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lunes, 1 de febrero de 2010

De libros, bragas y tertulias del Café Gijón. ¡Cómo es la vida!


Quería contaros el final (final por ahora porque ésto nunca se sabe...) de la historia de aquella foto tan polémica que llevaba por título "Regalamos un libro por la compra de tres bragas".


Si volveis sobre el enlace anterior os acordareis de que por esos azares de la vida (me lo contó una amiga) supimos el nombre del autor de los libros que regalaban. Todo un premio Nacional de Poesía.

Pues bien, como no hay dos casualidades sin tres, el otro día mi amiga otra vez me escribió, para contarme que en mi mismo blog, resulta que estaba la foto del autor en cuestión. ¡Qué gracia! Porque, efectivamente, cuando yo os conté que habíamos estado haciendo la tertulia en el Café Gijón, junto a la nuestra, colgué una foto de una tertulia que se hacía en ese Café, allá por el 1947... Y entre esos insignes tertulianos estaba nuestro Poeta. Es como si se cerrara el círculo ¿verdad?
Os voy a copiar el correo donde mi amiga me lo decía, de lo cual me alegro un montón y le doy las gracias por acordarse de mí en estas ocasiones, y después os voy a copiar los comentarios que ésto ha suscitado entre mis compañeros de tertulia, personas que se dedican a escribir. Sus diversas reacciones frente a el hecho de que, con el tiempo, los libros de un Premio de Poesía Nacional acaben regalándose al comprar tres bragas...



"Rocío, ¡¡más casualidades!!

Has tenido delante al poeta Prado Nogueira, le has visto, le has elegido y te diré más, has decidido que quedaba estupendo colgado en tu blog.
Está en la foto de la tertulia del café Gijón 1947 del grupo de la "juventud creadora" al que pertenecía. Desde allí, con esa galanura de actor de cine propia de la época, nos está mirando a las dos, sentado junto a José García Nieto en la primera fila, el quinto empezando por la derecha. Ya ves, querida Rocío, sin saberlo has juntado obra y autor en dos fotos de tu blog. ¿Qué más hilos fascinantes descubriremos?..."

Y ahora os voy a pegar los distintos comentarios que ha suscitado toda esta hilera de casualidades. Unos quieren verlo como algo negativo, otros más positivo... En cualquier caso ha sido muy curioso todo ¿verdad? Desde una foto chocante hasta el año 1947... Esto podría ser un todo un relato ¿verdad?

“Rocío, me habían pasado hace unos días la foto del regalo de la gitana y la tenía pendiente de colgar en mi blog, ya no la cuelgo, me había quedado impresionada. claro más impresionada me he quedado cuando has dicho que los autores que están primeros son el padre de un amigo tuyo y su amigo. Un día que estaba un poco depre, me fui a dar una vuelta por Atocha y enfrente del Brillante, un manta entre tuercas y otros artilugios vendía libros. Me dio por pensar que con la ilusión que se pone en un cada cosa que se escribe y lo contento que te pones cuando te publican un relato, que pena tener ese fin. Me dio por imaginar todos nuestros libros allí chorretosos como estaban aquellos y con nuestros nombres escritos, total que rematé el día. A mi estás cosas me producen mucha tristeza. “(C.F.)

“…después de ver la foto del blog de Rocío pero supongo que la vida tiene estas cosas (por cierto, que aun intento decidir si la foto es tan terrible o no, si es mejor eso que el olvido total, o no?...es muy triste, desde luego, pero, es mejor que nada?...y si de ese modo consigue llegar a la gente?... dentro de lo cómico, no es lo ideal ,claro, pero...en fin, no me hagáis mucho caso, que sigo dilucidando...) “ (C.H.)

“…La foto es surrealista total, pero como no se puede vivir de la poesía....ja,ja,ja
El caso es que me gustaría saber más, ¿como han llegado esos libros ahí?
¿Es un mercadillo de la calle? ¿Tantos ejemplares?
¡lo que es es la vida¡ como tú dices. Todo un premio nacional como se ve….” (F.M.)

“Rocío, desde la primera vez que vi la foto ya me pareció de las que provoca sentimientos contradictorios. Para los que nos gusta escribir, aunque lo hagamos a nivel amateur, esa imagen de los libros entre bragas, mejor dicho, de los libros que se regalan por comprar bragas, puede resultar tan alentadora como desalentadora. Que se tome por un lado o el otro depende de cada uno, o sobre todo, de cómo se haya levantado ese "cada uno" por la mañana. He decidido que a mí me produzca efectos alentadores. Porque se me ocurren varios destinos bastante más aberrantes para un libro que un mercadillo: A. Contenedor para reciclaje de papel. B. Refuerzo para apuntalar un armario o mesa que cojea. C. Objeto arrojadizo durante una discusión marital. D. Préstamo a alguien que ni se molesta en leerlo ni en devolvérselo a su dueño. La opción C hay que evitarla siempre, a toda costa.” (D.L.)

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