeño,
acogotado por una hipoteca inmensa,
fallido en el deseo excepto por la Viagra,
un poco calvo, un poco víctima del jefe,
un pobre hombre
con cara de telediario.

página 201-202 del libro "Solitario cardumen del deseo" dentro de Los útiles del Alquimista


Tu risa

Blancos tus dientes son carceleros
de tu alegría. Cuando se duermen,
escapan sus presos y me alimentan
de la ambrosía, licor feliz
de dioses, dulces cerezas renacentistas.
Blanco tu cuerpo, risa en mis manos,
un rumor de jilgueros, herida
de agua, sin barrotes,
sin continentes. Pero calla,
amor mío, que no despierten
los dragones que guardan
los sinsabores. Bésame
y calla.

pág 132 del libro "Es de altanería" de Los útiles del Alquimista

miércoles, 12 de mayo de 2010

Los sueños de los niños





En la caja de lápices 
guardan sus sueños los niños.


Greguerías
Ramón Gómez de la Serna

martes, 11 de mayo de 2010

Ricardo Corona y Eliana Borges desde Brasil con su rítmica poesía



 NO LUGAR QUE NAO SE RESPIRA

um livro feito de agua
e perfeito
porque nao se pode
guardar

     suas páginas liquidas

                                            translúcidas
vem dos anfibios-hierógligos que dizem nao
a luz
                              nao hesitam ao eterno eclipse
                              de um ceu aquoso
de la vem as imagens do livro
que nao e um livro de arte

un livro feito de agua nao se quer eterno
(sequer existe)
mas um ser vivo (un peixe é um livro)
na diversidade que ademsa a unidade
nolugar que nao se respira
                                        ar

pág 87 Amphibia
Ricardo Corona


El miércoles 28 de abril fue una tarde de tertulia especial en el Café Ruiz donde nos reunimos. Teníamos como invitado a Ricardo Corona, un poeta brasileño que acababa de publicar el poemario "Amphibia" y que venía desde Oporto donde lo había estado presentando. Antes de volver a su país, él y su familia vinieron a conocer algunos lugares de España y Javier le invitó a que nos visitara para presentarnos sus poemas.

Ricardo y Eliana, su mujer, son encantadores. Vinieron al café Ruiz cargados de libros, revistas y cds y se integraron como si hubieran estado viniendo todos los miércoles con nosotros. Ellos no saben hablar español pero nos entendíamos bastante bien. Algunas veces con la traducción simultanea de Aureliano Cañadas, poeta de nuestra tertulia, que sabe portugués, y otras veces guíados por la intuición y la mímica, barajando palabras hasta que lográbamos dar con la palabra que pretendían o pretendíamos decir. 

                               El grupo de nuestra tertulia Rascamán en el Ruiz esa tarde

Eramos muchos, un círculo grande de poetas y narradores de todas las edades y colores disfrutando de la poesía y del ritmo. Porque Ricardo Corona y Eliana Borges relacionan el lenguaje poético con las artes plásticas y con el sonido, sobre todo con el sonido. Eliana en un momento dado sacó un instrumento y le hizo el acompañamiento a Ricardo en un poema que estaba leyendo y fue increíble la atmósfera que se creó. 

                                Eliana Borges, Ricardo Corona y Javier Díaz Gil, coordinador de nuestra tertulia.


Otras veces fue Ricardo quién hacía brotar el sonido, con sus palabras. Le dotaba de ritmo al poema tal y como lo leía, jugando con las palabras y sus sonidos alternando la forma de leerlo más lenta o más rápida.

Ricardo Corona busca transcender en sus poemas la rigidez de la forma. Trata de rebajar la palabra hasta alcanzar solo su sonido, solo el ritmo desnudo flotando en el aire.



Os he copiado más arriba el poema que más me gustó de la tarde: "Un libro hecho de agua es perfecto, porque no se puede guardar..." Es precioso ¿no?

Las tardes de los miércoles en la tertulia siempre son enriquecedoras. Pero en la del 28 de abril brilló la poesía de Brasil. Su lenguaje. Su sonido. Y fue una suerte.

Desde aquí quería darles las gracias tanto a Eliana Borges como a Ricardo Corona porque nos regalaron una tertulia que, como su libro de agua aunque no se puede guardar, nada más que en la memoria, fue casi perfecta.




lunes, 10 de mayo de 2010

Chema Madoz. Moriarty.




Todavía estáis a tiempo. Aunque os aviso que a mí me pareció escasa.

Pero es él. En Madrid. Otra vez.



A Chema Madoz (1958) me lo presentó uno de mis hermanos. Me llevó a conocerle a una exposición que tenía en Telefónica en la Gran Vía hace unos años y fue todo un descubrimiento.

Desde entonces si me entero de alguna exposición cercana de él no me la quiero perder. Ahora hay una galería, Moriarty, que tiene una pequeña exposición suya.



En el centro, en pleno Chueca, dentro de las fotos de Chema Madoz los objetos vuelven a salir de su marco cotidiano, vuelven a unirse a otros con los que nada nunca tuvieron que ver, para formar algo diferente, irónico, nuevo. Algo que tu mente no había imaginado nunca. Es otra forma de crear. Un salto en la realidad hacia algo distinto y original.

Esta vez Madoz se inclinaba hacia la música.

Me gusta mucho Chema Madoz. Quizás por eso esta exposición con tan pocas fotos me supo a poco. Yo quería más, más salas, más fotografías.

Pero en fin, más vale eso que nada. Y ver a Chema Madoz siempre es enriquecedor.


La galería Moriarty de Madrid acoge la nueva exposición de Chema Madoz (Premio Nacional de Fotografía, 2000), abierta al público hasta el próximo 15 de mayo. Junto a él, el artista novel Leonardo Gutiérrez expone tres de sus obras fotográficas


Galería Moriarty
Calle libertad nº22
28004 Madrid


viernes, 7 de mayo de 2010

"20 trajes para Europa. Diseñadores dialogan con la escritura" Instituto Cervantes





¿Es posible vestir la literatura? fue lo primero me pregunté la tarde que vi esta exposición.

"Perdona Mario, cariño, que no sé lo que me digo, que me pongo como loca cada vez que pienso en el traje que tenía pensado, con el talle un poco alto, de corte princesa, que hubiese dado el golpe, seguro, fíjate que los hombres no tenéis ni idea de lo que eso significa para una mujer. Pero es igual tú tieso en tus trece, que a buena hora si me lo dices al hacernos novios, da gracias que después de la pedida yo no podía dar la campanada, que si no..."

Cinco horas con Mario. Miguel Delibes

Lo primero que encontrabas según te ibas acercando al Instituto Cervantes eran esos vestidos de cartón piedra con el hueco donde tú ponías la cabeza, donde unos y otros se asomaban para que alguien les fotografíara… Estaban fuera en plena calle de Alcalá, haciendo las gracias a todas aquellas turistas y no turistas que pasaban por allí y querían inmortalizarse con otra indumentaria.

Ahora ya no están las figuras de la calle. Pero dentro del edificio, sigues encontrando la misma original exposición de vestidos confeccionados por algunos de los más grandes diseñadores de España, Bélgica y Hungría con el fín de "vestir" algunos textos de escritores de las mismas nacionalidades.

"20 trajes para Europa. Diseñadores dialogan con la escritura". Una exposición donde se pretende un diálogo entre distintas artes. "La moda está presente en la literatura mucho más de lo que pensábamos", dice Concha Hernández la comisaria de la exposición.

No se puede decir que las exposiciones del Cervantes no sean originales. Recuerdo ahora la que hubo hace unos meses de Neruda y sus conchas. A mí me gustan por eso. Es un reto intentar adecuar un traje a un texto. Puede parecer forzado, claro que sí, pero desde luego es un reto.

Modesto Lomba, presidente de la Asociación de Creadores de Moda de España, evoca las "mariposas amarillas" y los alacranes que aparecen en un pasaje de "Cien años de soledad", del colombiano Gabriel García Márquez, con un vestido en amarillo fuerte con el sello de la marca Devota & Lomba:
La obra de Modesto Lomba estuvo presente también Bélgica y el diseñador subrayó a Europa Press que "hablar de 'Cien años de soledad' es hablar de la simplicidad y complejidad, elementos que están presentes también en Devota y Lomba". Asimismo, trazó un paralelo entre moda y literatura, detallando que "muchas veces los escritores utilizan la descripción de la indumentaria para explicar el personaje".
 

Mientras que Ágatha Ruiz de la Prada interpretó a 'Iona llega con la lluvia', de Álvaro Mutis, con un colorido vestido a rayas. Davidelfín se encargó de dar forma a las palabras de Antonio Gamoneda en 'Exentos II' y Jesús del Pozo buceó en el universo de 'Los años con Laura Díaz', de Carlos Fuentes, con un modelo plisado. 

Lucchino ('Soles', de Juan Gelman), Carmen March ('Cinco horas con Mario', de Miguel Delibes), Hannibal Laguna ('Latitud', de José Ángel Valente), Miguel Palacio ('La reina de las nieves', de Carmen Martín Gaite), Purificación García ('Jardín', de Dulce María Loynaz), Amaya Azuarga ('Delirio y destino', de María Zambrano), Roberto Torreta ('Carlota Fainberg', de Antonio Muñoz Molina) y Lydia Delgado ('Barrio de Maravillas', de Rosa Chacel) completan el grupo español.

"No quiero más que estar sobre tu cuerpo
como lagarto al sol los días de tristeza ..."

Latitud. Ángel Valente

De Bélgica, figuran los diseñadores Michaël Guerra ('La noche', de Émile Verhaeren), Katrien van Hecke ('La pena de Bélgica', de Hugo Claus), José Enrique Oña Selfa ('Ni de Eva ni de Adán', de Amélie Nothomb) y Anna Heylen ('Treinta', de Stefan Hertmans), mientras que entre los húngaros están Tamás Náray ('La puerta', de Magda Szabó), Miklós Pazicski ('Los días contados', de Miklós Bánffy), Kati Zóob ('Confesiones de un burgués', de Sándor Márai) y Natalia Gyulai ('A pesar de la interdicción supe que eras tú', de Zsuzsa Takács).



"Yo hace tiempo que no veo a mi ángel
de la guarda, ¿Y tú al tuyo?..."

La pena de Bélgica. Hugo Claus

La exposición es un proyecto de la Presidencia Española de la Unión Europea organizado conjuntamente por el Instituto Cervantes, el Ministerio de Cultura, el Instituto Español de Comercio Exterior y la Asociación Creadores de Moda de España.




Del 15/04/2010 al 23/05/2010

Lunes a sábados de 11 a 14 y de 17 a 21 h. Domingos y festivos de 11 a 14 h.

Instituto Cervantes - Sala de Exposiciones

c/ Alcalá, 49
28014 Madrid

jueves, 6 de mayo de 2010

"El eco de los días vacíos" Relato corto de Rocío Díaz




El eco de los días vacíos

Me siento solo. Muy solo.

Muchas mañanas, después de comprar el periódico me paseo hasta la estación de metro más cercana y me siento a esperar como quien aguarda el siguiente tren. Solo que yo veo pasar uno y otro y otro más, y después aún otro, y tras ese algún otro, y el que va detrás, y quizás hasta alguno más. Pierdo la cuenta. Porque no subo a ninguno de ellos.

Aún así, procuro actuar como el resto: de vez en cuando miro el reloj, cómo quién va con hora a cualquier sitio; en ciertos momentos me levanto y paseo por el andén, aparentando una impaciencia que no siento; y en otros, hasta me aprieto a los que están en ambos lados de las puertas del vagón, como quién confía en entrar cuando al fin se abran. Yo siempre soy uno de esos que, cómo ya no caben, qué mala suerte, tienen que esperar el siguiente. Entonces ensayo la mueca de hastío, de enfado, de resignación o de indiferencia. Según toque ese día.

En el metro se está calentito. Calentito y muy acompañado: niños y mochilas, mayores y carteras, jóvenes y carpetas. Escolares, estudiantes, amas de casa, ejecutivos, funcionarios, empleados, dependientes, opositores. Todos pasan por allí, todos van deprisa, muy deprisa, en todas direcciones. Dando calor. Andenes matinales. Pisadas apresuradas aún con sueño. Compañía.

Millones de pies que marcan el compás del movimiento. Movimiento del sonido de las puertas al cerrarse, del billete por la maquinilla, del traqueteo del vagón, del pitido al marchar el tren de cada estación. El movimiento es compañía. Y las voces. Voz anónima que avisa de avería, voz de venta del abono transportes que interesa, voz ciega que canta el número del cupón que lleva. Las voces son compañía. Notas que escapan del instrumento que suena en los pasillos, el murmullo del que pide limosna en el rincón, las personas que charlan. La música es compañía. Las pisadas y el bullicio. El movimiento, el alboroto. Los saludos, las sonrisas, la prisa, tanta, tanta prisa... La gente, el ruido, las voces, las risas, la gente... Compañía, bendita compañía.

Tanta que a mi soledad le brillan los ojos, se le agita nerviosa su triste alma, y no puede parar quieta de emoción. Y soy tan feliz con sólo verla, que no me importa estar allí horas y horas, llenando mi tiempo de otra prisa y su alegría, dejando pasar vagones y vagones.

Hasta que el ruido va poco a poco apagándose y son menos las pisadas y menos los billetes por la maquinilla y menos los trenes, menos la música en los andenes. Y pasada la hora que ha vuelto el estudiante y el ejecutivo, el funcionario y el dependiente, pasada la hora en que ha cerrado el puesto la ONCE, ha recogido los bártulos y las monedas el músico de enfrente, el silencio crece, se derrama, se extiende, me ahoga… Y vuelvo a sentirme solo, muy solo.

Doblo cuidadosamente mi periódico, tomo a mi soledad de la mano, y me vuelvo a casa.

¡Hasta mañana! Grita mi voz que se desliza errante entre túneles, pasillos y vagones.

¡Hasta mañana! ¡Hasta mañana! contesta el eco.

©Rocío Díaz Gómez
 
 
 
 
Relato seleccionado para publicación en el VII Concurso de Relatos para Leer en Tres Minutos 'Luis del Val' de Sallent de Gállego. 2010.

martes, 4 de mayo de 2010

Ángel González y el viento... Primera evocación




Porque hoy hace viento, mucho viento en Madrid. Porque sopla y suena  y se siente en las ventanas y dentro de ellas. Porque aún esta cercano el día de la madre. Porque uno de mis poetas es Ángel González. Por todo eso, quizás, mi memoria, sin remedio, me ha devuelto hoy de pronto este poema que os dejo... precioso.



PRIMERA EVOCACIÓN (1956)


Recuerdo
bien
a mi madre.
Tenía miedo del viento.
Era pequeña
de estatura,
la asustaban los truenos,
y las guerras
siempre estaba temiéndolas
de lejos,
desde antes,
de la última ruptura
del tratado suscrito
por todos los ministros de asuntos exteriores.

Recuerdo
que yo no comprendía.
El viento se llevaba
silbando
las hojas de los árboles,
y era como un alegre barrendero
que dejaba las niñas,
despeinadas y enteras,
con las piernas desnudas e inocentes.

Por otra parte, el trueno,
tronaba demasiado, era imposible
soportar sin horror esa estridencia,
aunque jamás ocurría nada luego;
la lluvia se encargaba de borrar
el dibujo violento del relámpago
y el arco iris ponía
un bucólico fin a tanto estrépito.

Llegó también la guerra un mal verano.
Llegó después la paz, tras un invierno todavía peor. Esa vez, sin embargo,
no devolvió lo arrebatado el viento,
ni la lluvia
pudo borrar las huellas de la sangre.
Perdido para siempre lo perdido,
atrás quedó definitivamente
muerto lo que fue muerto.

Por eso ( y por más cosas)
recuerdo muchas veces a mi madre:

cuando el viento
se adueña de las calles de la noche,
y golpea las puertas, y huye, y deja un rastro de cristales y de ramas
rotas, que al alba
la ciudad muestra desolada y lívida;

cuando el rayo
hiende el aire, y crepita,
y cae en tierra,
trazando surcos de carbón y fuego,
erizando los lomos de los gatos
y trastocando el norte de las brújulas;

y, sobre todo, cuando
la guerra ha comenzado,
lejos -nos dicen- y pequeña
-no hay por qué preocuparse-, cubriendo
de cadáveres mínimos distantes territorios,
de crímenes lejanos, de huérfanos pequeños...


(De Palabra sobre palabra, Barcelona, Seix Barral, 1998, p. 233)